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La militancia fiel a las siglas y la historia del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Segovia afronta su particular calvario sin saber aún la ... penitencia que le vendrá impuesta desde instancias autonómicas y federales. Lejos de encaminarse a la tierra prometida de una formación unida y con fuerzas renovadas después de la celebración reciente del congreso provincial, los 'parroquianos' de las veinticuatro agrupaciones locales se encaminan hacia las próximas citas electorales sin tener claro quién les guiará.
La más cercana en el calendario, si el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, no decide lo contrario y adelanta su celebración, será en febrero del año que viene. La siguiente, en el horizonte algo más lejano de 2027, llamará a la ciudadanía a elegir a sus representantes municipales en los ayuntamientos de la provincia.
Los socialistas no gozan de demasiado tiempo. Y esa impaciencia empieza a brotar entre unos militantes conmocionados por cómo el PSOE de Segovia se ha fracturado y dividido en dos facciones, aunque hay añicos más pequeños que han saltado por los aires por la dimensión de la crisis en la que se ve sumido.
Los feligreses de la rosa y el puño buscan acertar, diferenciar e identificar al 'Judas' que ha traicionado los valores y principios del partido (si es que así ha sido). Han de despejar la incógnita cuanto antes para que el árido tránsito hasta las elecciones no esté también plagado de espinas que acrecienten los rasguños padecidos en las últimas citas con las urnas. En las autonómicas, perdieron un procurador que ganó el Partido Popular para volver a ser hegemónico en la provincia. Y en las municipales de 2023, la hemorragia les hizo perder un bastión como el Ayuntamiento de la capital.
La cruz de las «irregularidades» que ha destapado el hasta hace unos días secretario de Organización del PSOE de Segovia, José Antonio Mateo, pesa mucho y debilita su implantación en el territorio. Las propias agrupaciones locales discrepan y exhibieron sus diferencias en las votaciones del crispado congreso provincial celebrado hace tan solo ocho días.
La tensión que palpó el primera persona el nuevo secretario regional de los socialistas de Castilla y León, Carlos Martínez, se desató incluso antes de las votaciones. Por si el soriano no hubiera tenido bastante con el conflicto abierto tras el micro abierto en el que dos de los cuatro parlamentarios regionales del PSOE pillados 'rajando' de la nueva dirección regional y del ministro Óscar Puente fueran precisamente los dos representantes segovianos –José Luis Vázquez y Alicia Palomo–. Apenas tres semanas después, presenció 'in situ' la división en el PSOEprovincial.
La sesión ya comenzó demorada por problemas con los avales de delegados y disputas sobre la composición de la mesa, aunque fueron las decisiones de Mateo de dejar el grupo socialista de la Diputación, junto con su compañero de filas, David Gutiérrez, y de darse de baja del partido las que ya desestabilizaron los prolegómenos el cónclave.
No iba a quedar ahí. Protestas, reproches, sospechas que ya no se disimulaban y hasta algún insulto. El proceso de validación de los avales presentados por las agrupaciones de La Granja y Valsaín y de Cuéllar generó fricciones entre los organizadores y los partidarios de Borja Lavandera, quien ha encabezado la alternativa a José Luis Aceves en el reciente proceso de primarias que finalizó con la ratificación del secretario general de los tres últimos mandatos.
Los fieles al cambio de patrón propugnado por el alcalde de Trescasas cuestionaron la transparencia en la selección de delegados, y la composición de la mesa congresual fue impugnada por este sector, sin éxito. En concreto, fue el rol de la secretaria de Organización de la agrupación de La Granja y Valsaín, Ofelia Miralles, el que propició la queja formal, ya que hubo una primera acta en la que no figuraba como delegada y debía de haber sido designada como tal para estar en la mesa del congreso.
Entonces apareció una segunda acta en la que ya sí cumplía con la condición. Esta circunstancia es la que sembró unas dudas en parte de la militancia asistente sobre la legitimidad del proceso, que se agravaron con cómo se despachó la impugnación de la facción partidaria de Borja Lavandera.
Afiliados del PSOE de Segovia empiezan a sacar el algodón del mayordomo de la tele para frotar sobre la superficie de los trámites llevados a cabo. Y al rascar detectan que la subdelegada del Gobierno, Marian Rueda, perteneciente a la agrupación local de los socialistas de la capital, forma parte del comité organizador que estudia la impugnación. Sin embargo, hay miembros de la formación provincial que arguyen que, desde el momento en que Rueda es representante de la candidatura de Aceves por parte de dicha organización local, queda inhabilitada para formar parte y estar presente en el ente organizador que resuelve al final que la objeción trasladada por el sector partidario a Lavandera no prospera.
Estas situaciones y otras, como el papel de la agrupación de Entre Sierras en el congreso y la presencia de Candela Castejón, vocal del comité organizador, en la mesa electoral de este grupo, algo que prohíben las bases de la convocatoria del cónclave provincial, están siendo recopiladas para que sean investigadas por la Comisión de Ética y Garantías del PSOE, tanto a nivel autonómico como federal. Los afiliados se encomiendan a los dictámenes que salgan de esas comprobaciones que deberá de hacer el órgano interno de los socialistas que vela por sus derechos y por que se cumplan los estatutos y reglamentos de las siglas políticas.
Son, como las llamó José Antonio Mateo en una entrevista en El Norte de Castilla, «irregularidades» sobre las que deberá arrojar luz el partido. La persona de confianza hasta hace dos semanas del secretario general del PSOE en Segovia confiesa haber 'pecado' e incurrido en operaciones que apuntan a incumplimientos de las reglas del juego en los procesos electorales de las siglas en la provincia. El tercer mandato de Aceves se tambalea sin haber empezado. Los resultados le dieron ganador por el 57,7% de los votos, una ventaja que acredita el cisma.
Mientras tanto, las bajas de José Antonio Mateo y de David Gutiérrez en el grupo de la Diputación que lidera Máximo San Macario dejan un grupo socialista en la Diputación menguante y que ya de por sí había quedado diezmado tras el varapalo electoral. De los ocho representantes pasan a seis, menos de la mitad de los quince que configuran la hegemonía del PP en la institución.
Mateo afirmaba en la entrevista que las primarias que ha llevado a cabo recientemente el Partido Socialista y al que concurrieron José Luis Aceves y Borja Lavandera es «totalmente fraudulento». Añade que «el que tenía que ser juez ha sido juez y parte» y sentencia que «el presidente del comité organizador ha trabajado para Aceves». El también edil en La Lastrilla no duda: «ha habido irregularidades que han ayudado mucho [al secretario provincial reelegido] a ganar».
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