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Jueves, 1 de enero 1970
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La oposición de los socios y directivos del área comercial Decalles al proyecto del equipo de gobierno del Ayuntamiento para instalar una estatua de un diablo en la esquina de la calle San Juan como reclamo para los turistas no es directa. Aunque se refieren a la polémica de esta «ocurrencia municipal», su rechazo abierto es a los planes para canalizar el flujo turístico fuera del eje tradicional de la plaza del Azoguejo hacia la Plaza Mayor y el Alcázar, para llevarlo hacia San Juan y San Agustín y el barrio de los Caballeros, a su juicio «un verdadero 'plan diabólico' que el Ayuntamiento está desarrollando sistemáticamente en los últimos años: destruir al comercio tradicional y atacar a la hostelería del centro de la ciudad».
Araceli Herranz, gerente del área comercial de Calles, comenta que han encargado un estudio a una empresa externa para conocer con detalle cuántos comercios y establecimientos de hostelería han cerrado en el casco histórico y cuántos empleos se han perdido.
Continúa abierta, ahora con el objetivo de llegar a las cinco mil firmas de apoyo, la campaña iniciada a través de la plataforma change.org para pedir al Ayuntamiento que no ponga la estatua del diablo Segodeus en la esquina de la calle San Juan. Ayer, la campaña iniciada el pasado miércoles tenía ya más de 3.000 firmas de apoyo a las seis de la tarde y muchos comentarios incidían en criticar la decisión del Ayuntamiento y la leyenda sobre la autoría del Acueducto –«Me parece una gran mentira. ¿El Ayuntamiento no tiene nada mejor que hacer?», por ejemplo– y otros por motivos religiosos, por «ensalzar al maligno».
Asegura la directiva del área comercial que en los últimos meses «han cerrado cinco restaurantes y que los comercios están cerrando o han decidido hacerlo, porque cuando los comerciantes ven el futuro que les espera se plantean que no vale la pena seguir pagando el alquiler, la cuota de autónomos o los sueldos». Sobre todo porque, según le comentan, las ventas han descendido mucho en los últimos meses.
La idea es ampliar el estudio que han encargado, cuya extensión definirán en la reunión convocada para esta próxima semana, apunta Herranz. «Ya lo veníamos fraguando desde que el Ayuntamiento publicó que la obra de la calle San Juan iba a durar siete meses, y yo estoy convencida de que es un paso para la peatonalización total del casco histórico».
El equipo de gobierno del Ayuntamiento ha negado que vaya a ser así, pero un buen número de comerciantes y hosteleros están seguros de que ocurrirá, declara la gerente de Decalles. Así encabeza la nota de prensa que publicó ayer el área comercial, «indignación en el comercio y la hostelería ante el plan municipal de desviar el turismo». Y destaca que «Segovia es una de las pocas, sino la única, capital de provincia que no cuenta con un responsable municipal para el sector, lo que dificulta tremendamente el diálogo con el Ayuntamiento o más bien lo imposibilita y desde luego ejemplos no faltan».
Explica además que cuando comenzaron las obras de San Juan comenzaron una recogida de firmas con la que, hasta ahora, han recogido «más de mil apoyos», y recuerda que en los últimos años los comerciantes y hosteleros «años hemos vivido situaciones que afectaban al sector como la carga y descarga, que fue modificada con la excusa de favorecer el tránsito de los turistas y que no les molestasen los coches de reparto, pero eso es ilógico y además incongruente con lo que quieren hacer ahora».
Subraya Decalles otras cuestiones, como «la ocupación de vía pública, la retirada de la cartelería, la normativa de terrazas y un largo etcétera», y añade que en todas «ha sido imposible sentarse a negociar ninguna solución consensuada, la imposición y las sanciones han sido la única respuesta». De ahí que, en opinión de Araceli Herranz y de los representantes de comerciantes y hosteleros las obras de San Juan sean un paso hacia la peatonalización. Que además sigue un plan, dicen, porque los fines de semana, «cuando más flujo de gente hay, directamente cortan el tráfico en el casco, desde la estatua de Cándido y en la puerta de San Cebrián».
Según Decalles, la «interminable duración en la Calle San Juan han provocado que el número de segovianos que se acercan al centro de la ciudad para realizar sus compras o para acudir a la hostelería para su ocio haya descendido de una manera alarmante, el casco está siendo asfixiado poco a poco y las pequeñas tiendas y muchos establecimientos hosteleros tradicionales están cerrando».
Así, concluye, «ya se han perdido numerosos puestos de trabajo, pero cuando consigan cerrar otras decenas de establecimientos con la pérdida de cientos de empleos y se paralice uno de los principales motores económicos de la ciudad su obra estará completa».
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