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Un trabajador de un taller legal de Salamanca trabaja en un neumático. LAYA
Uno de cada cinco talleres mecánicos que existen en Salamanca es un negocio ilegal

Uno de cada cinco talleres mecánicos que existen en Salamanca es un negocio ilegal

La patronal del sector afirma que «no puedes dejar la seguridad personal en manos de quien trabaja con la trapa bajada»

d. bajo / word

Domingo, 5 de julio 2020, 12:04

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La operación salida acaba de comenzar. En circunstancias normales las carreteras estarían repletas de turismos camino de la playa, de una casa rural en el pueblo o del aeropuerto más cercano, pero este año las circunstancias son cualquier cosa menos normales. La misma DGT apunta que «debido a la situación que ha vivido el país, el verano de 2020 es un verano incierto a la hora de prever flujos y desplazamientos de largo recorrido, tanto por la desconfianza de los ciudadanos como por la incertidumbre misma de los desplazamientos». Sean muchos o pocos, lo único seguro es que habrá más vehículos circulando que de costumbre.

La Confederación Española de Talleres (Cetraa) señaló hace unos días que «el paso por el taller antes de cualquier desplazamiento resulta este año, si cabe, aún más importante». Los coches han estado parados varias semanas y antes de echarse a la carretera es mejor tenerlo todo atado y bien atado. El secretario técnico de la Asociación de Empresarios Salmantinos de Automóviles y Talleres (Aesat), Víctor Yenes, coincide en que este verano «es más necesaria que nunca la revisión de cualquier vehículo antes de abordar cualquier viaje de media o larga distancia. Han estado parados y eso conlleva algún sufrimiento en la maquinaria de lo coches. Conviene una revisión en los puntos críticos y más importantes».

Yenes señala que tener un coche estacionado durante tres meses «repercute en la puesta a punto, baterías, luces, frenos, líquidos... Es importante señalar que ahora que hay un repunte en la actividad de los talleres tras al confinamiento es por los coches que necesitaban una puesta a punto. No hay que correr el riego de, tras tres meses parados, hacer un viaje largo o medio sin comprobar los elementos más seguros de la puesta a punto». La empresa Acierto.com estima que 1,6 millones de vehículos necesitarán recurrir a la asistencia en carretera y que el 90% de las incidencias serán fruto de averías en el motor, descargas de batería, fallos en el sistema eléctrico, pinchazos y reventones de neumáticos. Estas averías «se encuentran directamente relacionadas con la puesta a punto de nuestro vehículo. Y es que hasta uno de cada cuatro conductores no revisará el suyo antes de salir de viaje», señalan desde dicha compañía.

Llegados a este punto, la patronal salmantina recomienda a los conductores que acudan a talleres legales y homologados. La tentación de acudir a un negocio ilegal siempre estará ahí, pero según Yenes hay «mil y un motivos para elegir uno legal».

1001 motivos

El primero, obvio, que «la seguridad personal no puede quedar en manos de alguien que usa piezas que no se sabe de dónde vienen, que no se sabe cómo gestiona los residuos, sin garantías... la seguridad personal no puedes dejarla en manos de alguien que trabaja con la trapa del negocio bajada. Hay la tentación de acudir a los sitios mas baratos, pero hay que preguntarse por qué dan duros a cuatro pesetas. Los talleres legales cobran más o menos dependiendo de sus circunstancias, pero tienen garantías y si no dan la calidad adecuada se puede reclamar porque hay una factura».

Yenes añade que los negocios reglados «acometen las inversiones necesarias para dar garantía de calidad, porque los trabajadores están formados adecuadamente. Tienen garantía en las reparaciones y de que manejan de forma adecuada los residuos. Uno ilegal no puede hacerlo porque no esta dado de alta y no puede gestionar el aceite usado, por ejemplo, o los neumáticos, que seguramente acabarán en una alcantarilla o en un descampado. Y no pagan impuestos y, en la situación en la que estamos, nadie puede permitirse el lujo de no pagar impuestos para cubrir las necesidades sanitarias. Insistimos en que hay mil y un motivos para elegir un taller legal».

