Alumnos del María Moliner recuperan el dinero de su frustrado viaje a Polonia
Un juzgado de Segovia condena a Ryanair a devolverles el importe de los billetes tras haber intentado «engañarles» con nuevos recargos
Los veintiocho alumnos y tres profesores del instituto María Moliner que se quedaron sin viaje a Polonia en 2018 recibirán en los próximos días ... los 4.236 euros que pagaron para adquirir los billetes con los que pretendían realizar sus desplazamientos. El juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 y de lo Mercantil de Segovia ha condenado a Ryanair, la aerolínea a la que compraron los billetes de avión, a devolver el importe de los mismos tras haber intentado cobrar otros 10.230 euros por realizar unos cambios en la reserva que, según la página web de la compañía, no tenían coste alguno durante las 24 horas siguientes a su adquisición, periodo de tiempo en el los afectados realizaron sus modificaciones.
El problema entre el instituto segoviano y la aerolínea irlandesa surgió en las primeras semanas de 2018. Carlos de Andrés, profesor del departamento de Geografía e Historia del María Moliner, planteó a sus alumnos la posibilidad de realizar un viaje a Polonia «para ver las cosas muy interesantes que hay allí, sobre todo relacionadas con la Segunda Guerra Mundial». Pero para que al viaje pudieran ir el mayor número posible de alumnos, el profesor decidió buscar por su cuenta las combinaciones de vuelos, excursiones y alojamientos más baratas, una vez en las agencias de viajes el importe total de la excursión no bajaba de 900 euros. «Mirando yo el transporte y los alojamientos salía por unos 500», explica De Andrés.
Para lograr lograr billetes a bajo precio, en primer lugar optó por realizar el viaje de vuelta en dos: primero de Polonia a Milán, y desde ahí a Madrid. «Así la vuelta nos salía por apenas 30 euros». Fue una de las artimañas realizadas por De Andrés, que también optó por sacar los billetes de manera individual y no por grupos, fórmula que habría supuesto el doble de coste. «Te deja comprar hasta 25 billetes de una vez, pero tienes diez minutos por sesión. Si no lo haces en ese tiempo la sesión caduca y tienes que empezar de nuevo», indica el profesor sobre uno de los problemas que desencadenaron el conflicto con la compañía aérea. Por ello, decidió comprar los billetes de los 31 pasajeros en tres grupos para intentar evitar el aumento de precio que las compañías suelen aplicar cuando observan un aumento de la demanda en el vuelo. Sin embargo, aún divididos en tres partes obtener los 31 billetes (93 en total entre el de ida los dos de vuelta) en tres sesiones era una misión imposible. No daba tiempo a introducir los datos de todos los pasajeros en diez minutos. «Utilicé una claúsula de Ryanair que ya había usado otras veces que permite hacer cambios en los billetes durante las 24 horas siguientes. Los compré un viernes por la tarde y así el sábado tenía tiempo para poder cambiar tranquilamente los billetes con los nombres de los chicos».
Pero cuando el sábado se puso a cambiar los datos que había introducido el día anterior de forma rápida y aleatoria para que no le caducase la sesión, se encontró con que tan solo podía modificar el nombre o el apellido, pero no los dos campos. Si cambiaba las dos la compañía le cobraba un recargo de 110 euros por billete, lo que aumentaba el coste del viaje en 10.000 euros más de los previstos. Comenzó entonces un proceso de reclamaciones, con pantallazos que fueron admitidos en el juicio como prueba, para conseguir que la aerolínea cumpliese con lo dispuesto en su anuncio. No lo consiguió tras varios escritos y correos electrónicos que concluyeron con el argumento de Ryanair de que las modificaciones se realizarían ya fuera del plazo de 24 horas establecido en su anuncio de la página web.
Mareado
De Andrés, con resguardos de todas sus conversaciones con la aerolínea, procedió entonces a comprar un nuevo billete «de unos diez euros», al que cambió sus datos, tanto nombres como apellidos en las siguientes 24 horas sin ningún problema ni coste adicional. «No sé si es que no les apetecía hacer casi cien cambios de billetes, pero era algo que permitían», afirma el profesor, que con el respaldo de la directora del centro y la dirección provincial de Educación y con la defensa del letrado de la Junta Marco Sandulli comenzaron a preparar un juicio en el que finalmente han obtenido la razón.
En su sentencia, la jueza «considera probado» que existía un anuncio en la página web de Ryanair un anuncio que decía que se podían modificar los datos de los billetes de forma gratuita en el plazo de 24 horas, clausula que «no establecia que se refería exclusivamente a faltas de ortografía o nimiedades», como sostuvo la compañia durante el juicio. También recoge que «consta acreditado» que se intentó el cambio dentro de las 24 horas, pero la aerolínea realizo un «mal servicio de atención al cliente» en el que se llega a «marear» al usuario. Por último, afirma la jueza que «el engaño» de Ryanair es de tal entidad que sin él no se hubieran contratado los billetes para el viaje, que no fueron usados por ningún alumno o profesor. La condena a devolver los 4.236 euros (más intereses) no ha sido recurrida por la aerolínea, que ya ha consignado el dinero en el juzgado. Por lo tanto, en los próximos días tanto alumnos como profesores podrán recoger su dinero, aunque «los chicos ya no están en el instituto y no podemos realizar el viaje».
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