Un golpe de suerte dinamita la solvencia del Guijuelo ante el Haro Deportivo (1-0)
Un centro envenenado de Kevin Calle tumba al equipo chacinero en tierras riojanas
Aitor Lasa / ADG
Haro
Domingo, 22 de septiembre 2019, 21:06
Un centro tocado, ejecutado en busca de rematador en el segundo palo pero redirigido por el efecto hacia el primer palo. Esa fue la jugada que resolvió el titánico duelo disputado en territorio riojano por Haro y Guijuelo, equilibrando el saldo entre los dos equipos que debutaron juntos en Segunda B un ya lejano 4 de septiembre de 2004.
Fue, en términos estrictamente estadísticos, una jugada de traca que acabó resolviendo un duelo ganado a los puntos por el equipo riojano, pero que parecía condenado al empate que evitó, minutos después de ese mazazo Fermín, repeliendo a córner el durísimo trallazo que Bolaños se sacó de la chistera a la media vuelta en los momentos en los que arreciaba el aluvión salmantino sobre un rival replegado y decidido a ahondar la herida a la contra. No fue así, en todo caso. A pesar del enorme equilibrio que pareció minar las fuerzas de ambas escuadras durante la primera media hora de partido, un periodo convertido en choque de trenes. Los locales no lograron abrir ni una sola fisura en el entramado defensivo del Guijuelo. Con advertencia previa de los visitantes, que pusieron a prueba la capacidad de reacción con un disparo de Juanjo, atajado en dos tiempos.
En esa fase de desgaste, fue la primera pifia de Guillermo la que animó la tarde al liarse la manta a la cabeza y salir de la presión de dos jugadores blanquinegros driblando por aquí y por allá, amagando con desplomarse en uno de los quiebros. Una anécdota, en fin, después de algún que otro escarceo de Bolaños, que caía a banda izquierda para buscar los espacios adivinados detrás de la posición de los laterales de casa, muy avanzados.
Fue media hora, más menos, de máxima presión e intensidad que mantuvo en vilo al graderío, pero que se esfumó en cuanto el Guijuelo decidió bajar las revoluciones del juego ante un contrincante que aprovechaba el terreno cedido para ofrecer su mejor versión en el último cuarto de hora.
Kevin Calle maniobró por la derecha con una salida a máxima potencia para apoyarse en Mikel Bueno buscando una pared cerrada en falso por Razvan. Pero la presión que ejercía arriba el cuadro de Calle provocaba errores gruesos como el de Juanjo, que cedió de cabeza a su guardameta cuando le buscaba en la salida.
La grada vibraba con los suyos. Y el bloque salmantino empezaba a verle las orejas al lobo, comprobando que Valiño disfrutaba de más espacios y provocaba la reacción del bando forastero, ordenando el cierre de líneas y el ajuste en la presión, agotadora, sin poder evitar que Valiño lanzase a minutos del descanso un misil que salió rozando el poste izquierdo de Guillermo y rematase duro. Tuvo una segunda opción, pero chutó a las manos del meta foráneo. Tiempo para la reflexión, pendientes de saber quién soportaría mejor la explosión de ese primer tiempo.
Amenazó a las primeras de cambio Fermín con un saque de puerta reconvertido en asistencia sobre el carril izquierdo, sin que Valiño acertase en el recorte, dentro ya del área. El Haro se enceló con tres saques de esquina consecutivos, para asustarse poco después con un disparo escorado de Pablo Espina que repelió Fermin con el pecho, cediendo después un córner. Fue tras un cambio de juego de izquierda a derecha que Facu Ballardo templó de interior para buscar la cabeza de Josua, frenado por su marcador. De ese córner nació una pifia en el despeje de Guillermo, un balón a media altura que llegó a la zurda de Facu Ballardo, que envió la bola al segundo palo, sin meta bajo el marco. Apareció de forma providencial Iván Pérez para despejar sobre la línea de cumplida la hora de juego.
Fue Juanjo el encargado de sacudirse tanta presión ambiental arrancando por banda para enviar desde la banda un servicio al corazón del área que libró Armando por los pelos y que concluyó con un disparo cruzado de Carmona, desviado por la espalda de un defensa local. Acto seguido fue Bolaños el que no acertó a dar dirección correcta a un centro que se paseaba en paralelo sobre la meta riojana.
En ese cruce de golpes, poco claros en cualquier caso, fue donde apareció Kevin Calle y su sorprendente centro que, lejos de ganar salida, se envenenó buscando el fondo de las mallas a un cuarto de hora del final. Fue entonces cuando Ángel Sánchez dio entrada a Iván Agudo, buscando una reacción a la desesperada. En el epílogo, Fermín selló su puerta ante el trallazo de Bolaños.