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El reloj se detuvo en 2016 en la finca de Quitapesares, a los pies de una sierra que empieza a blanquear por las cumbres. ... El complejo de Quinta Real (anteriormente conocido como Segovia 21) está paralizado. No todo, es cierto. Se salva el campo de golf de la Faisanera. La maleza, los restos de obras interrumpidas y el abandono se han adueñado del que se anunció como «el nuevo motor que dinamizará y revitalizará nuestra tierra». Aquello fue en 2013.
Ahora apenas se ve movimiento, el proyecto tan solo se agita en los despachos y en los juzgados, como ha ocurrido con el reciente archivo decretado por el de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Segovia de la querella presentada por la empresa Verae, administradora del complejo, por los presuntos delitos de denuncia falsa, administración desleal y posibles delitos de blanqueo de capitales de los que acusaba a algunas de las cabezas visibles del macroproyecto y de sus primeros gestores de Fomento Territorial.
A ese deseado (pero paralizado) motor le falta algo indispensable para avanzar. Necesita agua. Agua para abastecer cada pata del complejo. Sin ella, los activos de la sociedad Quinta Real, participada en un 96% por la Diputación y el resto por la Cámara de Comercio, languidecen sin albergar atisbos de recobrar vida. Tan solo las labores de mantenimiento y de desbroce intentan asear y disimular el erial en el que se ha convertido esta superficie, enclavada en el término de Palazuelos de Eresma. Sin agua, o mejor dicho, sin la concesión autorizada, Quinta Real continuará bloqueada y, lo que es peor, sin poder dar salida a sus activos.
La llave la tienen la Confederación Hidrográfica del Duero y el Ministerio de Transición Ecológica, señala el diputado provincial de Hacienda y Deportes, Óscar Moral. El futuro del complejo residencial y de ocio depende de que los Ayuntamientos de Segovia y de Palazuelos de Eresma constituyan una comunidad de usuarios del agua procedente de la depuradora del Rancho el Feo.
Así lo confirman todas las partes consultadas: empezando por el propio Óscar Moral, pasando por la administración de Verae y terminando por el concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras del Consistorio de la capital, Miguel Merino. Éste último desentraña la raíz del problema que mantiene en un paréntesis el desarrollo de la urbanización.
La CHD inició los procesos de extinción de usos de dos aprovechamientos hídricos históricos que afectan directamente a Palazuelos. Por un lado, el del Cambrones, «el cual no ha lugar por el nuevo Plan Hidrológico», por lo que se tramita una nueva concesión adecuada a estos tiempos. Por otra parte se encuentra la cacera de Navalcaz. Y aquí está el quid de la cuestión. La modificación de esta concesión requiere que ambos municipios constituyan una comunidad de usuarios. Este procedimiento «está en tramitación», añade Merino, quien se refiere así a la «normalización» de una situación que «está en precario».
La Diputación de Segovia, que es la única promotora del Palacio de Congresos y Exposiciones de La Faisanera, cuya financiación contó con el polémico anticipo millonario de la Junta, «no tiene previsto incluir en los presupuestos» del año que viene una partida para completar esta infraestructura, ha puesto de manifiesto el presidente del gobierno provincial, Miguel Ángel de Vicente. En el ejercicio en curso, la institución aprobó 1,1 millones de euros. Sin embargo, cualquier paso choca con la barrera de la concesión de agua. Sin tener autorizado el suministro, el margen de movimiento se estrecha sobremanera, reconocen los responsables consultados de la Diputación segoviana. El responsable de Hacienda y Deportes, Óscar Moral, no duda que en el futuro el Palacio de Congresos será «la joya de la corona» del complejo, junto al campo de golf. «Será un motor para el impulso del sector en la provincia y con un enorme potencial», afirma Moral.
El Ayuntamiento de Palazuelos de Eresma ha hecho ya buena parte de los deberes requeridos por la CHD al adecuar las normas urbanísticas a la nueva concesión que ha de permitir el suministro a las fincas de Quinta Real. Merino insiste en que el ente que han de conformar ambas localidades acarrea un «cambio de propiedad de la toma», por lo que «si Palazuelos toma agua de la potabilizadora, tienen que aplicársele todos los hechos disponibles». A este respecto, el concejal concluye que la Confederación «ni desbloquea ni autoriza una concesión si no existe un derecho concesional otorgado». Y a esto es a lo que aspira la comunidad de usuarios en la que trabajan ambas partes.
La paralización que asola a los terrenos de Quitapesares ha sido progresiva. El fallido hotel que quiso poner en funcionamiento la cadena NH está abandonado a su suerte desde hace siete años. La estructura de la construcción se alza a medio hacer, hueca de contenido y de intenciones de recuperar las obras. Solo es un esqueleto inacabado de hormigón y ladrillo. Un edificio fantasma engullido por la ruina paulatina, que fue puesto a la venta por Bankia en 2014.
Actualmente, la sociedad de la urbanización Quinta Real «no tiene nada que ver con él», aclara el abogado de Verae, Javier de la Orden. El letrado añade que es «propiedad de una sociedad, de una persona jurídica» en la que no figuran los originales promotores. «Se vendió en su día el suelo», matiza. Lo único que se ha hecho ha sido «tabicar ventanas y puertas con el objetivo de evitar el intrusismo», especifica Moral.
La falta de una concesión de agua de derecho –y no solo de hecho– también ha paralizado el asentamiento de vecinos en la urbanización. El complejo consta de cuarenta inmuebles, pero solo trece tienen propietario. El resto de viviendas están en la parrilla de salida preparadas para su puesta a la venta. El cartel, aunque sea simbólico, lo tienen colgado; pero los compradores potenciales llaman, se interesan por ellas y acaban por rehusar. No las ven habitables sin un suministro garantizado y legal de agua. Por su parte, lo único que puede hacer la administración es tratar de mantener lo más adecentado posible el entorno, admite el diputado provincial de Hacienda y Deportes.
La que aspiraba (y aspira) a ser la «joya de la corona» de Quinta Real, el Palacio de Congresos y Exposiciones de La Faisanera, también está atascado. Su abandono no es tan palpable y sangrante como el del hotel, pero los trabajos de rehabilitación del antiguo refugio de caza se quedaron parados en 2016. Va camino de cuatro años en los que casi no se ha avanzado, mientras se acumulan la vegetación, los escombros y algún que otro material de obra dentro del cercado. El movimiento que sí tiene últimamente esta edificación, a la que le faltaría una inversión de unos dos millones de euros para el equipamiento y el mobiliario, es el de la creación del aparcamiento, cuya finalización puede producirse antes de que acabe el año, apuntan fuentes de la institución provincial.
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