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elena Gómez
Domingo, 17 de mayo 2015, 14:00
La localidad de Cespedosa de Tormes celebró ayer la octava edición de su Festival de Danzas de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia, una cita anual que en cada edición congrega a grupos de la provincia y de diferentes puntos de la región que comparten una tarde de bailes y tradición.
Se hace inevitable, al hablar de tradición en el mundo de la danza de Cespedosa, hablar de sus músicos, especialmente de su tamborilero, Amador González, que ayer colgó las baquetas del grupo tras más de medio siglo tocando el tambor.
«La música seguirá mientras tenga fuerzas», señalaba en un tono entre la amenaza bromista y la tristeza por dejar esta pasión, que heredó de su padre y que lo ha acompañado a lo largo de sus 82 años.
Lo que González desconocía era la cantidad de sorpresas que le esperaban a lo largo de las más de dos horas que duró el festival de danzas pues, además de regalos por parte de la Corporación municipal y del que hasta ayer ha sido su grupo, Nuestra Señora del Carrascal, sus hijos, ajenos al mundo del baile, se animaron a coger los palos de paloteo y marcarse unos pasos al ritmo que marcaba el tambor de su padre, algo que le llenó los ojos de lágrimas de emoción y despertó el aplauso de sus vecinos y de los visitantes.
El grupo Nuestra Señora del Carrascal, anfitriones de esta cita folclórica en la que cada año participan grupos llegados desde distintos puntos de Castilla y León, también quisieron rendir su habitual homenaje a otro símbolo vivo de la tradición en Cespedosa de Tormes:Miguel Garrudo, más conocido como el tío Betina, responsable de rescatar los bailes tradicionales de la localidad, perdidos con el tiempo, y enseñárselos a las nuevas generaciones.
Garrudo, palos en mano, aún es capaz a sus 98 años de marcar el ritmo de la danza que, con mucho cariño, le dedicaba el grupo local.
Yes que, tal y como indicó el concejal de Festejos, José Antonio Hernández, al empezar el evento, «la Reserva de la Biosfera es más que el paisaje y la naturaleza, son sus gentes», unas gentes que tienen unas tradiciones que, gracias a eventos como éste y a personas como Amador González y Miguel Garrudo, permanecen.
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