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Villamuriel despide con desolación y orgullo al joven militar fallecido
El municipio ha salido a la calle para homenajear a Andrés Martín Pérez en un funeral organizado por el Ejército y en el que ha sido condecorado a título póstumo
Se podían oír hasta los latidos y respiraciones del silencio que había este martes en Villamuriel del Cerrato. Y no porque el pueblo estuviera ... vacío. Muy al contrario, todos los vecinos estaban allí, arropando a la familia del joven de 28 años Andrés Martín Pérez, el militar palentino que falleció el sábado tras sufrir una parada cardiorrespiratoria cuando hacía un curso de buceo en el Centro de la Armada en Cartagena (Murcia). El silencio era sepulcral, solemne, directamente proporcional a la consternación y al dolor que se dejan sentir en las calles de la localidad desde que el pasado viernes se conociera la noticia de que Andrés había sido trasladado al hospital tras haber sufrido el que a la postre se convirtió en un trágico percance.
Un silencio solo roto en dos ocasiones, una de ellas en el interior de la abarrotada iglesia de Santa María La Mayor, donde se ha oficiado el funeral, cuando dos amigas del militar palentino han evocado vivencias, recuerdos y anécdotas con unas palabras cerradas con un cálido aplauso. La otra, al final del homenaje que los compañeros del Regimiento Número 1 de Ingenieros de Castrillo del Val (Burgos) brindaron a Andrés Martín Pérez cuando el coche fúnebre con sus restos, situado al final de la escalinata de entrada al templo, abandonaba el lugar para conducir el cadáver a su incineración. Ahí, las palmas se han escuchado en todo el pueblo.
Villamuriel de Cerrato ha despedido con todos los honores y un sepelio organizado por el Ejército de Tierra al cabo Andrés Martín Pérez, que ingresó en las Fuerzas Armadas en el año 2012. Pasaban unos minutos de las 11:30 horas cuando el féretro con su cuerpo ha salido del velatorio de San Millán portado a hombros por ocho de los compañeros más cercanos al joven militar. «Trabajábamos a diario con Andrés», comentaba uno de ellos. Flanqueados por otros siete militares, el que abría la comitiva portando la gorra de Andrés y el resto cargando con sus armas, el saludo militar ha hecho que se levantara una nube de brazos.
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Entre ellos, el del general de división Juan Carlos González Díez, jefe de la nueva División San Marcial y representante del Ejército de Tierra en Castilla y León y Cantabria; el del coronel del Regimiento de Ingenieros Número 1 de Castrillo del Val, Luis Sanz Muñoz, y el del subdelegado de Defensa en Palencia, el coronel Carlos Hidalgo Rilova, así como mandos de la Armada. En autobuses y vehículos particulares se había desplazado a Villamuriel el numeroso contingente de militares del Regimiento de Ingenieros Número 1 que quiso despedir a su compañero de armas, cuyos órganos han sido donados.
Con el féretro a hombros, los compañeros de Andrés han enfilado hacia la Calle Mayor y han recorrido la distancia hasta las escalinatas de acceso a la iglesia, seguidos por la familia del joven, mandos militares y una larga comitiva de amigos, allegados y vecinos. Tras subir los peldaños, el féretro se ha detenido a la entrada del templo, donde el general de División Juan Carlos González Díez ha impuesto a título póstumo a Andrés Martín Pérez la Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo. Y acto seguido se ha oficiado el funeral por el párroco de Villamuriel, Miguel Ruiz, ayudado por el páter de la Armada de Cartagena y otro cura castrense. Miguel Ruiz aludió al filósofo griego Epicteto y a su frase 'Un barco no debería navegar con una sola ancla, ni la vida con una sola esperanza', para señalar que la vida de Andrés «tiene muchas anclas».
«Su familia, el deporte (el joven era jugador del CDVillamuriel), sus amigos y su peña 'Decídete', y el Ejército. Nos desconcierta que una vida tan bien anclada tenga este fatal desenlace, pero igual que Jesús sacó a Pedro a flote y le subió a la barca, como dice el Evangelio según San Mateo, también escuchará el grito de Andrés y le devolverá a la barca», añadió.
Concluido el funeral, el féretro ha sido portado de nuevo a hombros hasta el final de la escalinata y allí los compañeros de Andrés han doblado la bandera de España que el coronel Luis Sanz Muñoz ha entregado a su madre, con todos los vecinos de Villamuriel con una mezcla de orgullo y desolación por la pérdida de un joven que va a ser «eterno para todos».
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