Partido de esfuerzos
«A la gente le empieza a quedar claro quién es este míster, como piensa y exige, qué entrena y cómo lo hace»
Fue el empate un resultado justo o por mejor decir, ajustado a mérito de ambos equipos tras lo expuesto sobre el césped.
Si al equipo ... cordobés le anularon un tanto, que solo comprendimos tras verlo repetido, no es menos cierto que al Pucela le vino a ocurrir lo mismo por un fuera de juego in extremis del debutante Ponceau.
Sin embargo, al Real Valladolid le dejó claro el Córdoba que en el centro del campo si no peleas en situación de igualdad, no estás realmente en el partido y tus opciones disminuyen muy claramente.
Pero vayamos por partes.
Es cierto que Guillermo Almada ha demostrado criterio firme a la hora de entregar la responsabilidad de inicio a los mismos hombres durante los tres partidos disputados; un criterio que ha reafirmado a la hora de realizar los cambios, de forma que sustituidos y sustitutos han coincidido igualmente en estas tres fechas. Coincidencia, duda o prueba, tan solo el propio entrenador lo sabe.
Lo cierto es que el equipo prosigue firme en su idea y estilo de juego, algo gratificante, aunque con los matices lógicos que tenemos cada uno de entender la forma de llevarlo a cabo. Y me alegra que, discutiendo cuestiones posicionales o jugador arriba o abajo, a la gente le empiza a quedar claro quién es este míster, como piensa y, qué entrena y cómo lo hace, exige y presenta como credencial propia.
A 31 de agosto, dos meses después del final de la debacle que nos metió en Segunda, hay récord de abonados, un entrenador con corbata y estilo propio, así como un equipo reconocible que la gente comienza a identificar como «titular». Y a m i me parece que eso es algo bueno, tirando a muy bueno... apenas algún retoque añadido.
Ya hemos observado por donde flaquea el equipo y cuáles son sus virtudes capitales.
Una defensa que se va haciendo cada día más solvente –tres porterías a cero– y a la cual le mejoran los cambios, con Trilli y Garriel preparados para ser de la partida con garantías absolutas.
Paciencia con el trabajo que se está realizando mientras peleamos en la cabeza de la tabla
En el centro del campo, a mi modo de ver, es donde reside el problema base del equipo. Ya he comentado que ahí se cuentan intervenciones, posesión de pelota con salida de la misma y acompañamiento por ambos flancos para llegar a esos tres cuartos finales donde se solventa el juego. Y ahí un volante de recorrido, agresivo y recuperador es imprescinmdible. Yo no sé si ese será Lachuer, pero sí que no lo es Ponceau, que es un '10' claro, y que Alani mejora muchísimo –a pesar de sus imprecisiones de inicio– lo que estamos viendo hasta ahora en ese flanco derecho.
Es sintomático que cuando Guillermo Almada observa, tras una hora de juego, que aquello necesita otro ritmo, el cambio surge espontáneamente.
Puede parecer que tras la crítica uno esté en desacuerdo con lo propuesto por el entrenador. Nada más lejos.
Creo en esa puesta en escena corriendo, presionando y recuperando, ¡por supuesto!, pero, como él –intuyo–, me aferro a la idea de que una vez la pelota esté en tu poder, hay que moverla y llevarla hasta esa zona final donde, via extremos, culminemos. Y ahí se necesita calidad y esfuerzo combinados.
Motivar, ilusionar y convencer lo ha conseguido el míster con los chicos. Falta un mayor nivel de juego
Me agarro pues a la paciencia que hay que tener con el trabajo que se está realizando mientras veo que nos mantenemos ahí, peleando en una cabeza de la cual no queremos descolgarnos mientras hacemos equipo.
Convencer a una plantilla venida a menos de que vale, hacerles correr como si no hubiese un mañana, exigirles la disputa en todas las zonas del campo obligando a atacar a los de atrás y defender a los de adelante tiene su mérito. Motivar e ilusionar son claves para un entrenador, y a mi me parece que el nuestro lo ha conseguido. Jugar mejor, lo que nos falta. Y no es menor, no señor.
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