Roberto Íñiguez: «Mi equipo es el mejor, no voy a poner las excusas de la juventud»

El vitoriano Roberto Íñiguez (52 años) llega a Salamanca para comandar la nave del CBAvenida las tres próximas temporadas. Avalado por su exitosa carrera en los banquillos, con una espectacular trayectoria en la Euroliga -un título y cinco fases finales- el técnico explica en El Norte de Castilla, una vez que el club ha cerrado su plantilla, su proyecto a largo plazo en una entidad acostumbrada a levantar títulos en los últimos años pero que ha tenido que replantearse el futuro por la incidencia de la covid-19 en el principal esponsor, la familia Recio.

–¿Qué quedan de sus características como jugador en el Roberto entrenador?

–El fondo de las personas no lo cambiamos mucho aunque evolucionamos. Cuando era jugador me gustaba tener conexión con el entrenador, saber lo que quería. Veía vídeos del rival, cómo podía robar balones, me gustaba preguntar. Eso sí, siempre he tenido bastante interés por el aspecto mental, que para mí muchas veces es diferencial.

– Estaba en el EBA del Valencia Basket y le llamó Carme Lluveras para dirigir el proyecto más caro del Ros tras echar en diciembre a Natalia Hejkova.

–Con Carme yo ya había hablado dos años antes. Siempre había visto los entrenamientos del filial porque el Ros entrenaba después de nosotros. Yo no era profesional pero sí lo hacía como profesional, lo hacía hasta cuando estaba en minibasket. Yo estaba trabajando con jugadores como Claver, tenía sentido lo que hacía. Pero más adelante no y hablé con el responsable de la cantera y pedí irme al cadete. Carme me vuelve a llamar y solo me pide una cosa, que sea el mismo que ella veía. Que no cambiase por ser un equipo femenino o profesional. Yo le dije que me tenía que adaptar porque son personas que necesitan entender mucho más lo que haces, necesitan conocer el sentido de lo que el técnico le dice y si cree es muy disciplinada y comprometida la jugadora. Entrenar en femenino ha sido igual que lo que hacía antes.

–Desde Salamanca a Lluveras se la veía como el personaje que quería ganar por encima de todo.

–Era muy competitiva, la primera que se disgustaba muchísimo cuando el equipo no lograba los objetivos. Estaba absolutamente obsesionada por esa Euroliga que ganamos. Pero luego tenía sus miedos como todas las personas que los disfrazaba con su manera de ser. Cuando la conoces, que es lo que hay que hacer con las personas, quería lo mejor para su equipo y sobre todo lo mejor para el esfuerzo que hacía en ese momento la familia Ros Casares. En ese momento, como pasa ahora con los Recio, con pocas ayudas institucionales. Ella fue valiente con mi tema, lo más lógico hubiese sido encontrar un nombre. Quería ver lo del EBA con su Ros, con esa pasión y exigencia, pero también con ese trato a los jugadores.

–Desde que sale del Ros solo tiene éxitos y lo más destacado es que llega a la fase final de la Euroliga con clubes que no entraban en las quinielas.

–Por el buen trabajo de todos, dimos con la tecla de cómo tenía que jugar esa plantilla y porque en el trabajo previo que se hace en verano marcas un camino y la constancia en el mismo a pesar de las dificultades te hace llegar a ese éxito, no creo que haya muchos secretos. Construir bien y saber replanificar. También saber aprovechar los trabajos previos de esos equipos el año anterior, no destruir todo. Por ejemplo, cuando cogí Girona no destruí todo lo de Ramón Jordana, muchas cosas las mantuve. Y es que eran buenas y útiles, eso se lo expliqué al equipo y funcionó. Ahora en Salamanca estoy viendo qué hacía el equipo el año pasado, hablo con Raquel Romo (ayudante) y voy viendo que hay cosas que nos pueden venir bien. O no, pero como mínimo debo verlas.

–¿Es su relación con la Euroliga lo que le trae a Salamanca?

–No creo que ni Jorge ni Carlos estén obsesionados con la Euroliga, sí que quieren competir y les hace ilusión estar en la mejor competición, para mí, del mundo. No haber estado en Euroliga este año para alguna jugadora fue un palo, no tiene nada que ver con la Eurocup, es otro mundo. Es como el jamón ibérico de Salamanca y el blanco de cualquier otra parte de España. Amo la Euroliga porque para mí como entrenador es la competición en la que mejor te puedes expresar, pero tengo claro y sé dónde estoy, un club para el que las competiciones domésticas son muy importantes. Y es donde ha marcado siempre la línea. No voy a sacrificar nada por la Euroliga. Y lo he hecho en todos mis clubes. Ni en Sopron. Espero que todo el trabajo nos haga llegar lejos.

–No ha perdido todavía en la Liga, ni con Girona ni con Ros (32 partidos invicto), ni en Würzburg. Alguna vez llegará...

