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Foto de familia de premiados y responsables de Cruz Roja, durante el encuentro de ayer. LAYA

La satisfacción de ser solidario

Los galardonados con los Premios Solidaridad de Cruz Roja se muestran orgullosos por poder ayudar a los demás

ROSA M. GARCÍA / WORD

SALAMANCA

Jueves, 30 de enero 2020, 17:58

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Satisfacción. Es la palabra que más repiten los galardonados en los Premios Solidaridad de Cruz Roja Salamanca. Satisfacción porque se sienten bien ayudando a lo demás de manera desinteresada. «Sois un modelo a imitar»; así se dirigió ayer a los premiados el presidente de Cruz Roja Salamanca, Jesús Juanes, durante un encuentro con los premiados.

«Salir del hospital y darte cuenta de que lo que has hecho ha servido para algo es lo realmente importante». Este el premio para Marce López y Piedad Domínguez, dos de los diez voluntarios de la Unidad de Cuidados Paliativos del hospital Los Montalvos, distinguidos con el Premio Solidaridad a la Acción Colectiva; su labor, dar apoyo a los enfermos con enfermedades avanzadas y a sus familias. Ellas llevan 13 y 14 años desplazándose un día o dos a la semana al hospital y «la actuación básica es el acompañamiento al enfermo y también dar mucho apoyo al cuidador o familiares», explica López. Su acompañamiento en la parte final de la vida es «complejo», porque «cada historia es un mundo y cada persona tiene una forma de afrontarlo diferente». Sin embargo, «se aprende y la experiencia es enriquecedora».

En Cuidados Paliativos «te enfrentas a historias complicadas, a situaciones muy complejas, a la negación, al dolor, al miedo, a un montón de cosas, pero realmente se hace una importante labor porque al final casi siempre eso se vence».

«No es tan duro como parece, se ve más duro desde fuera», comentan y añaden que para estar en un voluntariado de ese tipo «tienes que tener una estabilidad emocional importante, si no te tambalearías». Por ello el equipo psicosocial de la Unidad de Cuidados Paliativos es «quien nos valora y selecciona».

Piedad Domínguez quiso ser voluntaria a raíz de la muerte de su padre y ahora lleva un taller de manualidades. Marce López se dedica más a la relajación. Para ambas y para el resto de la decena de voluntarios es «enriquecedor» lo que hacen. Se muestran contentas con el premio de Cruz Roja, sin embargo, para ellas el afecto y el agradecimiento por parte de los pacientes y sus familiares, esa «valoración es lo más importante», es «realmente el premio».

En la misma línea, Carolina Alcazár, voluntaria de ASCOL, afirma sentirse bien con lo que hace. Ella ha sido galardonada con el Premio a la Solidaridad individual, algo que «fue sorprendente porque es una labor que yo hago sin más, no me cuesta, no lo veo como algo llamativo para que me puedan dar este tipo de cosas».

Lleva 12 años como voluntaria de la asociación y su labor, explica, «es bajar un día al hospital para estar con los pacientes y sus familiares», porque ASCOL «cuida mucho a los cuidadores» para que estén «atendidos y se sientan bien». Esta «es un poco más nuestra labor, darles ese respiro, emocionalmente que se puedan descargar con nosotros».

Carolina Alcázar explica que al empezar a colaborar y formarse con ASCOL, «cada vez me iba interesando y motivando más y quería saber más; entonces decidió probar si podía hacer la carrera de Psicología». Con 39 años empezó los estudios, siendo madre de dos niños pequeños y «poco a poco lo logré».

Para ella, el premio de Cruz Roja es un «orgullo» porque «lo estoy haciendo bien» y «me siento bien con lo que hago». Es un reconocimiento «realmente para ASCOL», porque «soy más feliz, mi vida cambió cuando los conocí, porque actúas diferente, ves la vida diferente, te aporta ciertas cosas que te enriquecen mucho como persona». A ellos es a los que» tengo que darle las gracias».

Sentirse bien consigo mismo

«Me siento bien conmigo misma», afirma Isabel García, del bar 'Colecciones', un establecimiento que el pasado diciembre se convirtió en un improvisado hospital para acoger a los vecinos afectados por un incendio en un bloque de viviendas del barrio Garrido. «Nos dijeron que necesitaban meter personas que estaban mal y yo dije, perfecto». Y las puertas del bar se abrieron para que los vecinos recibieran las primera atenciones sanitarias antes de trasladarlos al hospital. «Fue horroroso, la gente chillaba, lloraba... y yo estaba muy nerviosa», recuerda, pero «gracias a Dios todo quedo en un susto».

Una mala experiencia que se ha visto recompensada. «Tengo mucha satisfacción» y cuando recibió el premio de Cruz Roja «sentí una alegría por dentro como si hubiera hecho un favor muy grande. Me siento satisfecha por haber hecho lo que hice».

Los alumnos y alumnas del colegio Maestro Ávila recibieron el premio a la solidaridad infantil por organizar y protagonizar un desfile con 60 trajes de época de diferentes países para recaudar fondos para el proyecto Makopa, que persigue erradicar la pobreza infantil en Asia.

Alejandra Sánchez, estudiante de este colegio, fue, junto a otro compañero, la presentadora del desfile. Todos de alguna manera participaron en él y «nos lo pasamos bien y sabes que lo que haces es para ayudar a otras personas; gratifica mucho», por lo que «satisfacción es el resumen este proyecto».

Estos premios de Cruz Roja cumplen en 2020 sus 25 años y para esta ocasión «tan importante» se realizará algo especial, comentó Juanes.

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