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Exteriores de la cárcel salmantina de Topas.

Siete terroristas encarnan en la cárcel de Topas la derrota de ETA

Santi Potros y uno de los secuestradores de Ortega Lara conviven con militantes históricos de los temibles comandos Vizcaya y Nafarroa

el norte

Lunes, 11 de julio 2016, 11:44

Cinco hombres y dos mujeres preservan y mantienen todavía vigentes, tras los muros carcelarios de la prisión salmantina de Topas, el testimonio, la ideología y la herencia de ETA en este sofocante verano de 2016. Algunos de estos nombres han escrito las páginas más violentas de la organización terrorista y actualmente duermen a la sombra. Con cierta periodicidad y para mitigar su aislamiento carcelario, reciben la reconfortante visita de sus familiares y seres queridos, que se desplazan desde el País Vasco para hacerles más llevaderas las condenas impuestas por los jueces.

Aunque la denostada banda terrorista ha renunciado definitivamente a la lucha armada y su histórica estrategia violenta, la organización no se ha disuelto oficialmente y la cuestión más palpitante y controvertida del universo abertzale más radical la situación de los presos vascos que se encuentran dispersos por diferentes centros penitenciarios de España y Francia sigue siendo objeto de controversias políticas, manteniendo abiertas unas heridas que siguen sin cicatrizar.

Estos cinco hombres y dos mujeres, que militaron activamente en épocas pasadas en ETA o en los tentáculos de su entorno, cumplen diferentes penas carcelarias dictadas por los jueces en el centro penitenciario de Topas. Las recientes salidas de la prisión de dos correligionarios suyos Unai Hernández Sistiaga y Gaizka Astorkizaga los pasados 30 de junio y 1 de julio han menguado la huella de ETA y sus organizaciones afines en los módulos de Topas. Hasta entonces eran nueve los presos radicales vascos que estaban ingresados en dicho centro penitenciario. Con la excarcelación de Hernández Sistiaga y Astorkizaga, la presencia de ETA ha menguado considerablemente y solo quedan siete internos, todos ellos englobados dentro del fichero de internos de especial seguimiento, que son conocidos popularmente por las siglas FIES en los círculos penitenciarios.

Santiago Arrospide Sarasola, Iñaki Etxeberría Martín, Juan Manuel Inziarte Gallardo, Gorka Lupiáñez Mintegi y Xabier Ugarte Billar son los cinco hombres encarcelados por su mayor o menor implicación con la causa etarra. Las dos mujeres que también cumplen condena por el mismo concepto son Josune Arriaga Martínez y Maitane Linazasoro López. Sus nombres han sido desvelados por la plataforma Etxerat, colectivo que presta apoyo a los familiares de los reclusos vascos encarcelados que, según la terminología que ellos manejan y conforme a su monolítico discurso, tienen el rango de presos políticos.

Los peores atentados

De los siete reclusos, dos fueron activos protagonistas de los periodos más siniestros de ETA. En realidad, Santiago Arróspide Sarasola (Lasarte, 1948), que ingresó en Topas el pasado 3 de mayo, no es otro sino Santi Potros, quien ha llegado a acumular la astronómica condena de 3.000 años de cárcel, al encadenar sentencias por diferentes atentados. Su nombre está asociado, de forma macabra, a dos de los más despiadados atentados criminales de ETA. El primero lo perpetró el 14 de julio de 1986 en la plaza de la República Dominicana, en Madrid, que se saldó con el asesinato de 12 guardias civiles y por el que fue condenado a la escalofriante cifra de 1.920 años de prisión.

El otro sanguinario atentado, que protagonizó el hoy sexagenario alopécico y que tiñó de luto y tragedia nuestra reciente historia, es la matanza de Hipercor en Barcelona el 19 de junio de 1987, donde fallecieron 21 personas y 41 más resultaron heridas. Por este abominable y múltiple crimen, el juez le impuso una condena de 790 años. Desde su llegada a Topas, Santi Potros ha tenido un comportamiento correcto, no ha generado ningún incidente e incluso está preparando su próxima boda.

El otro destacado etarra encarcelado en Topas es Xabier Ugarte Villar, quien formó parte, junto con el difunto etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga, del comando que mantuvo secuestrado en 1996 y 1997 durante 532 días al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. Por dicho secuestro, Ugarte Villar fue condenado a 36 años de reclusión.

Por su parte, Gorka Lupiáñez Mintegi fue condenado a 11 años y 11 meses de prisión en el año 2009 por la Audiencia Nacional, por ser un miembro liberado del comando Vizcaya. En 2007 ya había sido detenido en Bilbao y fue juzgado por actos violentos de la kale borroka.

Juan Manuel Inziarte Gallardo, alias Jeremías (San Sebastián, 1954), ingresó en prisión en agosto de 2009, después de haber sido detenido en el aeropuerto de Barajas tras haber sido expulsado de México. El entonces juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, le acusó del asesinado de tres personas dos agentes de la Policía Nacional y la esposa de uno de ellos cuando formaba parte del comando Vizcaya en 1983.

Anteriormente, Inciarte Gallardo fue condenado por el asesinato de un guardia civil en Portugalete en 1984. En agosto atentó contra la comisaría del barrio de San Ignacio en Bilbao y, posteriormente, contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Las Arenas (Vizcaya) mediante el lanzamiento de granadas. En 1986 y secundando las directrices marcadas escrupulosamente por la dirección de ETA, se trasladó a Nicaragua y, después, emigró a México.

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