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Manuel Muiños, sentado en uno de los bancos de la capilla de la sede de Proyecto Hombre en Salamanca. MANUEL LAYA
«Esta sociedad necesita más cirineos que den un paso al frente»

«Esta sociedad necesita más cirineos que den un paso al frente»

Este sacerdote reconoce que la Semana Santa de Salamanca está algo tocada, «desde lo superficial», pero apuesta por el que lo vive con fe

EVA CAÑAS / WORD

SALAMANCA

Domingo, 4 de marzo 2018, 12:11

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El próximo 20 de marzo se subirá al escenario del teatro Liceo para anunciar el inicio de la semana de Pasión en Salamanca. Sin adelantar nada de su contenido, el pregón de este año tendrá un cariz social, como lo es el proyecto que preside desde hace años, Proyecto Hombre.

–¿Cómo se presentaría a sí mismo Manuel Muiños, pregonero de la Semana Santa de Salamanca 2018?

–No es fácil. Un gallego afincado desde hace 30 años en Salamanca, que vive su labor como sacerdote en la entrega de servicio a los demás, en este caso desde Proyecto Hombre Salamanca en una lucha por ayudar a las personas a salir del mundo de las adicciones. Creo que soy una persona bastante extrovertida y que quizá mi virtud sea la generosidad.

–¿Qué le gustaría transmitir a los cofrades salmantinos?

–No es fácil, Salamanca es una plaza difícil de torear para muchas cosas y para la Semana Santa también porque hay tantas opiniones como personas, y cada uno habla de la feria según la va. Y cada uno habla de la Semana Santa según la vive y dónde la vive. Es complicado, pero intento que sea un pregón abierto y que llegue a todo el mudo, que nace de la sencillez del corazón, eso está claro, y desde la sencillez de la realidad de la Semana Santa, como la siento y como la vivo.

–A veces se critica al mundo cofrade porque solo vive un momento su fe, en Semana Santa, y lo no hace en la Iglesia el resto del año…

–La Iglesia se hace de muchas maneras, lo que hay que hacer es comunidad y hacer la Iglesia como encuentro en todos los momentos y circunstancias. No puedo decir mi Cristo o mi Virgen y luego no decir mi prójimo, yo creo que primero es ese el camino.

–Sin duda, si Proyecto Hombre está vinculado con la Semana Santa de Salamanca es con la Hermandad Dominicana…

–Siendo hermano mayor Manuel Toral nos acogen como su obra social dentro de la hermandad y nos implicamos en el vía crucis, en el lavapiés que se hace en la iglesia de los Dominicos, y también en la procesión de la Esperanza. Y se ha convertido en un estímulo y una motivación de cara a estas fechas, se ha hecho como parte de nuestro ser y estar, y lo que en un principio vivíamos con cierta expectativa de ver cómo respondían los muchachos, se convirtió en algo muy positivo para ellos y para nosotros.

–¿Qué ha supuesto para los usuarios de Proyecto Hombre esté vínculo?

–Todo ese cariño, cercanía y apoyo que sientes, siempre es motivador para una persona que está en un proceso de cambio, y entiende que hay otra vida y que se puede vivir de otra manera y que hay personas con las que puedes compartir y hacer actividades que te llenan y que dan sentido a tu vida.

–La salida de las adicciones no es fácil, ¿qué imagen de la Pasión salmantina podría representar mejor esa lucha?

–Hay varias, en las casas de Proyecto Hombre donde yo estoy está la Piedad, que es importante, pero evidentemente, el Perdón forma parte de un proceso de rehabilitación, pero si no hay Esperanza no hay nada. Y luego habría muchas más, porque también forman parte de todo el proceso. Proyecto Hombre es una realidad muy de vida, pasión, muerte y resurrección porque en el fondo pasan por ese proceso y la lucha es superar la cruz. En la cruz lo que pesa no son las drogas sino su propia vida, y dejar atrás esa vida y pasar a esa nueva resurrección implica pasar por la cruz, no solo del sufrimiento que arrastran sino lo que supone ese cambio en su vida, porque hacer un cambio a todos nos cuesta, y a ellos más. Y unido a esto aprovecho para pedir cirineos que ayuden a llevar la cruz y hacer el camino más llevadero y más fácil dentro de las dificultades que entraña. Los hay, pero esta sociedad necesita más. Gente que no tenga miedo, que no tenga vergüenza, que no tenga prejuicios a la hora de dar un paso al frente y decir aquí estoy, cuenta conmigo, toma mi hombro.

–¿Cómo está el nivel de cirineos entre los cofrades?

