Una multitud despide a Nati y Miguel en medio de un profundo dolor

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Aproximadamente medio millar de personas arroparon en un acto de suma intimidad a los familiares de los difuntos, especialmente a las dos hijas mayores del matrimonio. A su vez, también hubo mensajes de ánimo, abrazos y ruegos por la recuperación del padre, Nicolás Llorente, que al cierre de esta edición permanecía ingresado en la UCI. Vecinos, jóvenes alumnos y profesores del Colegio Claret, representantes y altos cargos de Asaja Segovia -donde trabajaba Natividad- y multitud de agricultores o ganaderos se agolparon a las puertas del templo para dar el último adiós a los fallecidos.

La plaza de España, situada frente a la iglesia, acogió a una gran multitud de personas incluso media hora antes de la hora marcada para el comienzo del funeral, a las 17:00 horas. Las campanas previas a la llegada de cuatro coches fúnebres, dos de ellos para transportar un sinfín de coronas y centros funerarios, rompieron el silencio protagonista en el ambiente.

El párroco pronunció unas palabras en un intento de reconfortar a los allí presentes pese al «gran dolor» en una situación que para nada «era esperada». Tras ello, familiares y allegados portaron hasta el interior de la parroquia los ataúdes de Natividad y Miguel. En el caso de este último, fueron sus amigos quienes entre lágrimas levantaron a hombros su féretro. La iglesia se llenó al completo y muchos asistentes esperaron fuera, en silencio, para honrar a los fallecidos, que recibieron sepultura en el cementerio de Carbonero el Ahusín.