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El Real Valladolid sufre un duro varapalo en Granada
El gol de Puertas en el minuto 81, refrendado por el árbitro tras visitar el monitor a pie de campo, desmontó a un Pucela que terminó derrotado en el último minuto del encuentro
Mazazo, VAR mediante, el que se llevó anoche el Real Valladolid en el Estadio Nuevo Los Cármenes de Granada después de que el conjunto granadino ... terminara de remontar en el último minuto un partido en el que los blanquivioletas mandaban en el marcador hasta el 81 gracias a un gol de Sergi Guardiola con un fantástico disparo desde la banda.
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Sergi Guardiola fue el que más brilló hasta que dejó el campo
El polémico tanto de Antonio Puertas a nueve del final que Martínez Munuera dio por bueno tras refrendar en el monitor a pie de campo su impresión de que el atacante granadino había rematado el centro de Darwin Machís con el hombro y no con el antebrazo como le reclamaba Sergio González vehementemente, empezó a voltear un duelo que terminó por dejar los tres puntos en casa de los andaluces cuando en el sexto minuto del descuento Carlos Fernández llevó a las redes un centro servido por Fede Vico desde la banda derecha que el delantero hizo bueno con un reverso lleno de sangre fría en la frontal del área pequeña.
Granada C. F.
Rui Silva; Víctor Díaz (Antonio Puertas, min. 61), Germán, Martínez, Carlos Neva, Gonalons, Yangel Herrera, Foulquier, Vadillo (Fede Vico, min. 71), Gil Dias y Carlos Fernández.
2
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1
Real Valladolid
Masip; Moyano, Kiko Olivas, Salisu, Raúl Carnero, San Emeterio, Alcaraz, Plano (Antoñito min. 90+2), Toni Villa (Waldo, min. 75), Sergi Guardiola (Míchel Herrero, min. 79) y Enes Ünal.
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Goles 0-1, Sergi Guardiola, min. 56. 1-1, Antonio Puertas, min 81. 2-1, Carlos Fernández, min 90+6.
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Árbitro Martínez Munuera (Comité Valenciano) amonestó a los locales Foulquier, Vadillo y Carlos Fernández y a los visitantes Óscar Plano y Fede San Emeterio. También mostró amarilla al entrenador del Granada Diego Martínez.
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Incidencias 15.782 espectadores en el Estadio Nuevo Los Cármenes en el partido correspondiente a la jornada 24 de LaLiga Santander.
El conjunto blanquivioleta mereció mucho más en su visita al coso granadino en un partido que parecía haber encarrilado antes de la hora de juego con el golazo de Sergi Guardiola que se coló junto al palo de un Rui Silva más pendiente de la posición de Ünal, que esperaba el centro del punta manacorí, y en el que los futbolistas del equipo castellano supieron mantener durante casi todo el encuentro muy alta su capacidad de entrega y también el orden de las tres líneas en las que a modo de futbolín se repartían los jugadores.
Con todo, y pese a que el equipo parecía que esta vez sí que tenía la fortuna de su lado tras el acierto de Guardiola y después de que en la primera mitad Salisu despejara bajo palos otra acción de Carlos Fernández, lo cierto es que la expedición blanquivioleta regresa a casa de vacío y ve como el Mallorca le recorta tres puntos tras la victoria de los insulares ante el Alavés. Las sensaciones futbolísticas son buenas porque el equipo realizó un completo duelo en líneas generales, pero la frustración también puede ser clave tras lo sucedido. Indignación por lo ocurrido en el gol de Puertas, pero chasco también porque de nuevo, como sucediera en el choque ante el Valencia, el equipo recibe un gol en los instantes finales tras un remate de un rival a poco metros de Jordi Masip.
La primera parte, de ida y vuelta, fue muy entretenida para el espectador, sobre todo para aquel al que los colores le dejaran disfrutar de las continuas llegadas de ambas escuadras a las áreas en un duelo en el que el centro del campo era poco más que uno de esos pasillos de los aeropuertos cuyo suelo tiene una cinta mecánica que multiplica la velocidad de los que caminan sobre ella. Con el Real Valladolid comandando la posesión por la mínima (47%-53%), lo cierto es que el equipo local fue el que llegó con más peligro hasta la portería rival, especialmente en la ocasión que desbarató Salisu en el minuto 18 después de que Carlos Fernández cazara un balón a la espalda de la defensa y salvara con un sobrero la salida de Jordi Masip.
La velocidad y la inteligencia del ghanés a la hora de ir a cubrir la portería terminó por echar por tierra la mejor oportunidad de una primera mitad en la que el conjunto nazarí disparó dos veces entre los tres palos (en la otra el catalán desbarató con la manopla el intento de gol olímpico de Vadillo), mientras que el Pucela solo ensayó una vez el tiro, con un lanzamiento lejano pero muy duro de Óscar Plano que se marchó a pocos centímetros del palo para morir en el fondo sur de Los Cármenes.
La verdadera pelea estaba lejos de la frontal; en las bandas, donde Toni Villa se las tenía tiesas con un Dimitri Foulquier advertido por el colegiado desde el primer cuarto de hora, cuando Martínez Munuera le amonestó en su tercera falta sobre el menudo futbolista murciano, y que pudo ver la segunda en alguna de las múltiples batallas en las que se metió para defender su parcela, especialmente en la primera hora del choque. En el otro extremo las subidas de Moyano y especialmente los descuelgues de Guardiola hacían daño al costado defendido por Carlos Neva, que no sabía como frenar la acumulación de hombres que llegaban hasta su zona de influencia.
El problema de que Guardiola solo conectara con cierta fluidez con la pelota dejándose caer a las bandas era que eso le alejaba de la portería y de hecho solo pudo gozar de su posesión en esas ocasiones y en aquellas en las que se acercaba al centro del campo para ayudar a sus compañeros a defender.
En la reanudación tras el descanso llegó la primera de las dos contradicciones que empezaron a acelerar la noche. El Granada salió a morder tras el paso por vestuarios, dominó el balón y rondó el área de Masip, pero recibió primero un serio aviso en un balón perfecto de Óscar Plano que Enes Ünal, con todo a su favor, estrelló en la cara del portero local y a continuación encajó el gol de Sergi Guardiola.
El segundo giro dramático de los acontecimientos llegó cuando parecía que el choque iba a languidecer hasta el pitido final. No solo no murió sin más noticias, si no que el tanto de Antonio Puertas puso en pie a la grada de la ciudad de la Alhambra y soliviantó a sus compañeros que, de la mano de su enorme confianza gracias a la fantástica temporada que están firmando se fueron a por una victoria que el Real Valladolid, aún noqueado tras el empate, les puso en bandeja tras defender muy mal la penúltima jugada del partido.
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