El comercio salmantino, desconcertado, urge «a marcar medidas claras»

De «desconcertante» califica Benjamín Crespo, presidente de la Asociación de Empresarios Salmantinos de Comercios (Aesco) el plan de desescalada presentado por el Gobierno.

«Estamos recibiendo miles de consultas porque hay mucha incertidumbre», afirma Crespo, que señala que «lo primero que pedimos es que con urgencia se marquen unas medidas claras».

También «es importante la incorporación de los trabajadores y la posibilidad de que sea paulatina la reducción de los ERTES», porque «si los comercios estamos con el 100% de los gastos, pero tenemos menos capacidad de venta, con implantación de medidas de seguridad que tienen un coste, pues, evidentemente, muchos van a tirar la toalla».

Desde el comercio se está de acuerdo en que «tenemos que hacer una vuelta a la normalidad paulatinamente, pero esa vuelta debe de ser con unas normas claras y bien estudiadas y además al mismo nivel que se vaya haciendo la vuelta a la normalidad económica, es decir, a que el consumidor vuelva a tener la confianza y la capacidad de compra».

En este último sentido, Crespo pone como ejemplo que las ONG están desbordadas para atender las necesidades de artículos de primera necesidad, como es la alimentación, por lo que el consumo en otros sectores será más complicado, como en el textil, que «necesita contar también con capacidad para tener protección, tanto para los empresarios como para los trabajadores, y además que los ciudadanos tengan la protección necesaria para acudir al comercio». En definitiva, «es un conjunto de muchos factores y es importante que esos factores estén superclaros».

Es necesario, por tanto, que «sector por sector, se pongan en la mesa las condiciones al cien por cien claras y con la seguridad sanitaria necesaria», porque el comercio es muy variado y no es lo mismo las condiciones de un local de alimentación, que de hogar o de ropa.

El presidente de Aesco afirma que «la pandemia económica es tan importante como puede ser la sanitaria, pero lo primero es la sanitaria», por eso, «tenemos que trabaja y actuar con la seguridad de hacer las cosas al 120% bien, sobre todo para que haya una seguridad sanitaria completa». En este sentido, señala que «al final también hay que exigir que tendremos que tener a nuestros trabajadores con test», ya que «se necesitan muchas garantías para poder ejercer nuestra actividad con seguridad y sin ella, no vamos a tener clientes».

Otro aspecto en el que insiste es que es necesario que «la gente vuelva a tener confianza para volver a ir a comprar, porque el problema no solo es de dinero, es también el índice de confianza del consumidor, no solo económica, ahora también confianza sanitaria».

En definitiva, «tenemos que arrancar de alguna manera y estamos de acuerdo con esas medidas, pero deben de concretarse claramente», así como ver «qué inversiones hay que hacer», y «cuando se vuelva a la actividad, que sea paulatinamente, dependiendo de la reacción comercial», por lo que insiste en la necesidad de flexibilizar los ERTES y «a medida que se vaya generando negocio, se vaya incorporando de manera gradual a los empleados».

Si no se toman estas medidas, «la pequeña y mediana empresa no podrá soportarlo».

En la misma línea, la Asociación de Comercio Asecov considera que es necesaria «mayor concreción en las medidas de desescalada» y pide al Gobierno que «defina los protocolos de seguridad y la normativa para el retorno a la actividad del sector».

La asociación recordó, en un comunicado, que el comercio es uno de los más afectados por el cese de actividad y «alargar la incertidumbre sobre cómo será la nueva normalidad está generando inquietud».

«Estamos esperanzados pero también preocupados, porque inicialmente abriremos y tendremos todos los costes, pero tendremos limitada la entrada de clientes, y se prevé un escenario de consumo muy controlado», explica la presidenta de Asecov, Soledad Gómez. Por eso, señaló que es fundamental conocer el efecto que puede tener la propia apertura del comercio sobre los ERTEs y los ceses temporales de actividad, para «evitar que se agrave la precaria situación económica de muchas empresas de comercio».