Don Hipólito, el sacerdote que forjó identidad de barrio

El primer párroco de Nueva Segovia ya tiene su calle. La placa con el nombre de Hipólito Prieto (1943-2019) sustituye desde ayer a la de la antigua Travesía de los Poetas, entre las calles Jorge Manrique y Baltasar Gracián. El que fuera párroco durante 27 años de la iglesia de la Resurrección del Señor recibió ayer el homenaje de los segovianos, y muy especialmente de los vecinos de Nueva Segovia, barrio al que llegó en 1987 y en el que permaneció hasta su traslado a la iglesia del Carmen en La Albuera en el 2013. Coincidiendo con el primer aniversario de su fallecimiento, el nombre de don Hipólito, como le conocían en el barrio, luce ya en la placa colocada en la calle situada junto a la iglesia en la que ejerció su pastoral y para cuya construcción contribuyó de manera decisiva.

Fue muy querido por sus feligreses, cariño que la asociación de vecinos San Mateo, respaldada por la asociación de La Albuera, el grupo de Cáritas Diocesana, la asociación de fiestas de San Mateo y la Cofradía de Santa Águeda, entre otros colectivos, recogió y trasladó al Ayuntamiento pidiendo a la Corporación el reconocimiento público. El pasado 27 de diciembre, el pleno municipal, por unanimidad, aprobó distinguir a Hipólito Prieto con la designación de una calle con su nombre, un acto que se materializó ayer con el descubrimiento de la placa por parte de la alcaldesa, Clara Luquero, el obispo de la diócesis, César Franco, los hermanos del sacerdote, Félix y Agustín, y el presidente de la asociación de vecinos de Nueva Segovia, Francisco Fernández.

Nacido en Hontoria, el sacerdote llegó a Nueva Segovia en 1987. Sus veintisiete años como párroco en el barrio le permitieron bautizar, dar la comunión, casar y despedir a muchos de los vecinos. «Es de justicia reconocer el importante papel jugado por este sacerdote más allá de la labor pastoral a la hora de crear comunidad, de forjar identidad de barrio», señaló Clara Luquero. «Ha estado por encima de ideologías, incluso de la propia religión, porque él atendía a todo el mundo», subrayó Luquero, quien considera que «los espacios públicos tienen que reconocer, recordar y llevar la memoria de las personas ejemplares a todos los segovianos que en un futuro vivan en este barrio».

En representación de la familia, un sobrino de Hipólito Prieto destacó, entre los espontáneos aplausos de los asistentes al acto, la sencillez del párroco, con «un modelo de vida que siempre seguirá entre nosotros».

En su intervención, el obispo de Segovia, César Franco, se sumó al reconocimiento a un hombre que «desbordaba inteligencia y prudencia» a partes iguales. «Es una satisfacción muy importante que esta calle se dedique a un sacerdote que también tenía un alma de poeta. Los que se acercaban a él son los que descubrían plenamente su sabiduría, era sobrio y discreto».

Hipólito Prieto se ordenó sacerdote en 1967. Se licenció en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid para después convertirse en doctor por esta disciplina. Fue el primer párroco de la iglesia de la Resurrección del Señor, primero en el pequeño local que sirvió como parroquia y a partir del año 2000 desde la iglesia construida en la avenida Vicente Aleixandre. Su labor estuvo estrechamente unida a la acción parroquial, al trabajo diario y de servicio a sus vecinos, independientemente de ideologías políticas y creencias religiosas, como coincidieron en señalar los promotores del homenaje.