«El interés por salir está ahí, existe, pero la incertidumbre deja todo en el aire»
Gerardo Otero es el presidente de la asociación Turismo Rural y Activo de Segovia
Desde que empezó la pandemia, el sector del turismo rural ha pasado en la provincia por distintas situaciones. El confinamiento general paralizó la actividad por ... completo durante casi tres meses. A finales de mayo de 2020, el horizonte se despejaba y las reservas se acumulaban. Apetecía pasar la temporada estival en un pueblo, lejos de las ciudades. Llegó el verano y la demanda se mantuvo. Los alojamientos tuvieron que adaptarse a la nueva situación con medidas de higiene escrupulosas, si bien mantuvieron los aforos. Y había movilidad entre provincias. «No fue un verano excelente, como otros, pero sí bueno», puntualiza Gerardo Otero. Las reservas empezaron a caer en septiembre y octubre, y en noviembre la actividad era prácticamente nula. Los fines de semanas y los puentes pasaban y no había atisbo de recuperación. España se sumía en una segunda y tercera ola de la pandemia muy virulentas, y el turismo quedaba completamente relegado.
«En ese estado seguimos, y estamos muy desanimados porque llevamos muchos meses ya sin trabajar, desde el mes de octubre puede decirse. Funcionábamos todos los fines de semana, en otoño, en invierno y en primavera, y hemos pasado de tener como mínimo tres o cuatro reservas al mes a no registrar ninguna desde octubre. La situación es ahora más grave porque llevamos meses sin ingresos, como si estuviéramos cerrados», lamenta el presidente de la Asociación de Turismo Rural y Activo de Segovia.
Los empresarios del sector depositan sus esperanzas en los progresos de la vacunación y en la llegada del buen tiempo. Saben que doblegar la incidencia es clave para 'salvar' el verano. «Vivimos con la esperanza que da el saber que en verano habrá más personas inmunizadas. También se supone que el buen tiempo puede con el virus, como ya se demostró el año pasado. Esto debería bajar la incidencia, aunque también es verdad que en 2020 todo fue más rápido porque nos pasamos tres meses encerrados en casa. Ahora está todo al ralentí, pero la gente se mueve, hay más intercambios, y es más difícil que la curva baje», reflexiona.
Como en los hoteles de la ciudad, los turistas rurales llaman y preguntan. Quieren saber para planificarse la salida, las vacaciones, tan deseadas. Sin embargo, no encuentran respuesta fácilmente. «La demanda y el interés por salir están ahí, existen, pero aún no sabemos nada, ni cómo van a funcionar los pasaportes de vacunación, si la gente se va a poder hacer test para desplazarse a los sitios con seguridad... Está todo en el aire y la incertidumbre es muy grande», explica Otero. No obstante, alguna reserva hay: «Las casas con piscina tienen más demanda, como el año pasado. Es verdad que es pronto todavía para comparar la situación porque también en 2020, por estas fechas, no teníamos nada cerrado. Hasta que la curva de la pandemia no se vio doblegada, no empezamos a tener reservas. Esperemos que todo vaya bien. Tendrá que ser un verano muy bueno para compensar tantas pérdidas».
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