–Está claro que voy a perder, no me obsesiona. Perder es bueno si no te sales del camino y te marca cosas nuevas para mejorar, a veces es hasta positivo. Ganar siempre enmascara cosas que no se están haciendo bien. Sobre todo si es una competición que dominas claramente y vas a otra más dura. Me preocupa mucho explicar a mi equipo el camino a seguir, hacerlo progresivamente pero no salirnos del mismo y cuando tengamos un problema, preguntarnos otra vez si nos hemos salido de la cultura donde queremos estar. Que ellas crean en la idea es clave.

–¿Qué le parece la plantilla que pone Avenida en sus manos?

–Estoy de acuerdo en lo que dijo el presidente, que me llama 'socio' porque yo se lo dije, ser alguien en el que tengan confianza y poder decidir los tres juntos (junto al gerente Méndez). Hace mes y medio veía complicado lo que hemos logrado, ha habido un esfuerzo enorme del esponsor y del trabajo de Carlos Méndez, pero también de todas las jugadoras y eso se lo he dicho a ellas, para que estén orgullosas de donde están. Ha sido un esfuerzo enorme económico por estar en Salamanca, por participar en el proyecto del CB Avenida y eso quiere decir mucho de lo que significa este club en el baloncesto europeo. A mí me llena de orgullo que muchas jugadoras quieran estar conmigo. Gajic me dijo que llevaba cuatro años intentando estar en un equipo que dirija.

–El presidente Recio dijo este jueves que Íñiguez es el fichaje estrella de este nuevo proyecto.

–Me da más responsabilidad pero yo no lo considero así, creo que estamos dentro de un grupo de trabajo y no me presiona. Voy a ser yo mismo. Quiero un equipo intenso, que juegue un baloncesto rápido, bastante agresivo por el equipo que tenemos un equipo que crezca. Es muy joven en edad media en la Liga, sobre todo para los objetivos que tenemos y las expectativas que queremos tener. Puede haber momentos de dudas por ser un equipo inexperto pero en ese momento es cuando hay que reforzar.

–Hablaba antes de los esfuerzos de la plantilla, pero usted también ha tenido que bajar mucho su caché para estar aquí.

–Lo que mejor he hecho en estos meses de confinamiento desde que hablo con el club, cuando llega un momento muy difícil y me entero de situaciones familiares del presidente, de la situación económica complicada de la empresa... creo que Jorge necesitaba confianza y tranquilidad. Me atreví a llamarle y le dije que no tuviera dudas conmigo, que tal como quedara el equipo, yo iba a estar. Y ahora estoy más implicado que nunca. Es lo que me gustaría que hubieran hecho conmigo. Espero que (a la sociedad) no se le olvide de dónde venimos, que las hemos pasado 'putas' aunque por cómo somos se nos puede olvidar rápido, pero hay que intentar ponernos en el lugar de los demás y valorar a las personas que hacen este tipo de esfuerzos. Creo que al 'presi' le ayudó saber que tenía un entrenador que iba a ser fiel y que le hablaba de corazón.

–Siempre le ha gustado lo de trabajar con jugadoras muy jóvenes para hacerlas crecer.

–Hay dos tipos de jugadoras que me gustan. A otros entrenadores les gustan equipos más hechos con jugadoras en pleno estado de forma y a mí me gusta acabar la temporada y sentir que las he ayudado. Me gustan las jóvenes que han tenido expectativas, que luego no han correspondido y están atascadas. Y ayudarlas. Igual porque tengo un hijo que es deportista y veo a sus compañeros. Yo no he ayudado a todas mis jugadoras, pero sí he pensado mucho en ellas. Y el otro tipo son las 'veteranas', que están como en ese nivel de que ya no pueden mejorar más y convencerlas de que aún pueden. Yo pongo el ejemplo de Zsofia Fegyberneky en Sopron. El agradecimiento mutuo al final es tremendo. Hay jugadoras que creen que con 34 años han pasado sus mejores momentos y yo digo que no y que a veces es un problema mental. Ahora con 33-34 puedes jugar tu mejor baloncesto porque mentalmente dominas y si el físico lo trabajas, que cada año debes hacerlo más que el anterior, si eres capaz de pagar ese precio, disfrutas como un 'enano'.

–En la plantilla de Avenida tiene en cada parte de la pista algo de veteranía y mucha juventud.

–Hay muchísima juventud. Para mí Vilaró es joven y se lo he dicho, con mucho espacio para mejorar. Gajic tiene cierta veteranía y solo tiene 25 años, y el juego interior tienen 25-26 (Gajic, Milic) y 22-23 (Diallo, Hof). Pero a la vez nos dará otras ventajas como jugar a una intensidad alta. Perdemos jugadoras muy buenas, no voy a descubrir a Gil, Fagbenle o Vitola, todas de Euroliga, pero tenemos otras cosas. Tenemos a lo mejor que hemos podido llegar con los recursos que teníamos. Estoy muy contento con la plantilla. Desde ya, para mí es la mejor del mundo.

