Real Valladolid

Pablo Tomeo prueba los rigores del 'almadismo'

Guillermo Almada no concede prácticamente tregua a una plantilla blanquivioleta que suda la gota gorda día sí y día también. El cansancio resulta evidente al finalizar cada sesión sobre el césped y hay jugadores a los que se les ve con el 'gancho' en la parte final de las sesiones en los Campos Anexos.

El trabajo no finaliza cuando Almada sopla su silbato e indica el camino de retorno al estadio porque intramuros se programa actividad de gimnasio antes y después de los ejercicios con balón. Así que a Pablo Tomeo, el último jugador por el momento en incorporarse al Pucela, aún le quedaba tarea por delante tras abandonar el césped… Y eso sin contar la siguiente sesión fijada para las 19:00 horas, esta vez a puerta cerrada en los Anexos.

Los entrenamientos de Almada en el Real Valladolid son largos, repetitivos e intensos. Víctor Orta, director deportivo blanquivioleta, apuntó durante su última comparecencia una frase que el técnico uruguayo tiene como un mantra: «La repetición es la madre de la perfección».

Repetimos: «La repetición es la madre de la perfección».

Y a esa idea de insistir e insistir hasta lograr la excelencia en cualquier automatismo se aplica Almada junto a su 'número dos' en el banquillo, Darwin Quintana.

El balón se convierte en protagonista de prácticamente todo el trabajo sobre la hierba. Hasta las actividades más físicas, en las que se utilizan bandas elásticas de resistencia, aparece la pelota. Grupos de cuatro jugadores sujetos entre sí con gomas avanzan y retroceden mientras golpean el esférico. Hay balones por todos los lados en cada entrenamiento, mucho ritmo y poca pausa.

Toque y toque por un lado.

Rondos de perímetro creciente por otro.

Carreras esporádicas.

El sol empieza a calentar en la mañana del miércoles en los Campos Anexos y el trabajo no parece tener fin. Pablo Tomeo ya es uno más del grupo en una sesión trufada de los canteranos habituales. Javi Sánchez aparece más tarde sobre el césped para ejercitarse al margen, ya en el último tramo de recuperación tras la lesión músculo tendinosa del semimembranoso de la pierna derecha que sufrió en el tramo final de la campaña anterior. El central sigue con sus ejercicios individualizados.

David Torres también está de vuelta con el grupo y ya recuperado, como demostró su presencia en el tramo final del primer amistoso ante el Pafos FC disputado el martes. El central vallisoletano fue operado de una hernia inguinal el pasado 8 de mayo, pero ya se ejercita con normalidad.

La sesión de trabajo del Real Valladolid de este miércoles contó con tres porteros: a los guardametas del primer equipo Álvaro Aceves y Guilherme Fernandes se unió Álvaro de Pablo, meta del Promesas fichado el pasado mes de junio. El cancerbero portugués André Ferreira no participó en la sesión, con permiso del club para cerrar su próxima salida.

En la sesión de trabajo estuvieron presentes durante el primer tramo varios integrantes de la dirección deportiva que encabeza Víctor Orta, como el coordinador Alberto Cordero y el 'scout' Gerardo Fernández, así como el propio Orta. Bruno Mazziotti, gerente global de fútbol, observó el entrenamiento en su totalidad y mantuvo una breve charla con Iván Garriel al finalizar las tareas sobre el césped.

Guillermo Almada y Darwin Quintana fueron los últimos en abandonar los Anexos. El entrenador atendió a todas las solicitudes de fotos y autógrafos antes de continuar el trabajo en el interior de Zorrilla.

El almadismo no da tregua: las dobles sesiones se suceden sin solución de continuidad. No hay descanso desde el inicio de los entrenamientos el pasado 8 de julio ni lo va a haber próximamente. Incluso el próximo domingo, con un viaje transoceánico a Chile por el medio, Almada ha citado a los futbolistas para una última sesión en los Anexos a las 9:00 horas. Luego, llegará el trabajo en el continente americano y la disputa de dos amistosos ante el Colo-Colo antes de retornar el domingo 27 a España. La pretemporada avanza a todo ritmo y, sobre todo, con gran carga de exigencia. Pablo Tomeo ya sabe de qué pasta está hecho el incansable Guillermo Almada.