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Una actuación de la banda leonesa. / M. Á. PÉREZ
LEÓN

Recobrar el espíritu navideño

MIGUEL Á. P. LAMAS

Sábado, 23 de diciembre 2006, 02:41

La banda municipal de León aportará de nuevo sus melodías a la Navidad tras solucionarse el conflicto económico que mantenían con el Ayuntamiento de la ciudad por la falta de aportación de las subvenciones concedidas hace un año. La banda es una asociación cultural, que tiene establecido presidente, secretario, tesorero y dos vocales, algo que «antes no existía» con el anterior director Ángel González.

La polémica surgió cuando la banda decidió cesar su actividad para presionar al Ayuntamiento, que no les pagaba desde enero. Tras el anuncio, el alcalde, Mario Amilivia, decidió dar la orden de abonar 6 meses para solucionar el problema.

De modo que los músicos retomaron ayer mismo los ensayos de cara a su próxima actuación el domingo en la residencia para la tercera edad del barrio leonés de San Mamés, actuación que la sociedad realiza desde hace 50 años para animar la noche a los mayores que pasan la Nochebuena allí. El próximo día 5 de enero recibirán a Sus Majestades Los Reyes de Oriente a su llegada en ferrocarril.

Lo que resta de año el consistorio tiene interés en que la banda municipal esté a punto en Semana Santa, San Juan y para otros actos públicos en los que la música se hace imprescindible.

El Ayuntamiento subvenciona a los miembros con una aportación para cada uno de forma que resulta una ayuda a una sociedad sin ánimo de lucro, dado que la aportación, de entre 100 y 200 euros, sirve para el mantenimiento de los instrumentos propios de cada músico; labor que resulta, en ocasiones muy costosa, dado el alto precio de las piezas de cada uno, como por ejemplo una caña de clarinete, que cuesta 4 euros y dura muy poco. La subvención que aporta el Consistorio leonés también se destina a la compra de algún instrumento y para los uniformes.

La banda cuenta con 35 miembros, de los que 20 son estudiantes de música, el resto personas mayores que se acercaron a la banda como afición. Estos últimos manejan especialmente, instrumentos como la tuba o el bombardino, para los que no salen jóvenes músicos que quieran hacerse cargo, «porque son unos elementos tan voluminosos que se asustan», explica el director de la banda Agustín Lorenzo Gómez. Aunque hay muchos flautas y saxofones, faltan responsables para los instrumentos de gran tamaño; «el maestro del bombardino es una persona mayor, pero que está aguantando porque no hay niños que estudien el bombardino, al menos en León».

Uno de los grandes problemas es la falta de relevo generacional en el ámbito de algunos instrumentos. «La tuba es preciosa, el bombardino es media banda, pero los jóvenes prefieren flautas, saxofones y trompetas», indicó Lorenzo Gómez.

Otro de los problemas observados en el funcionamiento habitual de la banda pasa por la fuga de talentos. Los jóvenes con carrera tienen que marcharse a Oviedo o Salamanca y dejan un hueco permanente difícil de llenar, hasta encontrar otra persona que pueda entrar a suplir al músico. Resulta complicado volver a empezar con la gente joven. Además los miembros que trabajan tienen que adaptar su horario de trabajo a las horas de ensayo, normalmente este no suele ser favorable, pero el trabajo permite ir sacando adelante el conjunto musical.

Los integrantes no ocupan plaza de funcionario o de empleados municipales, como los oficinistas, bedeles o administrativos, por lo tanto no son trabajadores de la administración, por lo que no tienen un sueldo sino una subvención o gratificación concedida por el consistorio. A este respecto el director de la banda apunta que «hay muchas así, aunque figuren como banda municipal».

Afición

Los miembros del colectivo integran la banda «más que nada por afición». Son chicos que están estudiando el instrumento que ellos manejan y la banda les sirve para perfeccionar esta educación musical, además de lograr su perfeccionamiento y puesta en práctica, «es como una escuela».

La historia de la llamada Banda Municipal de León surge en el siglo XIX, tiempo en el que perteneció su tutela a la diputación provincial, aunque por problemas económicos de diversa índole la institución abandonó al colectivo a su suerte, hasta que se hiciera cargo de él el maestro Odón Alonso, padre, tiempo en el que pasó a integrar la cuenta de gastos del Ayuntamiento capitalino, allá por la década de los años 30.

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