La Catedral de Palencia expondrá las piezas textiles restauradas con motivo del centenario

El arduo trabajo no se realiza en un solo curso, es imposible por la minuciosidad y los distintos pasos que tienen que llevarse a cabo. En la restauración del escritorio y el atril se han invertido dos años, mientras que en las cuatro obras textiles (alfombra, capa pluvial, casulla e imagen vestidera) han trabajado cinco o seis generaciones de la propia escuela.

«Es algo beneficioso para la Diócesis, que tiene unas obras restauradas que pueden exponerse con el centenario, y para la escuela, que ayuda y colabora en este trabajo de restauración. Son alumnos y profesores que han trabajado en estos proyectos de dos ciclos distintos, Ebanistería y Textil», afirmó ayer el delegado de la Junta, José Antonio Rubio Mielgo.

La colaboración ya existía con los Estudios Superiores de Conservación y Restauración de Bienes Culturales para la restauración de bienes textiles. Pero hace dos años, se extendió este trabajo también a las piezas que puedan ser objeto de restauración en el Ciclo de Grado Superior de Ebanistería Artística, en el módulo de restauración.

No estuvieron ayer presentes los alumnos, quienes con sus ganas de aprender y su ilusión han devuelto el esplendor a estas piezas tan castigadas por el tiempo y por las plagas, pero sí que asistieron -y explicaron el trabajo- los profesores Iván Mateo, Cristina Quijada y Javier Román. «Es una labor muy compleja y detallada. El alumnado trabaja bajo la guía de los conservadores y restauradores, y es un lujo que podamos tener estas restauraciones. Forman parte del patrimonio artístico», señaló, por su parte, la directora de la escuela Mariano Timón, Aránzazu Rebollo.

Sin duda, la joya de las seis restauraciones que se presentaron es la alfombra verde, del S. XVIII, una pieza extraordinaria realizada en Cuenca y con el escudo de la Catedral del Palencia en el medio, que contó con la colaboración de profesionales de la Real Fábrica de Tapices de Madrid que se desplazaron a Palencia para ayudar en la intervención. Ayer descansaba en el suelo -a la entrada de la cripta- para que todo el mundo pudiese admirarla, con un par de carteles en dos de sus esquinas: 'No pisar, por favor', que advertían del valor de la obra. «La pieza más significativa es la alfombra, es extraordinaria. La Catedral tiene una colección de alfombras del XVIII que cubrían el suelo del presbiterio y de algunas capillas», explicó José Luis Calvo, delegado Diocesano de Patrimonio Cultural.

«Estas obras contribuyen a dar más esplendor al séptimo centenario de la Catedral, que estamos celebrando. Bienvenidas, especialmente la alfombra. Recuperamos patrimonio histórico que se expondrá al público para que todos los palentinos y demás visitantes puedan disfrutar de estas joyas», agregó.

Aunque aún no hay ubicación fija para la alfombra, uno de los lugares que más gusta para su exposición es la Virgen Blanca, una de las capillas de la girola y donde se puso la primera piedra de la seo palentina el 1 de junio de 1321. Un lugar claramente significativo en estos días y donde se ha llevado a cabo la última intervención de la seo. «Sería un gran lugar y los visitantes podrían admirarla desde fuera de la capilla», sentenció Calvo.

Las otras tres piezas textiles, que pertenecen a distintas parroquias y se encontraban en el Museo Diocesano, también podrían ser expuestas en el templo de San Antolín con motivo de sus siete siglos de vida, mientras que el atril -que se utilizó ayer mismo para los discursos- y el escritorio aún no tienen ubicación fija.

«Creyentes y no creyentes podrán disfrutar del arte, del patrimonio común, hecho por generaciones anteriores y nuestro deber es mantenerlo y cuidarlo para generaciones venideras», concluyó el obispo de Palencia, Manuel Herrero. Seis obras ya vuelven a brillar con luz propia en la Catedral, tras haber recuperado toda su belleza.