Lolo Escobar: «Si quieren y me escuchan claro que quiero seguir en el Salamanca UDS»
El entrenador del equipo salmantino expresa que «no me han llamado, si quieren que siga lo haré encantado y si no, me iré igual de encantado»
En el mercado invernal llegó a un equipo hundido, en la clasificación y en lo moral. El Salamanca UDS, con 3 puntos de 24 posibles, estaba casi condenado a perder dos categorías de golpe en un mismo año con la remodelación de la Segunda División B. Pero Lolo Escobar logró, con mucho trabajo táctico y psicológico, levantar a un equipo charro que al menos ha parado el duro golpe evitando una caída y dejando como mal menor al Salamanca UDSen la Segunda RFEF, ya salvado virtualmente, a falta de la jornada del próximo domingo
–Ha salvado -virtualmente a falta de una jornada del doble descenso- a un equipo que cuando llegó tenía casi los dos pies en el 'ataúd'.
–Sí, cuando llego me encuentro con una situación bastante límite. Era difícil pensar que esto se podía sacar adelante y a base de creer, de repetírtelo en la cabeza, de decírselo a los jugadores... fuimos creando un poso para tirar para arriba. Se empezaron a dar los resultados, que eso era fundamental, y luego hay que unir que desde el primer día lo de la afición es de locos, constantemente apretando. Alguno me decía que le daba igual que se bajara a Tercera, que lo que querían eran sentirse orgullosos del club. A partir de ahí el equipo tira para arriba y llega un punto en el que nos mirábamos y nos decíamos que esto ya era imparable.
–La situación era como agarrarse a un clavo arriendo. Un club con una gran masa social, un campo como el Helmántico y había que ser con 3 puntos de 24 o muy valiente o muy inconsciente.
–Totalmente. Lo primero que piensas es que si el Salamanca tuviera 10 puntos, ¿me lo iban a dar a mí? Pues no. Tenía tres puntos, pues con tres puntos. Era mi oportunidad y tenía que hacerla oro. Mi padre siempre me ha enseñado desde pequeño que cuando tienes un problema hay dos tipos de persona: las que se rajan o las que se agarran al problema y tiran para adelante. Y soy de las últimas. Afronté el reto y desde el primer día sin quejarme. Quería haber tenido más puntos, que no nevara cuando nevó, la climatología, con jugadores saliendo de la plantilla y que contaminaban mucho el ambiente del vestuario... Me focalicé en lo que tenía, en los Fer Llorente, Sergio Molina, Puma Chávez, Candelas... los fichajes y me dejo más. Esto es lo que me iba a sacar.
–La afición lo personaliza en el míster pero esto no lo logra usted sin la gran colaboración de los jugadores.
–Sería plenamente injusto personalizar esto en mí. Lo primero, los jugadores, porque yo llego con la cabeza fría y fresca. Y los importantes son los que están hechos una 'mierda', que les costaba ir a entrenar, que 'odiaban' el fútbol en esos momentos y se han levantado y creído. El mérito de estos jugadores es indiscutible. Ni solo el entrenador, ni solo los jugadores. Esto ha sido un cúmulo de todo, como la afición que se ha volcado o que el club ha tomado decisiones en Navidades que creo que han sido todas bastantes positivas. Sumas todo y por eso hemos salido de ahí. Esto no lo saca un entrenador solo, la plantilla sola o los fichajes que llegaron.
–Ahora ya que ha pasado, ¿lo vio negro en algún momento y que sería imposible impedir el doble descenso?
–La verdad es que ha habido varios momentos duros y situaciones extradeportivas que han pesado bastante pero al final te llevabas por ejemplo el palo de Pontevedra, estás hecho polvo al día siguiente pero luego ya estabas de pie. Recuerdo que el día de Pontevedra se murió mi perra que llevaba con ella 11 años, una más de la familia y esa noche me la pasé llorando porque se murió a las 4 de la mañana y por la tarde jugábamos. Y perdemos. Pero al día siguiente lo pasas mal, dices que esto no hay quien lo saque... pero dura 24 horas. Y a por otra guerra, otro último partido de la temporada. Otra posibilidad de ganar. Y así fuimos retroalimentando lo positivo.