–Indudablemente creo que es una manera de hacer Semana Santa y Pasión a lo largo de todo el año. Dar de lo que somos y de lo que tenemos es fácil, darnos a nosotros mismos es otra guerra pero es la que merece la pena, cuando uno se da ya de corazón al final ganamos todos, el que más gana es el que da. Los donativos son necesarios, pero si no tiene un objetivo y un trasfondo, se convierte en algo vacío.

–¿Qué radiografía hace de la Semana Santa de Salamanca de estos momentos?

–La Semana Santa de Salamanca sabemos que está tocada, pero desde lo superficial, desde los comentarios de pasillos, en el fondo yo quiero creer que no está tan tocada porque el corazón de las personas que participamos creo que sigue teniéndolo claro. El fondo está claro, la forma está mal. Nos preocupa mucho el envase, cómo aparecemos, cómo nos representamos, queremos estar tiempo en la calle, queremos lucirnos, pero por otro lado, también es entendible, es el minuto de gloria de todo cofrade que durante un año espera ese momento. Yo he visto llorar a mucha gente cuando cae una nevada tremenda y no pueden salir por la puerta de Dominicos la hermandad, y se te cae el alma a los pies, porque detrás de ese momento hay miles de promesas, de compromisos, de agradecimientos, de sentimientos por encima de todo eso y no podemos tirar eso por tierra con comentario superficiales y chorras cuando no sabes lo que hay detrás. La Semana Santa necesita que los hermanos mayores y todos los que conforman cada hermandad, nos pongamos las pilas a la hora de ver el qué y para quién procesionamos. Va por temporadas, y no estamos en un momento malo de la Semana Santa de Salamanca, está tocada porque hay comentarios por un lado, luchas internas por otro, pero en el fondo eso forma parte del ser humano y donde hay encuentros hay desencuentros y roces.

–La Semana Santa tiene mala prensa por el mal ambiente que a veces se respira en el seno de las cofradías, ¿cómo se podría evitar?

–Si tu lo ves mal, vete, implícate e intenta hacer el cambio desde dentro. Pero ver la procesión desde la acera es una cosa e ir procesionando es otra. Varía mucho lo que se vive y se siente desde una manera u otra, desde un lugar u otro en el que te sitúes. Hace falta una formación e implicación en todas las hermandades en ese sentido porque desde el desconocimiento cometemos muchos errores, sin darnos cuenta ni sin maldad, caemos en prejuicios y hacemos valoraciones fuera de lugar. Entre las soluciones está que los que estemos ahí que nos lo creamos, si no apaga y vámonos. Con los hermanos cofrades hay que entrar en un diálogo, primero de escucha y luego de respuesta a su demanda y sus necesidades, pero desde el sentido común y cristiano. Se nos llena la boca hablando de fe pero el movimiento se demuestra andando. Habría que hacer un replanteamiento estructural a nivel global. Hacemos fraternidad y hermandad en la nuestra y con las demás. Cada uno tenemos nuestro sentido y razón de ser, yo no soy más ni menos porque mi Cristo o mi Virgen, pero a veces se nos va y nos sale nuestro ego.

–Bajo su punto de vista, ¿cómo debería de ser el cofrade ideal?

–Desde el encuentro de su fe con Dios, llevada a ese encuentro celebrativo, procesional, litúrgico, caritativo con los demás y eso nace desde una unidad y sencillez. El cofrade tiene que empezar mirando hacia dentro porque lo que leves dentro es lo que de verdad vas a transmitir y compartir.

–Se habla de las influencias del Sur en la Semana Santa de Salamanca, otros defienden que se apueste por la austeridad..., ¿ambos conceptos tienen cabida?

–Estar abiertos a todo es una cosa, hacer el ridículo es otra. El punto medio está en el sentido común de la hermandad, el sentido de nuestra salida procesional y de nuestra vivencia como hermandad, hay cosas como chirrían y chocan frontalmente con un estilo determinado, y cada cosa tiene su momento y su situación, su realidad. Castilla es Castilla y si queremos que esto sea Andalucía va a ser que no. Que hay cosas de Andalucía que podemos aprovechar bendito sea Dios, pero aprovechar, no que nos desvirtúen o que rompan con el sentido que caracteriza y que enriquece esa particularidad a nuestra Semana Santa. Hay una cosa que me llama la atención que es el afán de renovar e innovar, de inventar cosas, si está todo inventado, si lo que está bien vamos a conservarlo y vamos a mejorarlo en la medida de lo posible. Mejorar no es tirar por tierra el trabajo de años o un proceso que está encajado y situado, que está bien, no solo por tenerlo normalizado, pero creo que la Semana Santa de Salamanca tiene cosas muy bien puestas y hay que saber ponerlas en valor.

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