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La Asociación Profesional de Cabos de la Guardia Civil (APC) va conquistando pequeños hitos poco a poco. El mayor logro hasta ahora es haber culminado con éxito uno de los objetivos por los que se creó, que es hacerse oír y llamar la atención sobre las reivindicaciones laborales que plantea este colectivo. «Se ha conseguido estar en el Consejo Asesor de la Guardia Civil representando al empleo de cabo y donde la asociación se deja ver para que se nos tenga en cuenta», explica Fernando García Ruiz.
Este agente ha impulsado la implantación en la provincia de una delegación de la APC. La voluntad con la que empieza a dar sus primeros pasos es «más constructiva que destructiva», asevera. Es decir, la asociación «quiere dar ideas y ayudar a la Institución» en materia de empleo y de organización. Fernando García ejerce de portavoz de los cabos de la Guardia Civil, una responsabilidad y un trabajo que «han ido perdiendo reconocimiento», se lamenta. Ahora, a través del asociacionismo, se pretende recuperar. En este sentido, el ideario del que parte se pone de relieve que «ha llegado el momento de trazar con firmes líneas qué son los empleos de cabo de la Guardia Civil».
El responsable de la ACP en Segovia subraya que «el cabo es el primer eslabón en la cadena de mando» y lamenta que «en los últimos años se ha menospreciado» esta función. Esta cadena comienza en el empleo que ha sido durante más de un siglo la columna vertebral de la Guardia Civil y termina en el Rey, desgrana el argumentario de la asociación. Esta reivindicación profesional dentro del organigrama del Instituto Armado dirige uno de sus focos a la «creación de una escala propia de cabos». Esta categoría sería intermedia entre la de guardias civiles y la de suboficiales, amén del «recogimiento expreso de que esta escala no solo ejerce mando sino que en sí misma es mando».
Además de recuperar el prestigio y el respeto por el cabo, la asociación también demanda que, de manera urgente, se desarrolle una regulación integral de los tres empleos englobados dentro de esta escala.
El ideario que desgrana Fernando García también contempla entre sus reivindicaciones «el ascenso a cabo primero automático al año de antigüedad». Ahora pueden pasar entre siete u ocho años, apunta el responsable de la nueva asociación. En esta línea, el colectivo también demanda que la designación de cabo mayor se produzca sin cambio de destino y en función de los años de ejercicio en un tiempo que no exceda los veinticinco trabajando como cabo o cabo primero. En la actualidad –explica el delegado– para lograr este ascenso hay que prepararse para un curso, además de verse expuesto a tener que cambiar de comandancia, con los trastornos personales y familiares que ello conlleva.
La formación en la escala de cabo también adquiere especial relevancia en las demandas que ponen encima de la mesa estos profesionales de la Guardia Civil. Fernando García pone de manifiesto la necesidad de «ampliar» esa instrucción «para salir lo más formado posible». Esta preparación concreta y específica contribuiría a la recuperación del reconocimiento como primer eslabón de la cadena mando, piensa el representante segoviano de la ACP. Asimismo, el portavoz segoviano cree que «un mes de formación no es suficiente». Por todo esto, el colectivo incorpora a la lista de reclamaciones la obtención de un título de técnico superior cuando se obtenga el empleo de cabo, sin necesidad de ostentar el bachiller.
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