Beatriz Carvajal estrena en el Juan Bravo «una comedia de locura»
La actriz tira de sentido común para interpretar a una neurótica en ‘Los diablillos rojos’
el norte
Viernes, 16 de octubre 2015, 11:48
El sentido común ha sido la baza que ha jugado Beatriz Carvajal para preparar el papel de Toñi, el personaje principal de Los diablillos rojos, una comedia romántica con grandes dosis de humor dirigida por Francisco Vidal, inspirada en dos casos reales de psiquiatría y basada en una historia de amor a cuatro bandas.
Es la segunda vez que la actriz interpreta un personaje con trastornos mentales. La primera lo hizo en la obra teatral Misery, donde daba vida a una psicópata esquizofrénica. Aquella mujer nada tenía que ver con Toñi, que padece una histeria simple, aunque ambas guardan en común la manera en que Carvajal desarrolló sus perfiles «desde el sentido común. Yo no soy del método, no me he ido a un loquero ni me he encerrado en un psiquiátrico, yo siempre he utilizado el sentido común para las interpretaciones, y no me va mal», explicó ayer en el Teatro Juan Bravo, que mañana sábado, a las 20:30 horas, acoge el estreno nacional de la obra.
Para preparar a Toñi, la artista ha contado además con la colaboración de sus autores, el psicoanalista Arturo Roldán y el profesor y hombre de teatro Eduardo Galán, así como de Francisco Vidal, quien este jueves le acompañaba en la presentación junto a los otros tres actores que completan el reparto: Juanjo Cucalón, Sergio Pazos y Montse Pla, hija adoptiva de Beatriz Carvajal, quien se sube a un escenario teatral por primera vez junto a su madre.
En Los diablillos rojos la actriz madrileña interpreta a una mujer madura con varios traumas a sus espaldas que siente y ve unos diablillos, pero ni los oye ni habla con ellos. Eso sí, le hacen gozar como nunca lo ha hecho en la realidad. Carvajal, quien reconoció estar deseosa de representar la obra para conocer la reacción del público en los ensayos hay quienes han reído pero también quienes han llorado, explicó que, junto con Cucalón, ha conseguido formar una pareja de «locos encantadores» que harán reír al espectador, aunque también enternecerse. A ellos se suman Sergio Pazos, un «loco Woody Allen por el escenario», y Montse Pla, su propia hija, a la que se refirió como «un descubrimiento maravilloso».
La actriz, según comentó en declaraciones recogidas por Europa Press, está convencida de que la obra resultará muy atractiva, pues es una de esas funciones a cuyo término «apetece ir a tomar un café para hablar de ella». «A la gente le gusta mucho ir al teatro, pasarlo bien y que le pasen cosas», señaló esta artista, habitual en cine y televisión y muy popular por sus imitaciones en Un, dos, tres,responda otra vez.
El amor como terapia
El director de Los diablillos rojos introdujo su intervención con un comunicado de los autores del texto. Dicen Arturo Roldán y Eduardo Galán que la delgada línea que separa lo normal de lo patológico tiende a borrarse cuando se trata de las enfermedades mentales, cuyos síntomas, vistos desde lo cotidiano, parecen disparates de una mente trastornada, pero «en cada mente humana están los mismos sueños, deseos y miedos que muestran aquellos que están etiquetados por las distintas categorías psiquiátricas». «La soledad se erige como responsable de muchas enfermedades y el amor como auténtica terapia. Entre risas y carcajadas de vez en cuando surge la ternura y la emoción», señalan.
Vidal hizo hincapié en que, como la vida misma, los personajes de esta obra influyen unos en otros y que, aunque las enfermedades mentales se pueden afrontar como un drama, en este caso se han querido encarar con sentido del humor, siempre desde un punto de vista creíble y alejado de los tópicos.