«No le vamos a dar la razón al PP solo por haber votado a Mañueco como alcalde»
Esta histórica líder del movimiento vecinal es una de las caras nuevas en los bancos del salón de plenos del Consistorio salmantino
Cecilia Hernández
Martes, 3 de noviembre 2015, 12:27
Agustina Martín, Tina, es otra de las novedades que los aires de cambio de las elecciones del 24 de mayo dejaron en el Ayuntamiento de Salamanca. Histórica líder del movimiento vecinal de la capital charra, compagina desde la primavera su faceta de presidenta de la asociación de vecinos de El Tormes con la de concejala por el Grupo Municipal Ciudadanos. Tareas que, afirma, no se diferencian tanto entre sí, porque el movimiento vecinal, afirma, no deja de ser política. Eso sí, ahora sus quejas y reclamaciones encuentran un altavoz mayor, cosa que agradece y valora.
¿Cómo empezó en el movimiento vecinal?
Viví en Barcelona un tiempo, pero siempre me he considerado charra, y al casarme regresé a mi ciudad. Fue entonces cuando noté que la gente estaba parada, que había que empezar a mover las cosas. Y empecé a colaborar en la asociación de vecinos del Tormes y terminé de presidenta, cargo que sigo teniendo. También estuve en Fevesa, pero lo he dejado por incompatibilidad con la concejalía.
En Ciudadanos la consideran su enlace con los barrios.
Sí, porque me gusta que me digan lo que está mal y la gente de los barrios es la que más se preocupa por el entorno donde vive, la que más sentimiento de pertenencia tiene. Los barrios de Salamanca son como pequeños pueblos, en los que los vecinos se echan una mano y están pendientes unos de otros. Es totalmente diferente a como se vive en el centro.
¿Qué le piden los vecinos?
Que estemos pendientes de sus problemas, sobre todo de limpieza en los jardines y en las calles. Preguntas normales, que siempre me habían dicho y que ahora me llegan igual, porque yo sigo haciendo mi vida de siempre, pero con esa esperanza de saber que tengo más posibilidades, más fuerza, de lograr soluciones. Conozco bien la ciudad y muchas veces con ver la cara de las personas ya comprendes qué problemas pueden tener. Y suele pasar que casi siempre no son grandes cosas Lo que se necesita es más atención, más a estar ahí en el día a día de la gente, que sepan que estamos pendientes de ellos. Algo que me sucede es que, desde que soy concejala, me miran con sorpresa, como si les extrañara que estando en el Ayuntamiento siguiera haciendo mi vida normal, pero a mí me encanta estar en el barrio. Yo sigo siendo la misma de siempre.
Desde ese día a día normal, ¿es muy diferente estar en el Ayuntamiento?
Es un poco más de lo que ya hacía, porque siempre he pertenecido al movimiento vecinal. Es trabajar igual pero con un pie dentro del Ayuntamiento, pero sí es diferente ver las caras a los concejales sobre todo cuando recuerdo como venía antes a solicitar cualquier medida y tenía que presentarla por escrito, registrarla, etcétera. Y ahora simplemente es llegar y de tú a tú decirlo. Con la garantía, además, de que por esta vía, tarden más o tarden menos, las cosas se hacen. Es reconfortante, en cierta medida, saber que ahora se me escucha tras tantos años luchando desde el lado de los vecinos.
¿Y cómo le dio por entrar en política tras tantos años en el movimiento vecinal?
Bueno, hay que partir de la base de que el movimiento vecinal es política. Además yo siempre estuve en Unión del Pueblo Salmantino y el año pasado nos unimos a Ciudadanos, cuando finalmente pudimos, porque quisimos dar ese paso tiempo antes, hace cuatro, pero no fue posible por normas de Barcelona. Y entré en las listas a las municipales sin intención de salir concejala. Pero salí y aquí estoy, dando un poco más de guerra.
¿Cómo se podría mejorar la participación de los barrios en el Ayuntamiento?
Estamos avanzando mucho desde las elecciones. Ya con la presencia de nuevos partidos la participación ciudadana ha ganado mucho, porque, y hablo por Ciudadanos que es lo que conozco directamente, tenemos las puertas abiertas para ellos. Raro es el día en el que no tenemos a alguna persona en el despacho preguntando cualquier cosa. Y nosotros nos informamos sobre lo que sea y les llamamos por teléfono para responderles siempre. Es que el Ayuntamiento es la casa de todo el mundo y todo el mundo, dentro de un orden, puede venir. La gente tiene que perder el miedo o el respeto a entrar. Esta es la casa de todos y tiene que verse así porque han sido muchos años de cortijo, de un Ayuntamiento solo de un grupo y eso tiene que desaparecer.
¿Cree que la gente ha comprendido su postura en la investidura?
Nosotros siempre dijimos que íbamos a estar en la oposición, y, desde esa perspectiva, lo lógico era apoyar al más votado. Pero sólo para la investidura, no comprometimos el voto más allá. No se le va a dar la razón al PP por el mero hecho de haber votado a Mañueco como alcalde. Y hay que reconocer que el Ayuntamiento es mucho más divertido desde entonces, aunque los plenos duren más de cinco horas (risas).
¿Y después de las generales?
Algo va a cambiar, eso seguro. Y a mí me gustaría que así sucediera. Supongo que en el Ayuntamiento seguiremos igual, luchando cada día por mejorar las cosas. Pero poquito a poco, porque la prisa no es buena.
¿Qué le falta a Salamanca?
Industria. Y sobran bares. Falta también que se apoye a la juventud en sus pequeños negocios, pero yendo más allá de abaratar los costes, porque en Salamanca no hay trabajo y por mucho que se intente determinados negocios no van a funcionar. Hay que cambiar el modelo productivo y ver qué se puede hacer para mejorar. Y también creo que hay que superar las diferencias políticas que durante muchos años han mediatizado esta ciudad y han impedido que instituciones y organizaciones hablaran entre sí y lucharan por el bien común porque venían de ideologías diferentes. Es que parece que España sólo se mueve por política y por fútbol, por eso cuesta tanto que la gente se mueva y luche por lo que es suyo.