–¿A qué se ha agarrado para convencer al vestuario de que era posible más allá de las dotes como técnico?
–Cuando llego lo que veo no me lo puedo creer. Todo, todo, todo negativo. Con cada persona que hablas del club, que si montamos un circo nos crecen los enanos, que si le damos al poste y se sale... todo era así. Y dentro del vestuario igual. Lo primero era cortar eso de raíz. Que había que pensar que el próximo palo iba a entrar y que teníamos derecho a que nos pasasen cosas bonitas. Ese fue el principal trabajo psicológico del primer día. Me chocó mucho ver ese destrozo mental que se hacían unos a otros. Había que dejar de quejarse. También influye que yo nunca había estado en un estadio como el Helmántico y salir a entrenar ahí era una oportunidad increíble de disfrutar mi vida como entrenador. ¿Cómo iba a estar yo negativo en un sitio idílico? Y eso se contagia también.
–Sin hablar del apartado económico porque eso es entre el club y sus empleados y ya en las ruedas de prensa ha dejado claro que es un tema del que no habla públicamente pero ¿le ha costado mucho tener al equipo centrado por ello?
–Es un sitio donde muchos elementos distorsionan lo verdaderamente importante. Muchos. Más que en ningún sitio donde he estado. Ya ha habido momentos en los que centrar la atención del jugador en el 'verde-balón-verde', que al final es lo único que vale, es difícil. Todos tenemos nuestros problemas pero la única forma era centrarse en el balón. Igual que cuando me hablaban de los arbitrajes. Pues sí, pero eso no lo podemos controlar y el balón sí. Ha habido momentos complicados, sí.
–¿Se ha parado a pensar que perder dos categorías en un año puede ser un golpe definitivo para este club y para cualquiera?
–Si soy sincero no lo he pensado. Lo que más me ha llenado de responsabilidad y jamás he pensado en que pueda desaparecer el Salamanca, es ver a tanta gente sufrir de verdad. Me han enseñado el sentimiento que tienen hacia el club. Eso sí que ha sido una responsabilidad y como les bajáramos dos categorías sería un palo tremendo. Eso sí ha sido una presión añadida que me ha pesado bastante y que tras el partido ante el Covadonga fue como una liberación de no fallar a tanta gente.
–Vamos con su futuro. Ya ha dicho varias veces en ruedas de prensa que está dispuesto a seguir. ¿Lo sigue pensando?
–Si se diera la oportunidad y se me escuchara claro que quiero seguir en el Salamanca UDS. Estoy feliz aquí. Me encantaría seguir. Aquí solo se me ha dado cariño pero de momento no ha habido ningún tipo de contacto. Pero también digo, el objetivo no se ha conseguido y entiendo que ese momento no ha llegado. Tendría que pasar un desastre el domingo pero cuando lo logremos veremos a ver qué pasa, qué opinión tiene el club. Como he dicho, no soy un problema para nadie. Si quieren que siga lo haré encantado y si no, me iré igual de encantado porque lo que he vivido me lo llevo para mí solo. Y es para sentirse orgulloso y para estar muy contento.
–¿Es cierto que se ha enfriado la relación con el director general Rafa Dueñas?
–Sinceramente, he venido tan centrado en el trabajo que mi relación desde el primer día no ha cambiado mucho. Es una relación profesional, donde no he tenido mucho trato con Rafa pero tampoco con nadie del club. Todo profesional. No creo que se haya enfriado o calentado en ningún momento. Ha sido así siempre. Siempre he estado centrado en el trabajo, yo solo quería conseguir el objetivo para el que he venido. Y lograrlo cuanto antes. Si ahora es fría, es igual de fría que el primer día. Y si ahora es caliente, igual que el primer día. La relación es estrictamente profesional.
