El Pucela busca una victoria inédita en Montilivi para alargar el sueño de Primera
El Real Valladolid abrió con victoria a domicilio las dos últimas temporadas que volvió a Primera
A un minuto del descanso, Óscar marcó el único gol del encuentro, el que dio al Valladolid la victoria a domicilio frente al Zaragoza, tras recuperar la categoría de oro con Djukic en el banquillo. Era la primera jornada de la temporada 2012/2013, en la que el Valladolid terminó en el puesto 12.
Cinco años antes había sido Llorente el que, en el minuto 54, marcó el gol de la victoria en la primera jornada de la temporada 2007/2008, en la que el Pucela volvía a Primera después de tres años en la categoría de Plata. De nuevo fue a domicilio, frente al Espanyol, y de nuevo, El Real Valladolid firmaba una victoria por la mínima (0-1) para su 'rentrée' en la mejor Liga del mundo.
Hoy, a partir de las 20:15, los de Sergio González tienen la oportunidad de mantener la costumbre de volver con los mejores ganando a domicilio.
Romper otra norma
Para mantener la norma de volver a ganar a su regreso a Primera en la primera jornada, el Real Valladolid tendría que romper, sin embargo, otra:la que establece que los pucelanos no son capaces ganar en Montilivi. En sus seis visitas al estadio gerundense, el Pucela cosechó cinco derrotas –la última hace dos temporadas, con Herrera en el banquillo– y un empate.
Precisamente, el Gerona logró el ascenso a Primera en aquella temporada en la que, por última vez, el Valladolid se dejó los tres puntos en Montilivi.
Sergio González, minutos antes de iniciar el viaje a Gerona, afirmaba ayer que, a pesar de los problemas del equipo, que sigue pendiente de reforzar su línea de ataque, continúa, como sus jugadores, «disfrutando del sueño de Primera. Vamos a disfrutar, a competir», insistió, dejando claro, que pretende prolongar tanto la inercia de la victoria de los últimos compases de la temporada pasada, los que le dieron el ascenso, como la ilusión de haber recuperado la máxima categoría del fútbol español.
Casi al mismo tiempo, Eusebio Sacristán, entrenador vallisoletano del Girona, utilizaba una idea similar para afrontar el encuentro contra el equipo en el que jugó entre 1983 y 1987: «Hemos de vivir nuestra segunda temporada como si fuera la primera» repitió, apelando a la ilusión con la que el equipo afronto la pasada temporada su primer campeonato en la máxima categoría. Una temporada en la que durante muchas jornadas transitó por puestos de privilegio para concluir en una sorprendente décima plaza para un equipo modesto que jugaba por primera vez en Primera.
Un paisaje muy diferente
Las circunstancias delReal Valladolid en sus últimos retornos a primera eran, sin embargo, muy diferentes a la del Pucela de la temporada 2018/2019.
Tanto tras el ascenso con Mendilibar como el que consiguió Djukic, el Real Valladolid contaba con jugadores muy notables y contrastados en el ataque.
Mendilibar se podía permitir sacar al campo un once en el que figuraban jugadores como Llorente, que aquella temporada marcó 16 goles. O a Víctor, que dio la réplica con 9. Incluso un Borja diez años más joven, que se permitía anotar un gol en su casillero a pesar de que sus funciones no eran las de atacante.
Djukic , por su parte, tenía todo un arsenal en su banquillo: Óscar marcó aquel año 12 goles; Guerra, 8; Manucho, otros 8; Ebert, 6, y Víctor, todavía daba muestras de su calidad y eficacia, con 4 goles.
Era un paisaje muy diferente al que ofrece hoy el vestuario de un Real Valladolid incompleto, plagado de jóvenes promesas que aún tienen casi todo por decir.
Sergio González reconocía ayer que, quizás, hubiera sido mejor comenzar el campeonato frente a rivales de mayor entidad. Daba a entender que los duelos frente a los equipos en principio asequibles como podría ser el Girona –a pesar de lo que diga la historia– hubiera sido mejor afrontarlos con el equipo hecho, con los refuerzos que se esperan en ataque, porque, sin admitirlo explícitamente, el entrenador pucelano reconoce que su equipo no tiene gol. Los ocho goles marcados en los ocho encuentros de pretemporada –cuatro de ellos frente a un Tercera como el Tordesillas– así lo demuestran.
No es, por tanto, el Valladolid un equipo equiparable en potencial atacante a sus predecesores tras el ascenso de Mendilibar y Djukic.
Aún así, Sergio González no tiene más remedio esta tarde que incluir, al menos en el banquillo, a dos delanteros con muy poca experiencia. El gaditano Chris Ramos tuvo el año pasado una titularidad en Segunda División y algunos minutos en otros partidos.
Miguel, el joven delantero tudelano, no llegó a jugar ningún partido en Segunda, aunque demostró su calidad en un encuentro de pretemporada, en Marbella, donde marcó un gol al Besiktas griego.
En principio, esos son los poderes de Sergio González en ataque. Sin despreciar otros recursos goleadores ya contrastados.
A pesar de ser un recién llegado al club, el extremo Verde es una e las bazas del Pucela en Montilivi. En los minutos de su debut con el Real Valladolid en Núrember, hace una semana, lo atestiguó con un disparo al travesaño.
Alcaraz, que ha llegado para repartir juego, también tiene un buen currículo goleador. El año pasado marcó 9 goles con el Almería. Sin descartar a Keko, a Toni o al mismo Kiko Olivas en jugadas a balón parado. Todo para seguir soñando.