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Hoy nos levantamos más liberados, aunque con la inconsciencia propia de quien deja atrás una relación tóxica pensando que la que viene va a ser ... mejor. No, no es ninguna venda, y en caso de que lo sea, me temo que se queda corta para la herida que deberá tapar a la vuelta de las cuatro primeras ruedas de prensa en las que se agote la venta de optimismo.
Son sensaciones en base a un contexto. A un escenario que viene viciado de por sí, y que llega avalado por un titular que sirvió Ronaldo que a un servidor se le quedó en su día grabado, ahora clavado como un punzón en la sien. «Cuando venda, me aseguraré de que sea lo mejor para el club y para la ciudad. Lo haré a alguien que haga más que yo, no por dinero. Tenéis mi compromiso». De aquello han pasado algo más de tres años, y sus palabras le han perseguido y me han acompañado desde entonces. Hoy, ya a hechos consumados, tienen menos consistencia que el legado que deja.
Bien es cierto que todo proyecto que nace merece, si no cien días, sí el beneficio de la duda. Y el problema radica en que esa duda ya la han dinamitado antes otros inversores mexicanos en Oviedo, Gijón,...
Los nuevos propietarios parten en negativo y, antes de generar confianza en la masa social como primer paso para construir un futuro en el estadio, van a tener que enterrar toda la desconfianza que ha sembrado Ronaldo en los últimos tiempos.
Ahora toca crear un grupo de trabajo, adaptarse a una nueva forma de hacer, y seguramente aprovechar sinergias con otros clubes... del otro lado del charco. Y ese círculo no se cierra con un chasquido de dedos. Requiere de tiempo, también de dinero, y a expensas de que llegue lo segundo, de lo primero sabemos todos que no andamos sobrados en Zorrilla.
No esperen mejoras notables ni nombres sobresalientes. Tampoco Ronaldo trajo caipiriña a los Anexos. Se sumarán unos cuantos patrocinios exóticos, asomarán un puñado de procesos judiciales, y, sobre todo, llegarán jugadores sin bagaje y dudosa proyección, muchos con pasaporte mexicano, y ese desfile –mucho me temo– acabará por diluir todo lo bueno o malo que se ha venido haciendo en la cantera.
Es tiempo de arquear la ceja...
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