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Viernes, 20 de marzo 2015, 12:38
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Un grupo de investigación encabezado por científicos de la Universidad de Salamanca ha constatado que los propóleos del noroeste de España poseen unos índices «muy elevados» de plomo y cromo. La catedrática de Química Analítica, Nutrición y Bromatología de la Usal, María Inmaculada González, que dirige el proyecto, explicó ayer que los datos eran «sorprendentes». El nivel de plomo llega a 15 partes por millón y el de cromo a 5,7 en las muestras de propóleos recogidas en la región, tanto en explotaciones apícolas ecológicas como en tradicionales. El 80% de los propóleos de la Comunidad estarían contaminados por plomo.
Así, los investigadores piden a las administraciones que legislen qué limites de plomo y cromo puede haber en los propóleos. La legislación de la UE menciona que el contenido máximo de plomo en los alimentos no puede superar las 0,1 partes por millón, pero no hay una ley específica para los propóleos.
Según los expertos «se debe incidir en el control de calidad» de los propóleos y en la creación de «normas estrictas que regulen sus características de aptitud». La miel es un producto distinto y no sufre este problema de contaminación.
El motivo de esta petición es que los propóleos tiene propiedades antisépticas, antivirales y antiinflamatorias y su uso se ha vuelto bastante común, porque también tienen grandes cantidades de calcio, potasio, hierro, fósforo y magnesio, todos beneficiosos para la salud. Las abejas lo usan para proteger sus colmenas.
Los expertos aseguran que estos resultados «no significan que los productos que están el mercado estén contaminados». Recuerdan que la investigación se ha hecho con materia prima en bruto (propóleos recogidos directamente) y no con los productos elaborados y tratados que están en el mercado. Los propóleos se usan en la industria alimentaria, cosméticos e infusiones, entre otros.
Las causas de esta contaminación podrían tener un origen antropogénico (es decir, la actividad humana). El uso de fertilizantes agrícolas, aguas residuales, vertidos industriales o combustibles fósiles son «fuentes probables» de plomo y cromo.
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