La plantilla de la Residencia Asistida denuncia represalias de la dirección del centro

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En concreto, García Zamora explica que para cubrir las carencias de la plantilla que trabaja en la Residencia Asistida la dirección del centro obliga a otros empleados a acudir a la residencia. «Hacen necesidades de servicio. Obligan al trabajador. Conciliar la vida familiar y laboral es imposible en la Consejería de Familia», asevera. En este sentido, recuerda que una necesidad de servicio para la inspección de trabajo es aquella que se produce para resolver incidencias inmediatas que ocurren en la plantilla. «La administración tiene un plazo máximo de cinco días para resolver esta situación. Lo que exceda esos cinco días es falta de previsión», añade García Zamora. De hecho, apunta que los requerimientos de la dirección del centro para realizar esas necesidades del servicio se producen con días de antelación. «En febrero se han realizado cincuenta necesidades de servicio», pone como ejemplo.

García Zamora sostiene que los trabajadores acuden obligados a realizar esos trabajos. «La forma que tienen algunos mandos de decirte que tienes que ir... Si no se acude puede ser sancionable», declara. Además de las formas, también señala las «represalias» tomadas por parte de la dirección del centro contra trabajadores tras el comunicado publicado hace unas semanas en el que se denunciaba la situación del centro. «En lugar de apaciguar las aguas lo que hizo el equipo directivo fue casi venganza», indica. Y pone como ejemplos la orden de suprimir los estiramientos que la plantilla realizaba junto al fisio durante los últimos quince minutos del turno y que tenían por objetivo reducir el número de lesiones. «También me insinuaron que iban a prohibir los cambios de turnos de trabajadores, pero es algo que creo que han paralizado», añade.

García Zamora también pone encima de la mesa el sobresfuerzo físico que realiza la plantilla del centro y el mal ambiente que está generando la situación entre los trabajadores. Así, coincide con la consejera en señalar que los usuarios de la residencia están «muy bien atendidos», pero matiza que se debe «al sobresfuerzo de los trabajadores, no de la administración». Para poner solución al problema, aboga por cubir las más de diez plazas libres por jubilación, alguna pendiente desde hace más de un año, las reducciones de jornada o las alrededor de diez bajas que actualmente tiene la plantilla.

De no haber soluciones, anuncian movilizaciones durante el mes de marzo.