La prueba del '9' en el Real Valladolid
«La temporada pasada rezábamos por la salud de los laterales. Este año la oración se convierte en el rosario porque como Latasa se constipe, Almada tendrá que reinventar una de las posiciones más determinantes del equipo»
El nuevo fútbol tiene una especie de pretemporada administrativa que se extiende entre el inicio oficial del curso y el epílogo del mercado. Es una ... situación surrealista, absurda, pero se ve que a los clubes les va la marcha, porque no son capaces de poner pie a tierra y adelantar los deberes del último segundo a mediados de agosto, no después de la tercera jornada. Es lo que hay. Por eso, hasta que los faxes (ahora mails) escupen el último documento, normalmente sobre la bocina, los entrenadores y los propios futbolistas actúan con el rabillo del ojo puesto en la oficina, donde se cuecen salidas y se cocinan llegadas.
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El caso es que el Pucela cerró su plantilla el lunes con la incorporación de dos extremos, Canós y Federico. Dos incógnitas, tanto en lo deportivo como en lo relativo a la egosfera. La pizarra está abrigada en el núcleo y afilada en los costados, pero gravemente descompensada en la vanguardia, donde solo hay un 'nueve' de verdad, Latasa. A Marcos André no le cuento. Entre lesiones, estados de ánimo, rabietas, el viento, el frío y las ganas, es poco probable que Almada dé la vuelta al calcetín del brasileño. El tercer ariete es Jorge Delgado, un canterano sin rendimiento consolidado en la élite. La temporada pasada rezábamos por la salud de los laterales. Este año la oración se convierte en el rosario porque como el madrileño se constipe, el preparador uruguayo tendrá que reinventar una de las posiciones más determinantes del equipo. El gol lo es todo. El empate a cero ante el Córdoba representa una señal inequívoca. Lo primero es mantener la puerta inmaculada, pero si no embocas con facilidad, la pendiente se empina y la recta se convierte en meandro.
Todos los equipos que se asoman al balcón del éxito asientan su estrategia sobre una defensa sin fisuras y un delantero goleador. Jaime Mata, Javi Guerra, Peternac, Joseba Llorente… Son nombres que permanecen en la memoria de los hinchas como artífices de una época de gloria. Ahora los focos se centran en Latasa, al que el míster no solo le pide gol, sino también brega. En Castellón jugó su mejor partido. Ante el Córdoba no acertó. La dictadura del gol solo entiende de eficacia y Almada, solo con Latasa, se sube al alambre. La red la deben poner los futbolistas de la segunda oleada, Ponceau, Chuki y los extremos.
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Víctor Orta ha diseñado una plantilla aguerrida, futbolistas comprometidos que se ponen el mono azul antes que la pajarita. El espacio encogido en el repliegue y velocidad después del robo. La presión siempre firme. Alejo y compañía tienen mucha plancha para que el vestuario no se separe del respeto al escudo y a la historia del club. Que las personalidades se encierren en la taquilla y el espíritu de Fuenteovejuna se mantenga hasta el desenlace. Digo Alejo porque es el que más siente los valores que destila el club y que se han convertido en la bandera de la nueva propiedad.
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El Pucela se encomienda a la prueba del 'nueve'. Al menos hasta el mercado de invierno. En Segunda, la solidaridad de los futbolistas es innegociable. El triunfo comienza en la trinchera. El Mirandés es el mejor ejemplo. El Real Valladolid de Almada es un equipo reconocible. Ya lo dijo el maestro Yepes. Con los mecanismos de contención y presión asentados, ahora toca evolucionar el fútbol para evitar sequías como la de la última jornada. El gol será el examen semanal de la planificación de Orta y el rendimiento coral del conjunto blanquivioleta. Ojalá consiga el sobresaliente.
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