La recta de tribunas

Por contra, y ya en modo defensivo, era ese espacio en el cual Julio César Benítez le demostró a Paco Gento que el perfil y la colocación, como antesala de la entrada al balón y cerrando la mitad del espacio útil, podía hacerle casi imposible la penetración en el espacio al mejor extremo del mundo.

El viernes pasado los hermanos Williams corrieron esa recta de tribunas con el criterio de los extremos de antes.

Hablando de criterios, siempre se ha recurrido a contar las bondades de ese jugador rápido que desbordaba en velocidad; sin embargo, no debemos olvidar que los grandes gambeteadores lo fueron porque frente a la velocidad ellos ofrecían finta y desborde como arma para eliminar al adversario.

Desde que empezó a jugar, nadie ha puesto en duda la calidad excelsa en esa faceta de Onésimo Sánchez. Un genio de la gambeta corta capaz de eliminar adversarios en un palmo de terreno y dejar el balón al compañero para como decía él.. «¡toma, empújala y triunfa!»

Por tanto, convendremos que la banda es una zona del terreno de juego donde la calidad adquiere su máximo grado de expresión.

O desbordas al contrario y rompiendo la defensa inicias la maniobra final del juego o pierdes la pelota y respira el contrario para empezar de nuevo.

Por contra para frenar estas virtudes atacantes el defensa tiene que oponer rapidez, anticipación si es posible, cierre del espacio interior y mucha decisión para medir el momento del contacto con el adversario.

Es obvio que si te anticipas por situación posicional, lo tienes hecho; del mismo modo que si pifias la entrada o recurres a la falta o eres jugador superado y amenaza peligro serio toda la línea defensiva.

Centrándonos en lo visto frente al Athletic, su alternativa atacante la tiene clara Ernesto Valverde; y no es otra que aquella que viene marcada por el desborde en carrera de Iñaki y Nico Williams. Los hermanos se han constituido en sendos puñales que acentúan su potencial cuando el contrario da muestras de debilidad en esas zonas del terreno de juego.

La derrota de nuestro equipo fue grupal, como siempre en el fútbol. Que los Williams entraran con facilidad era producto, asimismo, de la escasez de ayudas zonales y de la falta de contundencia en el centro defensivo. Pero ¡ojo! cuando un extremo rebasa en banda es para poner ese centro que alguien por los tres espacios del área va a rematar llegando desde atrás.

El primer palo, el punto de penalti y el segundo palo son zonas elegidas para llegar a rematar; al remate se llega, no se está. Y del mismo modo que se llega para empujar la pelota, hay que estar presto para despejarla, sabiendo donde estás ubicado y dónde tu contrario.

Desde hace bastante tiempo los centrales del Pucela pierden la orientación en el área por no estar perfilados; es decir, por no saberse ubicar en esa posición diagonal donde controlas el balón y el contrario.

Esos remates adversarios que tanto daño nos han hecho por no detectar al contrario en tu espalda y que nos han costado partidos y puntos.

Por ello, una vez más, se hace imprescindible fortalecer ese espacio y que Mesa coja la manija desde atrás para fortalecer un juego imprescindible en el inicio. Y es que la línea defensiva, si no tiene el apoyo de los volantes, está liquidada.

Parece obligado recuperar a Hongla como central y a Roque por delante; tanto como solventar la ausencia de Machís con alguien que desborde. ¿Plata?