'Así es mi pueblo' inmortaliza el latido rural
El Norte de Castilla, con el patrocinio de la Diputación, entrega los premios del Concurso Fotográfico, que cumple su undécima edición y al que se han presentado más doscientas imágenes
c. b. e.
Jueves, 3 de diciembre 2015, 15:32
Cada pueblo es diferente, único. Tiene su idiosincrasia, su paraje, su tradición, su gente, su folclore... Pero si no se cuida, el medio rural languidecerá en el olvido y el abandono. El Concurso Fotográfico que desde hace once años organiza El Norte de Castilla apuesta por la pervivencia de los pueblos, de las señas de identidad que los distinguen, por el recuerdo vivo de sus calles, sus costumbres, de sus vestigios, su arquitectura, sus moradores y su historia.
La Diputación, patrocinadora del certamen, ha sido el escenario y anfitriona de la entrega de los premios del concurso. Este año, la cantidad de fotografías recibidas ha aumentado hasta superar las doscientas. Una buena noticia para la consecución de ese desarrollo del mundo rural. El escaparate de este particular álbum de paisajes, edificios, vecinos y tradiciones supone promoción y difusión para las villas. Así lo cree la ganadora en la categoría de Instagram. Anael Galindo presentó varias fotografías al certamen usando la etiqueta, pero en ningún caso se le pasó por la cabeza la competición, sino dar a conocer su pueblo: Coca.
La foto que se ha hecho merecedora de los cien euros del premio retrata el castillo caucense y a sus pies un montón de bicicletas y vecinos en plena clase de de spinning. Es el ejemplo de como «lo antiguo se adapta a las nuevas prácticas» comenta la autora. Anael añade que, al fin y al cabo, la fortaleza es quizás el monumento más reconocible de Coca, pero su pueblo tiene muchos tesoros más: desde San Nicolás hasta los pinares donde los resineros conservan aquel viejo oficio.
Coca, pero en blanco y negro y despojada de los filtros cromáticos de las nuevas tecnologías, protagoniza la fotografía ganadora del premio a la mejor imagen antigua. Josefina Aranda ha recogido los 300 euros del galardón. Presentó una instantánea de un grupo de jornaleros en pleno descanso del duro tajo de entonces. Pero el valor de la foto, más allá de rescatar antiguas indumentarias que usaban hace más de medio siglo, es sobre todo emocional. «La foto la tenía guardada mi madre y sale mi abuelo con unos compañeros de cuadrilla que trabajaban en una restauración del castillo».
Josefina llama la atención sobre los contrastes que existen con la actualidad, en cómo vestían en aquella época o el calzado de los obreros, que eran unas albarcas. Para ella, la el concurso de El Norte de Castilla es una oportunidad de rescatar ese pretérito para mirar al futuro con la perspectiva de que los viejos y nuevos tiempos pueden convivir en armonía.
Un escaparate en Internet
Y más que armonía, Pilar González lo que ha encontrado en la red de redes que es Internet es un montón de adhesiones. La improvisada fotógrafa captó la reunión de los quintos de Coca en sus bodas de plata a los pies del castillo. La imagen posee su intrahistoria, como todas, ya que está tomada desde un paraje donde los quintos habían indultado una acacia, tal y como manda la tradición en esta celebración. La vecina caucense ha recogido los 100 euros del premio con los que está dotada la modalidad de la fotografía más votada. Y es que esos quintos a la sombra de la fortaleza conquistaron a más de 1.200 internautas que hicieron 'click'.
Pilar confiesa que había movido mucho la fotografía por las redes sociales, que al fin y al cabo son también un enorme escaparate para dar a conocer esas costumbres que hacen únicos a los pueblos.
Como única es la romería de la Virgen de Tormejón que veneran en Armuña y alrededores. Esta tradición entre lo religioso y lo festivo tiene lugar cada cinco años. Más allá de lo extraordinario de su periodicidad, a Francisco Monroy le atrapó «la convivencia y la comunión de la gente». El ritual de juntarse vecinos y llegados de las comarca en torno a una conmemoración es una de las razones por las que liturgias como la romería de la Virgen de Tormejón siguen vivas a pesar del discurso del tiempo.
Además del fervor festivo del paloteo, del contacto entre las personas, las danzas y el ceremonial, a Francisco también le ensimismó el «fantástico entorno» donde tiene lugar. La fotografía está tomada en un cerro histórico donde hubo asentamientos celtibéricos. Además, está el componente vital de un pueblo que quiere restaurar su ermita, la cual guarda unas pinturas románicas que no han de caer en el deterioro, conmina el ganador.
Armuña y Coca
Precisamente los ayuntamientos de Armuña y de Coca han sido también distinguidos con un reconocimiento honorífico que premia su labor dinamizadora. El regidor del primero, Blas Casado, acompañado del teniente de alcalde, Jesús Álvaro, ha reivindicado la vigencia del mundo rural, su belleza y su vitalidad. «En Armuña funciona muy bien el asociacionismo, y la colaboración con el Ayuntamiento es clave para que las tradiciones no se pierdan». Como ocurre en tantos y tantos municipios, la falta de dinero hace los proyectos se desarrollen a cuentagotas. Uno de sus objetivos es restaurar la ermita de la Virgen de Tormejón y promoverlo para que aspire a la declaración de Bien de Interés de Cultural.
Por su parte, el Consistorio de Coca ha estado representado por su alcalde, Andrés Catalina, y por el concejal de Cultura, Víctor Cabañero. No ocultan cierta sorpresa cuando se les comunicó que tres de las cuatro fotografías galardonadas tenían como protagonista a su villa. «Coca posee mucho encanto y muchos lugares que son dignos de ser fotografiados», ensalza el regidor.
En su caso, la dinamización también procede en buena parte de la actividad que llevan a cabo las asociaciones cívicas, que han sumado fuerzas para la promoción de Coca de puertas afuera. El actual equipo de gobierno lleva apenas unos meses al frente de la corporación, pero ya ha mostrado su intención de querer seguir esa estela e impulsarla, ya que «nos encontramos un pueblo un poco parado», señala Catalina.