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La zona del Antiguo Regimiento cambiará radicalmente con el acabado del campus

Las instituciones fían a la segunda mitad del año 2017 la apertura de la segunda fase

césar blanco

Miércoles, 29 de abril 2015, 11:15

Después de los sucesivos diques que se han levantado en el larguísimo y tortuoso cauce de unificar las sedes del campus universitario público, el proyecto parece haber cogido otra vez velocidad impulsado por los vientos que soplan a favor de una mejor disponibilidad presupuestaria. También ha favorecido que el equipo de arquitectos asumiera la readaptación de la versión original de la segunda fase a una realidad quizás más modesta en lo económico pero que engarza a la perfección con el espíritu inicial del proyecto Kaplan de integrar el edificio en el urbanismo y en la vida de la ciudad.

La alcaldesa, Clara Luquero, ha sido más gráfica y entusiasta en su interpretación de la culminación del campus María Zambrano de la Universidad de Valladolid. «Estoy más que satisfecha, estoy feliz porque por fin se asiste a la presentación del proyecto largamente esperado por profesores y alumnos». Pero también anhelado por la ciudad. El Ayuntamiento tiene planes para el entorno del campus público una vez esté concluido. Esos planes van a «cambiar radicalmente» la fisionomía de la zona del Antiguo Regimiento para convertirse este sector de reminiscencias militares en el «núcleo del latido educativo, social, cultural y económico» de Segovia, ha deseado la regidora.

Desde el pasado 20 de marzo, cuando el consejero de Educación de la Junta, Juan José Mateos, y el rector de la UVA, Daniel Miguel, firmaron la adenda al acuerdo de colaboración para ejecutar de forma conjunta la segunda fase, la consecución del anhelo se ha desbocado, afortunadamente. Aunque solo sea por el ruido hecho en el último mes, la finalización del complejo académico agua lleva. Y la desembocadura de la inauguración y la puesta en servicio por fin del campus al completo tiene fecha: la segunda mitad del año 2017. Lo ha anunciado el vicerrector, Juan José Garcillán, y lo ha repetido el delegado territorial de la Junta en Segovia, Javier López-Escobar. Una coincidencia que pone de manifiesto la renovada sintonía y la suma de fuerzas y voluntades.

En dos años, «la tercera fase»

La alcaldesa bosquejó el periplo que tiene marcado el Consistorio para hacer ese lavado de cara a la zona del Antiguo Regimiento a partir de la culminación y urbanización del campus público. En dos años apuntó está programada «lo que hemos llamado la tercera fase», que consiste en la creación de dotaciones para la Universidad, como la construcción de una residencia estudiantil o infraestructuras deportivas. Asimismo, el Consistorio tiene ya en mente la construcción de entre 70 y 90 pisos de protección oficial y una zona de restauración que se materializaría posiblemente en una cafetería de la citada residencia.

El cambio radical del entorno incluye también una nueva calle que conectaría las de Coronel Rexach y General Santiago, y dotar de una serie de nuevos servicios a la zona de los que se beneficiaría directamente el campus María Zambrano. Se quiere que en ese punto de la ciudad se respire ambiente universitario y por eso, el Ayuntamiento ya está planteando la posibilidad de construir en esos metros edificables que posee gracias a un reciente acuerdo con el Instituto de Vivienda, Infraestructuras y Equipamiento de la Defensa.

Pero antes hay que solucionar asuntos como la limpieza de los escombros que quedaron tras la construcción de la primera fase y que continúan depositados en el solar que ocupará la segunda, las licencias... En la presentación del proyecto arquitectónico celebrada ayer, las instituciones avanzaron que esa limpieza del solar se acometerá el verano, aprovechando el parón de la actividad por vacaciones.

Un salón de grados y otro de actos para 400 personas articularán el nuevo edificio

  • instalaciones

  • Los arquitectos José Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez desgranaron ayer los detalles de la segunda fase del campus público María Zambrano. El complejo se articula dentro del trazado urbano de la capital, explica Linazasoro. «Todas las universidades importantes han dado carácter a ciudades importantes, como Oxford, Salamanca, Cambridge...», expuso. «Segovia tiene la escala justa para convertirse en una de esas urbes», prosiguió el arquitecto, por lo que el proyecto está pensado y planteado para «formar parte de la ciudad». El edificio aspira a ser un emblema de Segovia, lo que significa en palabras de Linazasoro «aportar espacios y lugares que antes no había y que la Universidad aporta a la ciudad». Esta definición le confiere al complejo integral un «carácter público». Y lo ejemplificó en la nueva calle peatonal interior pensada junto a la ordenación urbana prevista en esta zona por el Ayuntamiento.

  • El modelo de edificio es similar al de la primera fase. En el perímetro se articulan las aulas específicas de los diferentes centros, talleres, laboratorios, unos 200 despachos, los decanatos y el vicerrectorado. Ricardo Sánchez especificó que, al igual que el ágora con la biblioteca, la segunda fase contempla en el centro un salón de actos con un aforo cercano a las 400 personas y un salón de grados.

La hoja de ruta hasta llegar a esa segunda mitad de 2017 establece el inicio de las obras entre marzo y abril del año que viene. Antes habrá que cumplimentar con la procelosa tramitación administrativa que lleva a aparejado un proyecto de estas características y magnitud.

Compromiso regional

El delegado territorial se encargó ayer de destacar el esfuerzo y compromiso institucionales. Recordó que el Gobierno regional costeó la primera fase, valorada en 19,3 millones de euros. Y ahora, en esta nueva etapa que marca un antes y después en el futuro del campus público María Zambrano, la Junta de Castilla y León ha renovado su apoyo económico con una aportación de 7,5 millones concentrados en las anualidaes 2016 y 2017. La UVA, por su parte, repartirá los 3 millones que asigna a la edificación entre este años y los dos siguientes.

«Es algo más que un edificio universitario, es importante para la ciudad y la provincia», reivindicó Javier López-Escobar, quien calificó el paréntesis abierto desde la puesta en marcha de la primera fase y el abordaje de la segunda de «interrupción involuntaria» por la ausencia de disponibilidad presupuestaria. Los 13 millones que costaba la idea original planteada por los arquitectos José Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez cuando se pensó en solapar las dos construcciones era un montante demasiado alto. La redefinición se ha amoldado a los condicionantes, confirmaron ayer los autores, quienes además reconocieron que el proceso ha resultado «largo» pero fructífero porque el nuevo edifico está «más integrado con la primera fase», apostilló Sánchez.

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