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El Real Valladolid vuelve a la senda de las victorias y deja al Mallorca a siete puntos
El gol de Enes Ünal tras una gran jugada de Sergi Guardiola sirvió a los de Sergio para volver a ganar tres meses después en un choque en el que terminó encerrado en su área
Tres meses menos dos días tardó el Real Valladolid en volver a ganar un partido, pero a tenor de lo que se vio en la ... tarde del sábado en el Estadio de Son Moix de Mallorca, la espera parece haber merecido la pena. El equipo de Sergio González, que regresó dos semanas después al 4-4-2 que tantos réditos le ha dado en su etapa más reciente de blanquivioleta, cuajó un partido serio, repleto de oportunidades de gol y en el que mandó durante muchos minutos. En su debe hay que apuntarle que concedió más de lo habitual en defensa y que terminó otra vez ahogado por la presión rival durante los últimos minutos, echando en falta la presencia de Joaquín Fernández actuando de dique de contención en el eje, un puesto en el que el almeriense ha terminado por convertirse en un imprescindible para la estabilidad del esquema del plantel castellano.
El gol de Enes Ünal en la segunda mitad del choque, después de una brutal jugada de Sergi Guardiola que recogió la pelota a muchos metros del área y la condujo hasta la línea de fondo para servir un gran centro, puso el lazo al buen trabajo grupal de un equipo que termina con su racha de nueve encuentros consecutivos sin llevarse la victoria y lo hace dejando a siete puntos de distancia además del golaveraje al Mallorca , un rival directo por evitar el descenso de categoría.
RCD Mallorca
Reina; Sastre (Pozo, min. 70), Valjent, Raillo (Xisco Campos, min. 49), Agbenyenu, Salva Sevilla, Baba, Lago Junior, Dani Rodríguez (Take Kubo, min. 58)Cucho Hernández y Budimir.
0
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Real Valladolid
Masip; Moyano, Kiko Olivas, Salisu, Raúl Carnero, Alcaraz, Míchel Herrero, Óscar Plano (Waldo, min. 87), Toni (Hervías, min. 71), Enes Ünal (Fede San Emeterio, min. 90) y Sergi Guardiola.
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Goles 0-1, Enes Ünal a centro de Sergi Guardiola (min. 56).
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Árbitro David Medié Jiménez (Comité Catalán) mostró tarjetas amarillas a los locales Reina, Dani Rodríguez, Budimir y Cucho Hernández y al visitante Toni Villa. Además, expulsó al segundo entrenador del Mallorca, Daniel Pendín.
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Incidencias 13.891 espectadores en el Estadio de Son Moix en partido correspondiente a la 22ª jornada de LaLiga Santander.
Con todo. Con el Real Valladolid cerrando el choque con siete remates a portería y cinco fuera de los tres palos y dejando su meta a cero una vez más (el conjunto Bermellón llegó a rematar hasta en diez ocasiones, cuatro de ellas sobre la meta de Masip), el choque pudo haber sido muy distinto si el equipo no llega a reaccionar a tiempo o si el Mallorca hubiera encontrado premio a su aluvión de fútbol después de que Medié Jiménez anulase a instancias del VAR un gol de Dani Rodríguez en la primera mitad. De hecho todo lo acontecido antes del paso por vestuarios estuvo mediatizado por esa jugada. No porque determinara lo que ocurrió en esos 45 minutos iniciales (el tanto después invalidado llegó en el 28), sino porque significó un antes y un después en un choque que hasta ese momento dominaba firmemente el Real Valladolid.
Para cuando Lumor dio el pase de la muerte a su compañero décimas de segundo después de que el balón saliera por línea de fondo, el Pucela había disparado ya cuatro veces sobre la portería de Reina aunque con escaso peligro porque los dos remates de Enes Ünal de cabeza y el de Alcaraz en el rechace de un córner acabaron en las manos del portero y el de Óscar Plano, desde dentro del área, lo rechazó una defensa que luchaba por salir a flote absolutamente desordenada y superada cada vez que el madrileño o Toni Villa desde el otro perfil entraban en juego.
Pero el tanto de Dani Rodríguez y los segundos posteriores en los que tanto los futbolistas del Mallorca como los del Real Valladolid creían que camparía en el marcador hicieron mella en la moral blanquivioleta, que por primera vez en mucho tiempo se mostró absolutamente frágil. El vaivén emocional trajo consigo el hundimiento de un equipo que pasó de dominar el balón y el tempo del duelo y de generar peligro cada vez que pasaba del centro del campo a no saber cómo sujetar las acometidas de Lago Junior o Salva Sevilla, que empezó a filtrar balones peligrosos entre todas las líneas blanquivioletas. En 180 segundos el agujero pudo ser terrible porque los de Vicente Moreno lo intentaron hasta cuatro veces, las más peligrosas en las botas de Dani Rodríguez y Cucho Hernández con sendos disparos que no hicieron la sangre que buscaban.
Ese Pucela mandón, afilado y que daba las mejores sensaciones de las últimas semanas de competición mutó en un equipo ahogado que necesitaba un respiro y Jordi Masip, ya veterano, perdió tiempo en un par de saques de esquina para ver si le volvía el fuelle a los suyos. Y lo logró, porque la primera entrega del choque se solventó con un disparo de Toni -el mejor de la primera parte en el ataque junto a Enes Ünal- a las manos de Reina y una intentona de Guardiola que no valía porque el de Manacor estaba en fuera de juego.
El paso por vestuarios sirvió para recolocar las cosas. Al Real Valladolid le valió para reafirmarse en su idea de juego del arranque del encuentro y recordar que en la primera media hora había vuelto a ser el equipo al que se había acabado echando de menos en las últimas semanas. Al Mallorca, para darse cuenta de que si dejaba jugar al Pucela terminaría encajando porque en la primera mitad, excepto en esos cinco minutos de coraje después del tanto anulado a Dani Rodríguez, se vio a merced de su rival.
Los de Sergio volvieron a la presión sobre la salida del balón del Mallorca y en su tercera ocasión de la segunda mitad encontraron el gol que a la postre sería definitivo. Los de Vicente Moreno volvieron a funcionar a arreones de intención más que de fútbol y se crecieron con el paso de los minutos ante el habitual paso atrás de un Real Valladolid que repitió el guión de la mayor parte de sus partidos: no perder en 20 minutos lo que se ha ganado durante el resto del choque.
Así poco a poco los blanquivioletas fueron reculando y viéndose encerrados en su área, una sensación que se acrecentó con la entrada de Kubo al campo de cara a la última media hora. El japonés, que siempre genera peligro de la mano de su enorme calidad técnica tuvo la mejor ocasión del partido, pero su disparo desde la frontal se marchó junto al palo izquierdo de Masip dejando a la grada enfadada y al equipo bermellón muy tocado para lo que queda de temporada.
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