«Me cortaron nada más empezar»

Hace unos días, su nombre saltó a la pequeña pantalla porque actuó en Got Talent España, el concurso caza-talentos de Telecinco, aunque no consiguió pasar de ronda. Los cuatro miembros del jurado, Jesús Vázquez, Jorge Javier Vázquez, Eva Hache y Edurne, le interrumpieron con el botón rojo, pero el dulzainero Serafín Vaquerizo (Fuenterrebollo, 1922) y el tamborilero de 74 años que lo acompañaba, Santiago Matey, demostraron lo que saben hacer y trataron de convencer a los jurados alargando su actuación y tocando hasta una jota. Al final, Jesús Vázquez subió al escenario para pedirles que terminaran, pues el tiempo estaba medido. Jesús y Edurne fueron los más benévolos a la hora de emitir el fallo.

«Todo fue bien, pero me hubiera gustado tocar algo más porque me cortaron nada más empezar. Son dos minutos nada más... Poco se puede demostrar», asegura Serafín, satisfecho, no obstante, con la experiencia: «Hombre, me han llamado unos cuantos y me han dicho que muy bien. Es una jota muy buena que yo ya tocaba en el año 40, pero solo llegué a tocar un pelín porque me mandaron parar», añade. A pesar de todo, no guarda rencor al jurado: «Dos de ellos votaron que sí... Pero he de reconocer que estaba un poco cansado. Me tuvieron allí todo el día, de arriba para abajo, entre montones de cables... Llegué a las diez de la mañana y cuando grabamos eran las cinco de la tarde».

Serafín tiene 93 años, una memoria prodigiosa y muchas ganas de seguir tocando la dulzaina. De hecho, ya está pensando en próximas citas: «El pasado agosto me lo pasé de un pueblo a otro, en Segovia y en Madrid, tocando de todo. Este año, si tengo salud, haré igual, porque me gustaría seguir tocando hasta que pueda. Voy teniendo algunos achaques, pero es algo que me gusta y me entretiene».

Probablemente sea Serafín Vaquerizo el dulzainero más veterano en activo. En Fuenterrebollo, su pueblo natal, es toda una celebridad. Hasta un festival de música folk le han dedicado. Casi centenario, las vivencias y anécdotas son inabarcables: «Empecé a tocar la dulzaina cuando estalló la guerra. Yo era un crío e iba con mi padre, que tocaba muy bien. Recuerdo que aquel año, el día 25 de julio, nos pusimos a tocar en la plaza del pueblo y la autoridad nos mandó parar. ¿Quién les han mandado tocar? ¿No saben ustedes que estamos en guerra?, nos preguntaron. A los pocos días nos llamó el alcalde y nos dijo que solo podríamos actuar con motivo de las manifestaciones principales y tocar cosas como la Marcha Real o el Cara al sol. Y así lo hicimos. La última vez en estas condiciones fue el 30 de enero de 1939, cuando cayó Barcelona».

Marazuela

Desde entonces, Serafín se ha pasado la vida amenizando fiestas, bailes, bodas, homenajes y regocijos populares. Por supuesto, conoció a Agapito Marazuela, a su juicio, el mejor de todos:«¡Cómo no voy a haber conocido a Marazuela! Participé en muchos concursos en los que él estaba de jurado: en El Espinar, en Medina del Campo... ¡Cómo tocaba ese hombre! ¡Incluso estando malo ya! Era el número uno, el mejor», asegura.

Aunque segoviano de nacimiento, Serafín reside en San Sebastián de los Reyes (Madrid). «Vivo con mi esposa, que no está muy bien de salud. En verano solemos ir a Fuenterrebollo», desvela este dulzainero que tiene cinco hijos, once nietos y cinco bisnietos. Precisamente, el pasado 1 de agosto, Fuenterrebollo le hizo un homenaje al que acudió todo el pueblo para darle las gracias. «Fue muy bonito. Espero que este año podamos ir otra vez».