Las oenegés se preparan para acoger a los refugiados que lleguen a la ciudad
Cáritas evalúa los medios disponibles, mientras que Cruz Roja participa en el plan de acogida
FRANCISCO GÓMEZ
Lunes, 14 de septiembre 2015, 12:39
Un ritmo incesante de balsas que llegan hasta territorio europeo. Fronteras en las que se forman campamentos que hacen dudar del significado de palabras como dignidad o solidaridad. Trasiego de trenes, autobuses, caravanas en pos de una tierra en paz. Estamos ante el mayor movimiento de refugiados en Europa desde la segunda Guerra Mundial y parece que las rígidas maquinarias gubernamentales han tardado en ponerse en marcha. Es justo lo contrario de lo que ocurre con las organizaciones que llevan años luchando contra crisis humanitarias, aquí y allí. En Salamanca, desde hace semanas, hay un intenso trabajo en entidades como Cáritas o Cruz Roja con el fin de garantizar un plan de acogida digno y una respuesta eficaz a los refugiados que puedan llegar finalmente a la provincia.
Cuál será ese número es una de las incógnitas principales en este momento. Se sabe que España asumirá un cupo de alrededor de 15.000 refugiados que actualmente se encuentran en Grecia, Italia y Hungría, pero se desconoce todavía qué fecha marcará el Gobierno español para esa acogida y cuál será el procedimiento para distribuir a esas personas en función de los recursos disponibles.
Desde Cruz Roja Salamanca, se insiste en que «este proceso tiene que estar regulado y controlado en primer lugar por el Gobierno de España» y posteriormente por las propias autonomías y también por las administraciones locales.
De hecho, Cruz Roja ya ha mantenido reuniones en este sentido con el Ayuntamiento de Salamanca y la Diputación provincial con el fin de «conocer cuál es la respuesta que se puede dar coordinadamente en función de las residencias, viviendas sociales y otras dependencias disponibles», señalan desde la organización.
Desde Cruz Roja Salamanca se insiste en plantear no solo una acogida en términos temporales y desde la urgencia, sino que «hay que buscar un plan coordinado que garantice el respeto a la dignidad de las personas, y también a sentar las bases para que continúen con un proyecto de vida».
Es el mismo planteamiento que se realiza desde Cáritas Salamanca. Su delegada, Carmen Calzada, señala que la organización diocesana ha celebrado varias reuniones de coordinación, con el objetivo de «abordar este proceso de acogida de refugiados no solo desde una posible respuesta a necesidades primarias, sino subrayando el carácter de personas con necesidades, anhelos, sueños de quienes lleguen finalmente».
Calzada destaca que «estamos trabajando hacia dentro y hacia fuera para que en el momento en el que el Gobierno de España pueda clarificar el proceso de acogida de estos refugiados, desde Cáritas Salamanca podamos inmediatamente poner a su disposición todos los recursos disponibles».
La delegada señala que se han mantenido igualmente contactos con el Ayuntamiento de Salamanca y se está a la espera de que «podamos acercarnos más a las cifras concretas y también a los problemas concretos que se puedan plantear para que pongamos sobre la mesa en qué podemos ayudar cada uno».
En todo caso, y aunque todavía no se puede determinar cuál será el número de refugiados que podrían llegar a Salamanca, Calzada se muestra rotunda al asegurar que «aquí problema de capacidad de acogida no va a haber, estamos convencidos de que vamos a poder dar una respuesta más que suficiente al posible número que se nos plantee, porque ese es el testimonio de solidaridad que estamos recibiendo».
Experiencia acumulada
Por este motivo, desde Cáritas se remarca que «no estamos preocupados solo por ese momento inicial de la acogida, sino que estamos fijando nuestra prioridad en un proceso más amplio, en el que se tengan en consideración la dignidad y los derechos de estas personas que salen huyendo de su tierra» y eso implica, explica, «desde formación en el idioma español, hasta facilitar documentación o buscar una posible inserción laboral».
Un reto que no es nuevo para Cáritas, que ya tuvo experiencia en la acogida en Salamanca de inmigrantes en los momentos de mayor presión con la llegada descontrolada a Ceuta y Melilla años atrás. «En aquel momento, se tardó muchísimo en reaccionar y eso lo complicó todo, pero con mucho esfuerzo fuimos capaces de conseguir dar una respuesta digna a esas personas, a las que se les facilitó acogida en un primer momento y también documentación para que pudieran moverse por la Unión Europa», recuerda Carmen Calzada.
Por este motivo, la delegada insiste en que «la opinión pública tiene que saber que desde la Diócesis de Salamanca, desde Cáritas y también desde otras entidades como nos consta, tenemos totalmente abiertas las puertas a dar una respuesta a esas necesidades de acogida que no puedan ser cubiertas por el propio Estado y estamos convencidos de que vamos a ser capaces de alcanzar ese reto de manera satisfactoria».
Y es que, además, está el trabajo que la confederación lleva a cabo a través de las organizaciones locales en los propios países en Medio Oriente o en el norte de África. «En Siria, en Líbano, en Turquía y también en Serbia y Grecia estamos trabajando para tratar de garantizar la dignidad de las personas y también para tratar de impulsar la paz y por eso lo más importante de todo esto es que hay que pensar entre todos seriamente la manera de que cambien las cosas para evitar que determinados intereses acaben por arrasar tierras y personas», explica Calzada.
Para la coordinadora de Cáritas en Salamanca, «o cambia radicalmente el modelo internacional que tenemos o estamos abocados a que haya crisis cíclicas de refugiados y migraciones masivas que nos van a llenar de dolor y de vergüenza», por eso, considera que además de garantizar, en primer lugar, una respuesta de acogida al problema que ahora hay sobre la mesa, es el momento de «impulsar una nueva política decidida de cooperación al desarrollo y también una política de integración hacia quienes vienen a enriquecer la sociedad».