Pezzolano y el banco de niebla
«El entrenador del Real Valladolid tiene por costumbre decir unas cosas en rueda de prensa y luego hacer otras en el terreno de juego. Es el método 'agradezco tu opinión, pero haré lo que me dé la gana'»
Alberto Cuesta
Lunes, 5 de febrero 2024, 18:58
Si hay una cosa que destaco de Paulo Pezzolano es que siempre sabe lo que dice, cómo lo dice y por qué lo dice. Luego ... podemos estar de acuerdo con él o no (personalmente, rara vez lo estoy), pero no sufre precisamente cuando está delante de un micrófono. Que tiene un pico de oro y esa labia típica uruguaya lo sabemos desde el día de su presentación, pero son otros detalles los que a mí me llaman la atención. Es sabido que el entrenador del Real Valladolid tiene por costumbre decir unas cosas en rueda de prensa y luego hacer otras en el terreno de juego, pero en sus declaraciones utiliza un arma que me parece brillante: el banco de niebla.
Este método de comunicación, que bien podría ser una perfecta descripción de Valladolid en invierno, es una técnica utilizada, entre otras cosas, para enfrentarse a las críticas y no es más que distraer al oponente aceptando parte de esa crítica dando valor a los argumentos aportados, pero manteniéndote firme en tu postura inicial y tus convicciones. La idea principal es mostrarse receptivo con la otra persona, pero firme para que el mensaje original permanezca vigente. Un buen ejemplo para entenderlo es la rueda de prensa anterior al partido en Burgos en la que Pezzolano reconoció no haber hecho hasta ese momento una buena gestión de la plantilla y dijo ser consciente de que debía cambiarlo, pero pocos días después realizó sólo dos sustituciones después de haber tenido a dos jugadores toda las segunda parte calentando para nada. Se podría resumir en algo tan básico como «agradezco tu opinión, pero haré lo que me dé la gana».
Pezzolano es plenamente consciente de la opinión que gran parte de la afición tiene de él. Sin embargo, en lugar de buscar una confrontación directa (salvo excepción), trata siempre de mantenerse calmado y transmitir un mensaje de respeto por la institución y de unión entre equipo e hinchada. El problema es que no parece darse cuenta de que su propia incoherencia es la que le aleja cada vez más del aficionado. Sí, sabe muy bien lo que dice, cómo lo dice y por qué lo dice, pero si los actos no acompañan a las palabras su discurso se convierte en artificial, fingido e impostado. Un burdo intento de engañar a la misma gente a la que pide más apoyo. Ahora entiendo mejor eso de «temed la niebla».
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