Aldeatejada vive con devoción y confraternidad su día grande del Corpus

Las fiestas del Corpus de Aldeatejada tuvieron ayer su día grande en el que ni siquiera la presencia ocasional de la lluvia pudo minar la moral de los vecinos e hijos del pueblo que estos días se han acercado hasta el municipio para disfrutar de los festejos.

A nivel religioso, sin duda alguna ayer era el día más importante, con la celebración de la misa y posterior procesión del Santísimo Sacramento al que, bajo palio, llevaron por las calles del pueblo repartiendo la bendición huyendo de la lluvia, que hizo su aparición levemente pero que no impidió el acto.

La comitiva avanzó por las calles y se detuvo en los dos altares adornados con alfombras, manteles bordados y flores en los que esperaba a recibir su bendición un niño nacido en el último año, que miraba atento lo que sucedía a su alrededor mientras el párroco le transmitía la bendición del Santísimo Sacramento.

También especial protagonismo tuvieron los niños de Primera Comunión que, como es tradición, acompañaron la procesión durante su recorrido, así como también los reyes juveniles y senior de las fiestas de este año.

Todo este recorrido estuvo amenizado por la gaita y el tamboril de Jorge Lozano, que estuvo acompañado por los alumnos del taller de tamboril que se imparte en el municipio, quienes quisieron demostrar ante sus vecinos los conocimientos y habilidades que van adquiriendo en dicho curso. Al final de la procesión, frente a la iglesia, el sonido del tamboril puso música a los bailes de algunos vecinos.

Tras los actos religiosos la actividad se trasladó hacia el frontón municipal, una instalación cubierta e inaugurada en los últimos meses y que sirvió de escenario ideal para celebrar la paella popular, una comida de confraternidad para unas 300 personas que se decidió trasladar a este lugar para mantenerla al resguardo de la lluvia.