Emoción y peligro en el penúltimo encierro de Cuéllar

Cuéllar vivió ayer el cuarto de sus encierros, con toros de la ganadería de Lagunajanada, que protagonizaron momentos emocionantes y peligrosos en las calles, al entrar toda la manada disgregada.

La salida de corrales fue limpia y los caballistas pudieron recoger sin apenas problemas el ganado, con una tranquila conducción por la zona de pinar, donde se pudo parar la manada. El cruce de las Máquinas se realizó de forma tranquila y pausada, lo que recibió los aplausos del público allí asistente. Tras cruzar la carretera de Cantalejo y el túnel bajo la autovía los astados imprimieron su velocidad, llegando pronto a lo alto del Embudo, donde se les pudo parar y esperar. En el momento de lanzar la carrera por El Embudo fueron los mansos los que tomaron la delantera, entrando cuatro de ellos en solitario por las calles. Tras unos minutos de espera, el grueso de la manada hacía entrada en las calles de Cuéllar, aunque de forma disgregada, lo que propició bonitas carreras de los mozos en varios de los astados, que en algunos tramos se pararon, arremetiendo con fuerza contra las talanqueras, creando situaciones de peligro.