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Los estandartes de todas las cofradías abrían la procesión y detrás los cofrades y el Santísimo bajo palio, que recorrieron las calles con las fachadas pulidas. M.J. GUTIÉRREZ

Fachadas pulidas con bordados serranos acompañan al Santísimo

LA ALBERCA ·

Bajo palio recorre todo el pueblo, con parada en seis altares para concluir en el atrio de la iglesia, donde es el ofertorio

M. JESÚS GUTIÉRREZ / WORD

LA ALBERCA

Lunes, 4 de junio 2018, 13:04

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Fachadas pulidas, estandartes de todas las cofradías, niños de Primera Comunión, pétalos de rosas, larga hilera de cofrades vistiendo capa negra y entre ellos, el Santísimo bajo palio. La procesión con el cuerpo de Cristo volvió ayer a brillar en La Alberca durante la festividad del Corpus Christi en un día con tiempo cambiante, en el que tan pronto salía el sol y hacía calor como se nublaba y hacía frío.

La iglesia volvió a llenarse de fieles para participar en la eucaristía, en la que no faltaron los sones de los tamborileros albercanos, para una hora después iniciarse la procesión y el ofertorio que se alargaron durante hora y media más. Una procesión que abrían los tamborileros seguidos de todos los estandartes de las cofradías albercanas y detrás, los cofrades vistiendo capa española negra -como manda la tradición- y formando dos largas filas seguidos de los niños de Primera Comunión, con sus cestas de pétalos de rosas, y del Santísimo bajo palio que fue llevado por los miembros de la Corporación y autoridades primero, para ser después relevados por distintos cofrades. Cerraban el séquito multitud de fieles que no quisieron perderse este día tan importante en La Alberca.

Todos ellos recorrieron prácticamente todo el pueblo a través de calles cuyas fachadas estaban pulidas con colchas y paños con bordados serranos y en las que había diversos altares, parándose la procesión en seis de ellos: primero, en el que hay a la puerta de la casa parroquial, después en la Plaza Mayor, y un poco más tarde en el que se encontraba en la plaza de San Antonio. Las tres paradas siguientes fueron en la calle Chorrito, en la puerta de la residencia de mayores -donde estaban los residentes esperando- y en Barrio Nuevo; para acabar el recorrido en el atrio de la iglesia, donde se celebró el ofertorio. En todas las paradas, tras los rezos y peticiones del sacerdote, los niños de Primera Comunión cubrieron al Santísimo con pétalos de rosas.

Como broche de oro, el ofertorio que cumplió con la tradición y que inició el alcalde y el juez de paz, realizando tres genuflexiones al subir la escalera y otras tres al bajar y siempre mirando al Santísimo. Le siguieron los concejales, los cofrades y los mayordomos con sus familias -vistiendo los trajes típicos- que salieron de las tres calles que desembocan en la iglesia. Tras ofrecer parte del público, el Santísimo volvió a ser cubierto de pétalos de rosa.

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