Espectáculo dantesco
«Enhorabuena a los que participan de esta farsa y aceptan, colaboran y aplauden este homicidio deportivo. Os arrepentiréis»
Alberto Cuesta
Lunes, 29 de septiembre 2025, 20:25
Imagina que pagas una entrada de cine para ver una película y que, durante treinta minutos, la pantalla permanezca apagada. Imagina que pagas por ver ... un partido de baloncesto y que se jueguen tres cuartos en lugar de cuatro. Imagina que pagas por acudir a un concierto y que la mitad de las canciones no se oigan. Imagina que pagas por un monólogo y el cómico no se presenta. Imagina que pagas por ver el Circo del Sol y los acróbatas solo saltan a la pata coja. Sobre estas situaciones, pregunto: ¿te sentirías estafado? ¿Cuánto tardarías en reclamar la devolución del dinero? ¿Recomendarías a otra persona acudir a disfrutar del mismo show? El fútbol, por alguna razón que no llego a comprender, es el único espectáculo en el que no solo se acepta y se normaliza que se robe tiempo y calidad de manera deliberada, sino que, además, se aplaude.
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La Cultural Leonesa es el último ejemplo de una larga lista en la que también está el Real Valladolid. Unos más veces y otros menos; unos de manera más evidente y otros más disimulada, pero todos los equipos, sin excepción, participan de esta especie de convenio colectivo antideportivo, aprovechándose de él cada vez que necesitan montar un espectáculo ridículo y grotesco para obtener un beneficio, pero quejándose —demostrando la hipocresía y estupidez que reinan en el fútbol de hoy en día— cuando les perjudica. Una pantomima esperpéntica que atenta directamente contra la esencia del fútbol y del deporte.
Estoy harto, cansado, aburrido, molesto y hasta los mismísimos de que me roben tiempo y dinero. Como espectador, siento que lo que veo ya no tiene nada que ver con el fútbol, y como consumidor, siento que pago, no poco precisamente, para ver un espectáculo de muy baja calidad, que no se parece a lo que me prometen y que, de manera intencionada, no me dan completo.
«Esto es fútbol, papá». La frase de moda que define esta infamia, que no podía ser de otro personaje que no fuera José Bordalás, máximo exponente de la ignominia. Tratan de adornarla con una narrativa forzada y metida con calzador que viene a significar que el fútbol es para listos, cuando en realidad, actualmente, le pertenece a los tramposos. Es como escuchar al diablo prometer el paraíso. Enhorabuena a todos aquellos que participan conscientemente de esta farsa y aceptan, colaboran y aplauden este homicidio deportivo. Os arrepentiréis.
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