Adiós a la primavera en el Real Valladolid
Libre directo ·
El daño que Ronaldo Nazário ha hecho al Pucela es incalculableAlberto Cuesta
Lunes, 19 de mayo 2025, 19:48
Hay una canción de Antílopez, grupo musical al que profeso verdadera devoción, que comienza así: «La primavera pasó de largo, sin despedirse con un beso. ... Sólo ha dejado un silencio amargo, al otro lado del dintel». Llevándolo a mi terreno, la primavera sería una Primera División que se le escapa al Real Valladolid de las manos sin decirle adiós porque no lo merece y el silencio sería el ambiente vivido tras el final del encuentro ante el Alavés. Ni críticas ni quejas ni pitidos. La nada. El vacío. Resignación, letargo y amargura, más allá del dintel del terreno de juego, de una afición desencantada tras una «primavera» agotadora.
Si la canción es una triste alegoría sobre cómo el tiempo y la vida se le escapan de las manos a alguien que no hace nada para remediarlo y acaba arrepentido por ello, la temporada del Real Valladolid es exactamente eso: una clase magistral sobre cómo malgastar el tiempo y desperdiciar oportunidades, sobre la apatía mostrada ante una situación que te atropella y sobre el remordimiento que ya empezamos a sentir debido a la incertidumbre que nos depara en el futuro. La canción finaliza de la siguiente manera: «¿Primavera, dónde has ido? ¿Primavera, dónde estás? ¿Por qué me dejas atrás? Por favor, no corras más, que no sé dónde vas. No sé cuándo volverás». Esto es algo en lo que no puedo dejar de pensar. Desde hace tiempo. Y como yo, muchos aficionados desilusionados. ¿Qué ha pasado con esta temporada en Primera? ¿Dónde se ha ido? ¿Por qué ha tenido que ser así? Y, sobre todo, ¿cuánto tiempo vamos a tardar en volver?
Después de casi treinta años siguiendo al equipo, en una época tan decadente culminada con la temporada del desastre, no puedo evitar sentirme en cierto modo responsable por desear algo que parece imposible. Estabilidad, ilusión y alguna temporada destacable. No pido más, pero parece demasiado. Por cada momento medianamente positivo, han llegado incontables golpes, a cada cual más difícil de soportar, pero faltaba rubricar el desastre con la peor temporada de la historia del club y de la competición. El daño que Ronaldo Nazário le ha hecho al Real Valladolid es incalculable.
Esperábamos éxito y sólo hemos cosechado fracasos. Nos quisieron convencer de que aspirábamos al paraíso y hemos acabado en el infierno. Queríamos flores y sólo hemos tenido espinas. La «primavera» se va… y no sé cuándo volverá.
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