La aventura sudamericana de Portugal

Tras una temporada y media de buenas sensaciones en Primera División con un Racing de Santander en el que brillaban juagdores como Canales, Garay, Rosenberg o Giovani dos Santos, y al que logró meter en semifinales de la Copa del Rey por segunda vez en su historia, la llegada del empresario indio Ali Syed, con su enorme 'taco' de billetes y sus ansias de éxito fulgurante, propició la salida de Miguel Ángel Portugal del banquillo de El Sardinero y, hasta que llegó a Valaldolid hace unos días, la de los banquillos de cualquier equipo español.

Es en el año 2012 cuando decide hacer las maletas y aceptar la propuesta del Club Bolívar para emprender camino a La Paz como si de un 'Hernán Cortés' de nuestro tiempo se tratase, cambiando espada por pizarra para conquistar el futbol boliviano tal y como ya hubiera hecho antes el 'pionero' por estos lares, Xabier Azkargorta. Allí coincidiría con algunos viejos conocidos de la parroquia blanquivioleta. José Luis Capdevila, extremo zurdo que vistió la camiseta del Real Valladolid durante tres temporadas y William Ferreira delantero uruguayo que fichó el conjunto pucelano y que la FIFA no permitió jugar al llegar tarde la documentación durante un mercado invernal de fichajes. El punta fue máximo goleador de la liga bajo las órdenes de Portugal. Además, oto español formaba parte de su plantilla. Era Juanmi Callejón, estrella de la liga y conocido como 'El depredador'.

La liga profesional boliviana consta de dos campeonatos, algo habitual en el fútbol sudamericano. Apertura y Clausura. En su primer torneo terminó subido al tercer escalón del Apertura lo que le otorgó la posibilidad de dirigir al equipo en la Copa Libertadores, la 'champions' del cono sur. Su segunda campaña en Bolivia fue la más exitosa. Subcampeón del Apertura y campeón del Clausura lo que convirtió a Bolívar en el mejor equipo de la temporada, ganando además la Copa de Invierno ese mismo año. Así, en Bolivia, ganaría Portugal su primer y único título.

De Bolivia a Brasil

Tras este éxito en Club bolívar, Portugal recibe una llamada tan sorprendente como ilusionante. El Atlético Paranaense quería hacerse con sus servicios. Decide cambiar de aires y abandonar Bolivia para coger el timón de un nuevo reto: nunca antes un entrenador español se había sentado en un banquillo del 'Brasileirao'. Compite en una complicada Libertadores y su papel no va más allá de tres victorias y tres derrotas en un grupo en el que Vélez Sarsfield y The Strongest se mostraron muy superiores y en el que Paranaense cae a las primeras de cambio. Eliminado antes de lo esperado en la máxima competición del continente, su figura como entrenador foráneo se fue debilitando hasta abandonar pocos partidos después el club de Curitiba.

No acababa aquí su relación con el continente americano pero casi. Durante todo el año 2015 Miguel Ángel Portugal recibía ofertas llegadas desde fuera de España. «Los mejores proyectos llegan desde el exterior», aseguraba en mayo de este mismo año. Así sería cuando el 15 de agosto se hacía oficial su fichaje por la selección boliviana para preparar las eliminatorias de clasificación para Rusia 2018. De nuevo con la maleta cargada de ilusión, Portugal pondría rumbo al país donde más éxitos había cosechado.

Solamente pasarían diez días cuando el 25 de ese mismo mes de agosto recibe la notificación de que está cesado de su cargo sin haber dirigido ni un solo partido. Portugal había sido víctima del conflicto entre liga profesional boliviana y la federación de fútbol de aquel país inmersa en mil y un casos de corrupción y con su presidente encarcelado por ello.

Portugal tenía que volver a España casi como se marchó en lo que, de momento, se ha convertido en su última aventura sudamericana.