–¿Y qué le dice el presidente Manuel Lovato? ¿Habla con él a menudo?
–No, jamás he hablado con Manuel, nunca me ha llamado. Yo tampoco he llamado porque tampoco creo que deba saltarme al director general de un club. Si él quiere hablar conmigo, por supuesto. Pero no hemos hablado.
–¿Su sensación personal es que sigue o que no?
– ¿Mi sensación personal? Estoy centrado en el domingo. Tras acabar el partido en Covadonga ha sido un poco un desahogo y por primera vez me he olvidado un poco del fútbol, he hecho cosas que llevaba mucho sin hacer. Por ejemplo, he jugado al tenis en Madrid, he celebrado mi cumpleaños que no lo había celebrado al igual que mi aniversario de boda... Todo en dos días. No he pensado ni en la alineación del domingo. Estos dos días han sido para mí y desde el miércoles volvemos a la 'guerra'.
–Hablar de unanimidad es imposible, pero que la gran mayoría de la afición del Salamanca UDS desea que Lolo Escobar siga es una evidencia.
–Sí, es lo que me demuestran, pero ha sido desde el primer día. No tendré nunca agradecimiento suficiente para agradecerles lo que me han hecho sentir desde el primer día. Es un todo una locura. Es una ciudad en la que todo se magnifica. Y ahora se ha magnificado en la dirección de ponérmelo todo fácil y mostrarme cariño. No ha habido un mal momento con la afición, quizá un poco el día del Pontevedra y gente muy puntual, pero el resto de la grada... Nunca he tenido algo como lo que me he encontrado aquí.
–El domingo ante el Sporting B puede ser un plebiscito el campo pidiendo la afición, otra vez, el ya famoso 'Lolo quédate'. ¿Eso puede perjudicarle o ayudarle de cara a los 'jefes'?
–No lo sé si puede perjudicarme o ayudarme. Estoy centrado en ganar al Sporting. Creo que se va a ver un Helmántico muy bonito como la semana pasada y voy a disfrutar cada segundo, no me lo va a amargar nadie, con mi afición y con mi equipo.
–¿Por si es el último?
–Por si es el último... pero eso es desde el primer día que llegué porque mi maleta siempre ha estado hecha. Es la vida del entrenador y sabes que el Salamanca además es un sitio caliente, que puedes ir fuera en cualquier dinámica de resultados malos... Siempre he disfrutado y mi hermano (su ayudante) y yo nos mirábamos con un buen resultado y nos decíamos 'venga una semana más'. Y en el siguiente partido, igual. Disfrutar de entrenar a un histórico aunque para mucha gente no lo sea, para mí sí, el Salamanca y en el Helmántico. Estar en un sitio al que pensabas que nunca iba a poder optar, cómo no voy a disfrutarlo. Cada segundo y cada minuto sabiendo que esto puede acabar cualquier día.
–Si se queda, ¿le gustaría que contaran con su opinión a la hora de confeccionar la plantilla?
–Si me quedo me encantaría que tuvieran en cuenta mi opinión, es de cajón. Si al final juego con un 1-4-3-3 y un modelo de juego trabajado que menos que escuchar al entrenador con el perfil de entrenador que necesitamos. Extremos de una tipología, laterales profundos, centrales rápidos porque nos gusta presionar arriba... Es como debe ser, trabajar en comunión.
–Será consciente de que si sigue y estando en Segunda RFEF, solo le van a pedir una cosa estando en el Salamanca UDS. Subir a Primera RFEF.
–Claro, es una situación mil veces de la que yo he vivido, que llegué con un equipo que estaba muy mal. Es una presión que acepto porque es mucho más bonito luchar por arriba que por abajo, que es lo más 'feo' del fútbol.