El secretario técnico de Aesat, Víctor Yenes.
El secretario técnico de Aesat, Víctor Yenes. LAYA

El secretario de Aesat pide también a los conductores que no se engañen. Quien más sufre por la existencia de los talleres ilegales son quienes cumplen con las normas, no las industrias que fabrican los coches. «Sin duda, el que más lo padece es el taller pequeño, porque es al que más le cuesta amortizar a sus trabajadores, paga cursos de formación, maquinarias... Los coches cada vez mas complicados de manipular o reparar y para eso hace falta formación. Y los cursos no son baratos y mantener un taller como propietario o a los trabajadores contratados son horas que dejas de trabajar». «Si se piensa fríamente», añade, «la gente no acudiría a una taller ilegal».

Vistos los motivos para confiar en los negocios reglamentarios, hay que plantearse por qué hay conductores tentados de acudir a los ilegales. Una respuesta es la economía. «Puede ser muy goloso, pero el coste a pagar puede ser también muy elevado», advierte Yenes. La pandemia de coronavirus frenó en seco a la economía y destruyó miles de empleos que ya veremos si se recuperan. «Por una parte esto puede generar menos desplazamientos por carretea, pero por otra, como vimos en 2008, cuando hay una crisis económica los talleres ilegales suelen afloran y la gente está tentada de acudir a ellos». La «difícil situación económica» es el factor determinante.

Causa-Efecto

Víctor Yenes recuerda los años oscuros tras la crisis del ladrillo. 2008 «fue una época de destrucción de empleo en todos los sectores y eso lleva a que mucha gente se vea 'obligada' a ponerse a trabajar de cualquier manera por su cuenta. Y no dudo de que si la cosa va bien se vuelvan legales. Hay una cierta predisposición a que, desde el punto de vista de la oferta, se ponga un taller porque hay que salir adelante. Y desde el punto de vista de la demanda, igual. Si el bolsillo está dañado van al más barato, que es el ilegal porque no tiene altas laborales, ni gestiona residuos, ni tiene permisos municipales, ni instalaciones ni maquinaria homologadas... y se ahorra costes que puede trasladar al cliente, aun con el riesgo de la falta de garantías. Y en una época de crisis económica se nota. Si la economía repunta, estos problemas afloran menos. Y si tienes empleo, vas a lo legal», explica. «No justificamos que se acuda a los talleres ilegales», aclara, «pero buscamos una explicación. Hay una relación causa-efecto total entre la crisis y los talleres ilegales».

Las asociaciones empresariales tratan de combatir este fenómeno, aunque la idiosincrasia de Salamanca lo complica todo. «Es una provincia con mucha capilaridad de talleres, dada la potencialidad agrícola y ganadera que tiene. Casi en cada pueblo hay un taller y hay más posibilidades de que surjan talleres clandestinos en pequeñas localidades para algunas reparaciones agrícolas». La patronal nacional Cetraa calcula que en torno a un 20% de los talleres españoles son ilegales. «Es un porcentaje que no nos gusta pero que tenemos que dar por valido. Ese 20% vale para Salamanca», comenta Yenes.

Las empresas tienen sus propios medios para combatir a los negocios ilegales. «Suele funcionar bastante bien un buzón de denuncias en el portal Cetraa.com, que las rebota a cada asociación provincial y de éstas llega a las autoridades competentes, como Ayuntamiento, Seprona, Hacienda... dependiendo de qué actividades se denuncien. Es una denuncia anónima y lo primero que hace la administración es investigar antes de derivar sanciones». La lucha contra los negocios irregulares «es un tema recurrente» en Aesat. Esta semana celebraron una Asamblea General «y siempre sale el tema. Pedimos datos a los asociados, pero con tantas naves perdidas en los pueblos es complicado tenerlos todos. Es una cuestión que nos atañe a todos».

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