Prepararse para todos los escenarios

Que el fútbol es una de las cosas más importantes de entre las cosas menos importante y que de este maravilloso deporte entiende tó diós, lo saben los entrenadores, los aficionados, el alcalde, los periodistas deportivos… También los trapecistas, ciclistas, monosabios, chicas de alterne y hasta los militares sin graduación, como diría el bueno de Tomás Hoyas (que El Señor tenga en su gloria, aunque sea a su lado de community manager).

Que un ascenso a Primera es una proeza y un impulso para la ciudad y su economía, para su nombre y categoría, lo saben todos los citados anteriormente y además los hosteleros, empresarios y los hoteleros, que son distintos a los primeros, pero que también viven del boyante turismo deportivo de la urbe. Casi a mayor nivel que el cultural mal que pese a algunos, mal.

Por lo mismo, qué contentos estaríamos todos si este domingo a las diez de la noche el Valladolid da la campanada y aupado por otro resultado positivo de un tercero logra el retorno a la máxima categoría. Aunque no se pueda celebrar en fuentes valladas en pos de la civilización, ni tampoco en la Plaza Mayor, porque hay que dejar paso a la cultura, a la feria y a los libros, que, ¡hay qué ver!, cada vez congenian mejor fútbol y literatos. Que se lo digan a Borges.

Sin embargo, y aunque es bueno mantener esa llama encendida, esa posibilidad, aunque ínfima del 26% de ascenso directo, de entre ellos, solo los entrenadores y sus sicólogos (hágase notar aquí que un aficionado e incluso un militar sin graduación pueda serlo) deberían plantear desde la realidad un escenario diferente al equipo. En pro de que, de no darse el resultado deseado este domingo, el plantel se derrumbe y no afronte con garantías un playoff a cara de perro en el que en cuatro partidos te juegues la temporada, sin haber llegado con la mentalidad suficiente.

Un salto al vacío sin red. Una carrera con meta volante, pero en la que debes seguir dando pedales porque no se ha llegado al final. Una primera puya por su sitio. Una guardia o imaginaria fallida antes del permiso. Un coitus interruptus… Lo mejor es, desde ya, fijar un escenario de cinco finales, empezando por la primera, y así seguir una tras otra. Digo.

Pero eso es el entrenador y sus sicólogos. Para el resto de aficionados (…) que disfrutaremos de la civilización, de la Feria del libro y si se da, del ascenso del equipo y del fútbol, que nos quiten lo bailao.

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