Terapia para la afición del Real Valladolid
Partido de vuelta ·
Los nuevos gestores del club tienen un buen órdago por delante y se merecen un voto de confianza; el tiempo diráGabriel Solares y Enrique Uruñuela pisaron la sala de prensa de Zorrilla como el psicólogo que abre la puerta de su consulta a un cliente ... que lleva demasiado tiempo atrapado en una zanja tan profunda, que parece un abismo al que da vértigo asomarse. Cosas de Ronaldo y sus promesas de cartón piedra. La nueva propiedad se presenta como la suma del talento que destilan las aptitudes personales y profesionales de las dos personas que agarran, al alimón, el timón de un barco que luce destartalado, con las velas hechas jirones y el ajedrez de la cubierta con más boquetes que un vestido de gitana. Sin capitán y con la tripulación tiritando. Poca broma.
El caso es que Solares y Uruñuela atusaron el diván y colocaron a la afición en el corazón de su proyecto. Son conscientes de que su futuro se despeñará por el precipicio de Ronaldo si la masa social deja de creer. Por eso, su primer mensaje fue muy claro: «El club pertenece a los pucelanos». A partir de ahí, el resto. Una comunicación transparente y cercana, el club como ligamento social, aires de obligada reestructuración. El anterior equipo no supo alinear su idílica doctrina con la acción y fracasó. La afición está herida, se siente engañada, despechada incluso. Mucha plancha para la nueva copresidencia, que asume el reto de «devolver al Real Valladolid al sitio que merece».
Los nuevos dueños del Real Valladolid se asientan en las antípodas de Ronaldo. No solo porque su primera disertación estuvo cuajada de realidad y coherencia, sino porque llevan varios días tomando el pulso de la ciudad desde dentro, sin esquivar un diálogo ni escatimar una foto. No tienen que esconderse. Todo lo contrario. El brasileño solo apareció para apuntalar el trampantojo de su gestión, que murió cuando entendió que sus planes de real estate no casaban con sus miserias deportivas. Esperemos que ahora haya más verdad.
Más allá del ideario de partida, la nueva propiedad asienta con criterio la primera piedra del proyecto. Víctor Orta vuelve al club, veinte años después, con la misma misión, el ascenso. Al menos, Solares y Uruñuela entregan las llaves a un profesional con trayectoria y conocimiento, no a un colega que pasaba por allí o a un títere como Catoira. Lo de dudar entre Almada, que no conoce las miserias de la Segunda, y Borja Jiménez, que sabe lo que es ascender, no tiene tanta gracia. Veremos.
Solares y Uruñuela hablan de un proyecto de vida. Ronaldo quiso rentabilizar antes de hora. La realidad le puso en su sitio y dejó el orgullo de la afición hecho añicos. Ignite Sports Spain y Ben Oldman tienen un buen órdago por delante. Como ocurrió con Ronaldo, los nuevos gestores se merecen un voto de confianza. El tiempo dirá. Afición, cantera y ciudad son los tres pilares de un plan, al que Orta puso en el espejo de Ramón Martínez, presente en el acto. Son palabras mayores. Desde este rincón, les deseo lo mejor, porque su suerte la de todos. El Real Valladolid no se merece un nuevo timo. Gabriel Solares y Enrique Uruñuela, el escenario es vuestro, que la terapia tenga continuidad y no se quede en la primera consulta.
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