Demasiado balón para la zaga del Real Valladolid
Cinco defensores y Roberto figuran entre los diez futbolistas de la plantilla con más pases completados en nueve jornadas
El Real Valladolid necesita más profundidad si quiere llevar más peligro a la portería rival. Esta afirmación, que puede sonar a perogrullada, es la conclusión ... que muestran las estadísticas de pase del cuadro pucelano en la que seis de los diez jugadores que más pases han completado en este inicio de temporada se reparten entre cinco defensas y el portero.
Además, otros dos de este ranking particular son Roque Mesa y Aguado, que muchas veces bajan a recibir hasta convertirse casi en un tercer central para sacar el balón jugado desde la zaga. 457 pases, esa es la cifra del jugador que más se asocia del equipo, Roque Mesa, al que le sigue ni más ni menos que el único central que ha hecho pleno de titularidades en la plantilla, Kiko Olivas, con 436 pases completados.
El podio lo cierra el centrocampista revelación de los últimos encuentros, Álvaro Aguado, que demuestra su movilidad e insistencia en hacer jugar al equipo con sus 302 asociaciones completas en los 432 minutos que ha disputado.
Más pases completados en el Pucela
457 - Roque Mesa - Centrocampista
436 - Kiko Olivas - Defensa central
302 - Álvaro Aguado - Centrocampista
266 - Roberto Jiménez - Portero
240 - Lucas Olaza - Lateral izquierdo
222 - Javi Sánchez - Defensa central
214 - Luis Pérez - Lateral derecho
208 - Diogo Queirós - Defensa central
201 - Toni Villa - Centrocampista
190 - Óscar Plano - Centrocampista
En total, los de Pacheta han acumulado 3.817 pases en los nueve partidos jugados en este inicio de campeoanato, lo que le sitúa como el undécimo conjunto en juego combinativo. Precisamente uno de los tres próximos rivales del Pucela, el Sporting de Gijón, es el que más balones conecta entre sus jugadores sobre el campo con un total de 4.406 asociaciones, seguido del Girona, con 4.277, y de los pupilos de Xabi Alonso, la Real Sociedad B, que pese a su mal comienzo de liga suman 4.162 pases completados.
Si se observa sus respectivos puestos en la clasificación, su rendimiento es claramente distinto, y es que no es lo mismo realizar muchos pases, o tener mucho tiempo el balón, con el hecho de hacerlo de una forma prolífica en ataque. En este sentido y con los datos de La Liga, el Real Valladolid deja el peso de su juego el 41, 5% de las ocasiones en zagueros y portero, registro que interfiere con la presencia en zonas de ataque. Pero ese no es el único aspecto a valorar en la circulación de balón, se pueden realizar multitud de pases hacía delante desde la defensa o posiciones retrasadas para filtrar balones a los jugadores ofensivos.
En el caso del conjunto blanquivioleta, Roque Mesa, como en casi todos los conteos, lidera los datos de pases atrás dados por jugadores del equipo castellano. Hasta en 52 ocasiones se ha visto obligado a retrasar el balón de su posición el centrocampista canario en este arranque liguero. Cerca de este dato se encuentra Luis Pérez. El lateral ha atrasado el cuero 50 veces en nueve partidos, caso similar al que ocurre en la banda contraria con Olaza, que ha apostado por dar un pase atrás 45 veces en nueve partidos.
De esta manera se explica, por ejemplo, la falta de profundidad de la que ha adolecido el equipo en varios encuentros de esta campaña en los que, a pesar de tener el control sobre el esférico, la falta de alternativas al echar la vista al frente obligaba al poseedor de balón a retrasar el cuero hacia posiciones más o mejor pobladas.
Por tanto, a más balones jugados hacia atrás, menor incidencia delante y, por consiguiente, menores ocasiones de gol. Precisamente en este aspecto, la movilidad y la permuta de posiciones para crear opciones de pase, es uno de los ámbitos en los que el de Salas de los Infantes está incidiendo en los últimos entrenamientos, sabedor que ahí puede estar la clave de la victoria en los próximos encuentros.
Cinco son centrocampistas en la lista de los diez jugadores que más pases atrás conceden. Otra de las consecuencias del retraso de balones es que los delanteros deben alejarse más del área para recibir y buscar acciones ofensivas. De hecho, un delantero rematador que suele perder eficacia al alejarse del área, Shon Weissman, es el que más balones ha filtrado en estas nueve jornadas de Segunda División con un total de tres pases, uno de ellos para la asistencia a Aguado en el partido ante el Alcorcón que supuso el 1-0 para el Pucela.
Otro ariete, Sergio León, también ha filtrado un pase en los 303 minutosque ha estado presente sobre el césped. Si ambos delanteros retrasan su posición para poder colar balones hacia arriba, las oportunidades generadas se quedan en botas menos especializadas en el arte del gol, lo que repercute en el acierto y, por ende, en la falta de acierto que a la postre significa la diferencia entre una victoria y un empate o entre puntuar y no hacerlo.
Más ofensivos en Butarque
La visita del próximo domingo a Leganés también será una cuestión de pases. El cuadro pepinero, dirigido por Asier Garitano, completa algunos pases más que el de Pacheta, pero se concretan en menos acciones ofensivas. Prueba de ello es que las 3.985 asociaciones realizadas (168 más) se han traducido en 85 disparos, por los 87 generados por el Pucela. Además, a pesar de haber encajado los mismos tantos (10), el Leganés suma dos menos que el conjunto blanquivioleta.
Decimoctavo con nueve puntos, el equipo madrileño es menos eficaz de cara a portería que el Real Valladolid, ya que de sus 59 remates realizados, 26 han ido a portería, menos de la mitad (44%). De igual forma, los jugadores blanquiazules pierden más el balón que los castellanos con 1343 perdidas registradas, por lo que sería recomendable presionar la circulación de balón.
Si se logra una victoria, más de un aficionado blanquivioleta tendrá un 'déjà vu' con respecto a la última visita del Pucela a Butarque el 13 de junio del 2020, primer encuentro tras la reanudación de la liga por la pandemia con el Real Valladolid en Primera División con Roque Mesa en las filas pepineras. En esa ocasión, un malentendido ente Pichu Cuéllar y Awazien puso la primera piedra para lo que a la postre significaría la salvación del equipo.
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