El Real Valladolid no culmina la remontada y cosecha un punto que sabe a poco

Arrancó el partido en Zorrilla con el Real Valladolid yendo al ataque sin perder un segundo. Tres veces pisó el área el cuadro vallisoletano en apenas dos minutos, clara muestra de que la intención no era empezar el partido mareando la perdiz ni contemporizando. Como dijo Pacheta en la previa, sus jugadores salieron a ganar el partido «sin plantearse otra opción».

Roque Mesa, hiperactivo en los primeros compases del encuentro, bajaba a recibir entre Kiko Olivas y El Yamiq para conectar defensa y ataque con aperturas hacia Toni y Plano en los costados o balones a la espalda de la zaga malagueña para la carrera de Sergio León y Cristo. Con Luis Pérez incisivo en el lateral derecho y Aguado haciendo de escudero del canario, el Pucela manejaba la pelota con algunas precipitaciones fruto de la inercia con la que había salido al verde de Zorrilla.

El conjunto andaluz se limitó a defender y apretar la salida de balón en tres cuartos de campo sin demasiada intensidad. A pesar de dar una sensación de dominancia con el balón, el Real Valladolid no conseguía traducir su superioridad en ocasiones claras de peligro y, con el paso de los minutos, el Málaga consiguió equilibrar el arreón inicial del Pucela que aplacaron el dominio inicial del Real Valladolid.

Un tiro lejano de El Yamiq despertó a los 14.408 espectadores de su letargo sobre el minuto 20 de la primera parte,y en el césped, las imprecisiones empezaron a adueñarse del choque. Tanto boquerones como pucelanos parecían tener un pacto para no trenzar una jugada en condiciones en un partido trabado, sin fluidez en el juego. Con la permisividad arbitral desquiciando a los de Pacheta, El Yamiq cometió un error descomunal que desequilibró el partido cuando parecía que se encaminaba al descanso sin pena ni gloria. El central marroquí se comió el caño de Brandon y le derribó con su pierna izquierda. Penalti claro que el mismo 9 malagueño se encargó de transformar poner el primero en el marcador.

Además, antes del reinicio del partido, Roque Mesa recibió la segunda tarjeta amarilla del partido –la primera fue para El Yamiq por el penalti– por protestar y apenas un minuto después, el árbitro le perdonó la segunda demostrando una falta de criterio que ya se había hecho evidente con anterioridad. Con la misma carencia de juicio amonestó a Cristo por una falta similar a las siete realizadas anteriormente por los de Jose Alberto. Siete acciones sancionadas por el colegiado para cada lado saldadas con tres amarillas para el Real Valladolid y cero para el Málaga. Con mucha porfía y poca claridad en el juego se acabó una primera parte en la que la igualdad la rompió un error individual.

La vuelta de vestuarios se presentó similar al arranque del partido. Los de Pacheta, urgidos por el marcador y con ganas de revertir la situación, cogieron rápido las riendas del partido y Roque Mesa y Aguado, algo difuminados antes del descanso, volvieron a mandar el centro del campo, donde se deciden los partidos. Por su parte, el cuadro malagueño se pertrechó bien en su campo y se centró en seguir el plan estipulado desde el banquillo. Aguantar, defender juntos e intentar hacer daño con la velocidad de sus puntas. Pero poco le duró el proyecto a Jose Alberto.

Con el Real Valladolid imprimendole una marcha más a su juego, El 17 del Pucela encontró un buen desmarque de Cristo, que la dejó de cara para la llegada de Óscar Plano, que no falló. Con el gol, la afición se conectó de nuevo al encuentro y a los jugadores del conjunto andaluz les comenzaron a temblar las piernas. A partir de ahí, llegaron los minutos locos a Valladolid. El Málaga cazó una contra en la que Brandon evitó la salida de Roberto y El Yamiq hizo el quite del perdón.

En la jugada siguiente, el Pucela trenzó una contragolpe de tres contra uno en el que Sergio León se la dejó franca a Cristo, que rozó levemente para acomodársela a Toni Villa en una acción que el murciano no logró embocar ante la buena parada del meta boquerón. El Pucela empezó a empujar, de manera más controlada, para culminar la remontada, pero poco a poco el partido se sumió en una calma en la que no ocurría nada.

Con el partido dormido, un buen centro lateral de Nacho y un mejor remate de Plano casi ponen el segundo en el electrónico para los de Pacheta y despertaron al cuadro vallisoletano a tiempo para el último arreón. En los últimos compases del encuentro, el Real Valladolid se volcó sobre la portería visitante pero pese a la insistencia, no logró mover el marcador del empate a uno. Segundo empate consecutivo del Pucela tras el cosechado en Ponferrada, que deja al equipo con doce puntos, séptimo, a la espera del resto de resultados de la jornada.