Tengo una milonga para ti
El Real Valladolid se ha convertido en un club escribiente y poco parlante. Prefiere parapetarse tras la tecla y la pantalla
El Real Valladolid se ha convertido en un club escribiente y poco parlante. Prefiere parapetarse tras la tecla y la pantalla. Lo de dar la ... cara es una utopía. Es más fácil construir un discurso vago y vacío en el metaverso que ponerse delante de un micro y verbalizar el acto de contrición, asumiendo el riesgo que conlleva el lenguaje no verbal y las preguntas que puedan recibir de los medios de comunicación que, aunque moleste, son el vehículo que utiliza la parroquia para conocer la realidad de los hechos. El club se atrinchera detrás de un correo electrónico. Es el método elegido para reconquistar el corazón de sus hinchas, a los que no deja de pedir perdón por el esperpento de Bilbao. Como si la debacle de San Mamés hubiera sido la mayor afrenta de la temporada. Qué va, hombre. La goleada no es más que la guinda de una esperpéntica planificación deportiva. Es por eso por lo que hay que arrodillarse y suplicar el indulto. Por la decadencia, por desmantelar el equipo en verano y en enero, por la falta de respeto al escudo que ha consumado la dirección deportiva, por la ausencia y dejadez de Ronaldo, por la falta de transparencia, por no explicar el presente y ocultar el futuro, por no saber entender los valores del club más allá de la frontera del artificio del social media.
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En las últimas dos semanas, el club ha enviado dos cartas a sus abonados. La primera solo a los sufridores de Bilbao, como si la puñalada no hubiera tenido impacto en los que no viajaron. El lunes fue Luis García, el nuevo director general, el que abrió, con su firma al pie, el libro de las expresiones vacías para dirigirse al auditorio con un verbo más político que real, porque no se pueden incluir más obviedades por milímetro cuadrado que las que contiene la misiva del nuevo CEO. «Disculpas, trabajo, calma, dignidad, competir». Bla, bla, bla. Eso se presupone, no tiene mérito. La mejor frase viene casi al final. «Desde el club seguimos y seguiremos trabajando para estar a la altura, movidos por la ambición de mejorar nuestras estructuras y nuestro proyecto a medio y largo plazo para seguir construyendo juntos la historia del Real Valladolid». Así, sin miramientos ni anestesia. ¿Qué proyecto? ¿Qué medio y largo plazo si Ronaldo ha anunciado que va a vender cuanto antes para optar a la presidencia de la CBF? ¿Mejorar las estructuras cuando lo que hay que hacer es limpieza en la dirección deportiva y construir un proyecto desde cero? ¿Movidos por qué ambición? ¿Juntos?, pregunto.
Salió Matt Fenaert, el club se descapitaliza constantemente, tanto en los despachos como sobre el césped, y nadie tiene la sensibilidad de salir a la palestra y explicar la situación real de la entidad castellana. Matizar con datos el porqué de las operaciones deportivas y contar los planes de futuro que tiene Ronaldo. Debería ser el propio presidente el que ejerciera de portavoz y presidente. La situación lo requiere, pero no se le espera. Tampoco está. El Pucela va camino de firmar la peor temporada de su existencia en todos los sentidos, su relación con la masa social más amplia de su historia está rota por sus constantes desmanes y nadie es capaz de salir de la oficina para verbalizar el momento desde la sinceridad y la transparencia, aunque duela. Reconociendo lo que haya que reconocer y explicando lo que nos vamos a encontrar en los próximos meses en Segunda. Na, es mejor seguir mandando epístolas. Más que tengo una carta para ti, el programa del Real Valladolid debería ser, «tengo una milonga para ti». Estaría bien que dejen de tomar el pelo al personal.
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