Orta, Ramón Martínez y la nueva realidad
«El nuevo director deportivo tiene el reto de dotar de recursos a un entrenadorque no ha elegido»
Han pasado 45 días y algo más desde que se certificara de forma oficial del descenso del Real Valladolid. Aquel 24 de mayo, todos los ... que subían al estadio vivían en dos realidades paralelas nada alentadoras. De un lado, lo conocido. Un proyecto en caída libre sin futuro, rumbo ni dignidad. Y de otro, lo desconocido. Una nueva propiedad sin nada que ofrecer por entonces para enterrar la decepción de los aficionados. Ahora sabemos que Ignite Sports Spain llevaba tres meses manteniendo conversaciones y recabando información para cerrar la operación de compra.
Tres meses en los que, al menos que se conozca, la nueva propiedad se ha cuidado de no dar un solo paso en falso, escrutando por el camino todas las posibilidades que ofrece el club. En ese proceso llegaron auditores para calibrar la idoneidad de la estructura creada por Ronaldo, concertando entrevistas con todos los empleados del club. También se inició un casting para elegir, primero director deportivo y después entrenador, estableciendo en ambos casos tres nombres como punto de partida. Y, casualidad o no, en los dos escenarios se acabó eligiendo al tapado y tercero en discordia. Se descartó por un lado a Chema Aragón y Nico Rodríguez después de una serie de videoconferencias para acabar apostando por Víctor Orta. Y por otro, se rompió con Luis García Plaza y Borja Jiménez, opciones deseadas por el aficionado pero desconocidas para la propiedad, para firmar lo conocido. Un técnico de reconocido prestigio en México como Guillermo Almada.
Con esa base, tanto Gabriel Solares como Enrique Uruñuela saben que han dado un primer paso, pero insuficiente para enterrar el desencanto de los aficionados. Ese punto de ilusión, la que hace tiempo perdió la grada, comienza hoy con el arranque de pretemporada, la incorporación de jugadores, la campaña de abonados y el anuncio de las nuevas equipaciones. Y ahí entramos en el nudo gordiano del mundo del fútbol. Ahora las cartas están ya boca arriba, y acertar ya no depende exclusivamente de la propiedad.
Hay más factores en juego, también más nombres y por lo tanto egos en el mismo equipo de trabajo, y por poner un ejemplo elocuente, Orta deberá dotar de recursos a un entrenador que no ha elegido.
El que formara tándem con José Luis Pérez Caminero en la secretaría técnica del Real Valladolid hace veinte años vuelve con más experiencia y argumentos, y también con más tablas que entonces, tal y como demostró en su presentación en sala de prensa. Tocó los palos que el aficionado quiere oír -escudo, sentido de pertenencia,...-, y dejó asomar un rasgo de humildad ponderando la figura de Ramón Martínez, gurú del Real Madrid en la era moderna pero, sobre todo, factótum de la etapa dorada del Real Valladolid.
Ramón conoció a Víctor Orta en 2003 cuando este era periodista desempeñando labores de representación en una conocida agencia. Orta quería saber su opinión sobre las posibilidades de un jugador del Real Madrid C, y Ramón le citó en su despacho para evitar dársela por teléfono. Meses después iban a coincidir casi a diario durante un torneo en Sudamérica, y de esa relación más consolidada surgiría una nueva llamada al año siguiente.
- Ramón, me han ofrecido ir a trabajar a la dirección deportiva del Real Valladolid. ¿Qué opinas?
Víctor Orta recibió de buen grado el consejo y aceptó la oferta. Veinte años depués, aquel imberbe se volvió a reencontrar con Ramón en la presentación de la nueva propiedad con el mismo reto: devolver al Real Valladolid a la Primera División.
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