–Tenía mucho interés en que siguiera Hayes.

–Sí, me identifico mucho con ella en cuanto a su baloncesto. Todo el mundo habla de lo que hace delante pero a mí me gusta mucho lo que hace atrás. No solo mete puntos, atrás puede negar una línea de pase, es agresiva, valiente... Y en eso el equipo debe seguir creciendo y Tyffani debe ser líder, no solo en anotar sino en intensidad. Si ella y Silvia lideran desde el ejemplo, el resto lo harán.

–Es posible que la Liga empiece en septiembre con la Supercopa el 5. ¿Es un contratiempo?

–Puede serlo porque nos pilla con una planificación diferente pero solo hay que cambiar el chip. Pero como entrenador no voy a poner una excusa, es un tema más de club porque es un gasto más al tener que empezar antes.

–Avenida siempre ha partido como favorito a todo. ¿Y ahora?

–Mi equipo es el mejor y sí que reconozco que otros equipos salen fuertes y debemos tener humildad y respeto. Somos un equipo joven que tiene que ir creciendo y alguna piedra en el camino no nos tiene que crear dudas. Con todo eso, hay que salir a ganar cada día. Sabéis lo que me gusta ganar y mi trayectoria, no voy a poner excusas de juventud. Que Valencia ha hecho un equipo de Euroliga con un plantillón... sí. Yo en Euroliga lo vería para aspirar a estar en play-off. Han dado el paso y ahora hay que ver si eso les crea una presión por ganar que deben afrontar. Girona ha dado un salto grande con Chelsea Gray; antes era buen equipo con Eldebrink, Palau, Petrovic todo el año, Elonu..., pero Gray les da un salto. Es muy diferente al nuestro pero nombre a nombre tiene un talento brutal. Y luego otros equipos darán guerra como Araski o Gernika y cuando vuelves de la Euroliga de esfuerzos máximos, volver a la Liga con un equipo que te está esperando cuesta. A Avenida le ha pasado en su historia esta clase de situaciones y me molestaría mucho que este año pasase. Podemos perder por razones, pero no por estas excusas.

–Póngase dentro de tres años cuando acaba su contrato. ¿Cómo le gustaría ser recordado? ¿Títulos? ¿Que Avenida volvió a una fase final de Euroliga?

–No, me gustaría reconocimiento de las jugadoras de que se ha hecho un buen trabajo con ellas, que son mejores, y que el club haya crecido en muchos aspectos. La prensa habla de títulos, copas, euroligas... y está bien pero lo que queda son las personas con el paso de los años. Van a llegar Valencia, Barcelona, Unicaja, franquicias ACB y Avenida tendrá que crecer y evolucionar en plantilla y en estructura para no quedarte atrás. En eso quiero ayudar también.

–En su Twitter se pueden encontrar preguntas existenciales tipo cómo abrir con guantes una bolsa del súper o multitud de consejos para jugadores.

–(Ríe) Me lo tomo como reflexiones que me gusta hacer al aire y compartirlas. Sin más. Ni miro la cuenta de seguidores. Pero voy a decir más. El día que empiece los entrenamientos con Avenida pondré un mensaje de 'off' porque no quiero estar pendiente de eso. Yo me lo tomo de una manera, pero cierta gente se lo toma de otra y le buscan doble sentido como si fuera dirigido a alguien. No es así.

–Empezó en masculino y ahora está brillando en femenino. ¿Volverá al basket con chicos?

–Yo voy a entrenar siempre en el equipo que más me presente un reto. Ahora ha sido Salamanca como antes Kursk o Sopron porque dentro de las ofertas que me llegaban eran las que me pedía el cuerpo. Sí me han llegado cosas de masculino pero no las he considerado interesantes.

–Es padre de Pablo, actual jugador del Hércules de Segunda B con partidos en Primera o Segunda. ¿Cómo es su relación con un deportista profesional?

–Ser padre es uno de los trabajos más difíciles del mundo. Con mi hijo intento ser natural y cuando eres tú mismo y hablas con el corazón sale la verdad. Cada vez intento meterme menos porque ya tiene 26 años y le aconsejo cuando él me lo pide. Hablamos mucho de la vida y deporte, porque somos grandes amigos. Es la persona que más quiero en esta vida.

–¿Le habla más como entrenador o como padre?

–Depende. A veces como entrenador porque igual hay cosas que debe entender. Hace tiempo me dijo que no iba a entrenar en su vida porque era dificilísimo pero ya el otro día ya me aviso que igual cuando lo deje... Yo me reía porque sé que va a ser entrenador, le apasiona el fútbol, ve muchos partidos, analiza, los piensa... le gusta y creo que la vena le saldrá. Para mí, mejor que haya sido futbolista porque si no hubiera sido un 'coñazo' como baloncestista porque me habría tenido que poner muchas veces la cremallera en la boca (ríe).