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La vida toma forma en el Cerrato

Las particularidades del medio rural están convirtiendo en imprescindibles ciertos servicios y negocios durante la pandemia

Luis Antonio Curiel

Domingo, 14 de junio 2020, 09:47

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La incertidumbre derivada del decreto por el estado de alarma paralizó la mayoría de los negocios de pueblos y ciudades de España. Una situación que en el mundo rural ha vivido con una especial preocupación, pues muchos de estos negocios son el punto de encuentro para los vecinos, cuya vida gira en torno a estos espacios en los que se compra, se vende y también se sociabiliza.

Poco a poco, la vida se va normalizando en el mundo rural, teniendo muy presentes todas las medidas sanitarias de desinfección y distanciamiento social. Los distintos negocios intensifican sus labores para recuperar la confianza de los clientes, muchos de ellos mayores, que todavía tienen miedo a salir a la calle.

Los empresarios confían en la temporada del verano para salvar estos meses, pues se prevé que la apertura de movimientos lleve a aparejada una llegada masiva de vecinos a los pueblos. Una situación que los propios vecinos viven también con temor, por el miedo al posible contagio del coronavirus. En todo caso, se trata de aplicar el sentido de la responsabilidad y de la prudencia para recuperar la normalidad.

En este contexto, los cerrateños van encontrándose en la calle y en los bares, y van disfrutando de los distintos servicios, como el taxi o la biblioteca. La normalidad llega con cautela al medio rural, que deja atrás la incertidumbre del pasado y se prepara para la del futuro.

Conra Santamaría, en su negocio.

Conra Santamaría | Dueño del Café Plaza de Baltanás

«La situación se va normalizando y los clientes pierden el miedo»

Conra Santamaría regenta el Café Plaza en Baltanás junto a su mujer, Cristina Masa. Fue el primer bar que cerró sus puertas, el 13 de marzo, y el primero en abrirlas, el día 23 de mayo, después de más de 70 días de parón e incertidumbre. Tenían todo preparado para abrir sus puertas el 11 de mayo, fecha en la que se esperaba que Baltanás hubiera pasado de fase, pero no fue posible. Tocó esperar dos semanas más. «Somos muy positivos, pues se trata de empezar a andar y de aprovechar esta nueva oportunidad. Nosotros nos preparamos en cuanto nos dijeron que podíamos pasar de fase, así que ya teníamos todo listo para recibir a nuestros primeros clientes», explicó Conra Santamaría.

Por ello, han dotado el local con varios puntos de gel hidroalcohólico, incluyendo uno en el exterior para la gente que utiliza la terraza. Desinfectan las mesas y sillas después de su uso, también los baños y mantienen las medidas de distanciamiento en todos sus espacios. En estos momentos, tienen la terraza al 50% y esperan incrementarla.

Conra y Cristina, junto a sus tres hijos, se han dado cita cada tarde, a las ocho, para animar a sus vecinos con la canción 'Resistiré'. Una melodía que resonaba de un modo especial y que ha sido uno de los momentos más esperados cada día del confinamiento. «Ahora parece que los vecinos nos llevamos mejor, pues han aflorado de un modo especial los sentimientos. Valoramos más lo que tenemos y eso es muy importante», destaca Conra.

Reconoce que los primeros días han sido raros, pues nadie sabía cómo actuar. Poco a poco, la situación se va normalizando y los clientes van respondiendo con normalidad. De hecho, varios empleados de la banca, sanidad o construcción, que también han estado prestando los servicios en estos meses, han agradecido la posibilidad de recuperar el café o el almuerzo.

La normalidad también va llegando a la plantilla del Café Plaza, pues esta semana ya ha sacado a una de sus empleadas del ERTE y en los próximos días lo hará con la otra. Se trata de ir dando pasos para normalizar la situación, ofreciendo siempre la seguridad para los clientes.

María José Valdés recoge libros a dos usuarias de la biblioteca.

María José Valdés | Bibliotecaria de Baltanás

«Los vecinos tenían muchas ganas de volver a la biblioteca porque es buen momento para recuperar la lectura»

Los amantes de la lectura de Baltanás han recibido con alegría la apertura de la Biblioteca Municipal el pasado 26 de mayo. Al frente, María José Valdés, que durante estos meses ha desinfectado cada libro para que todo estuviera a punto para la reapertura. Al igual que el resto de bibliotecas de la provincia, también se ha formado para adaptarse a la nueva situación según los criterios actuales.

Los primeros días, los vecinos han acudido a devolver sus libros y a llevarse nuevos ejemplares para seguir disfrutando de la lectura en esta situación, en la que pasan más horas de lo habitual en casa. Los usuarios depositan los libros en una bolsa de plástico, donde permanecerán durante 14 días para guardar así la cuarentena. Además, está limitado el acceso, por lo que es la propia bibliotecaria la que busca y entrega los libros a los lectores. Todo ello con las correspondientes medidas sanitarias, protegida con guantes y mascarilla. «Es una situación rara trabajar así, pues la gente está acostumbrada a entrar en la biblioteca, mirar los libros y leer alguna página, antes de llevárselos. Por suerte, como conozco a la mayoría de los usuarios y sé sus gustos, me es fácil acertar con los libros que les recomiendo, lo que agradecen de un modo especial. La gente tenía muchas ganas de venir a la biblioteca y muchos me han estado preguntando por su apertura cuando me veían en los recados. Este tiempo de confinamiento ha sido una buena oportunidad para recuperar el hábito de lectura», señala.

Elena Fañanas.

Elena Fañanas | Eurotaxi del Cerrato

«Los Ayuntamientos se deben implicar para que los pueblos no pierdan el taxi»

Elena Fañanas Valdés ofrece uno de los servicios imprescindibles en el Cerrato, el taxi, que cuenta con su plaza en Baltanás y Antigüedad, aunque atiende a varios pueblos de la comarca. Siempre con una sonrisa, con actitud de servicio y manteniendo unos precios populares para que todos los cerrateños puedan utilizar el taxi cuando lo necesiten.

Con el decreto del estado de alarma su actividad paró por completo, manteniendo los servicios mínimos esenciales como las urgencias médicas y las compras a la gente mayor. «Muchos de nuestros vecinos son personas mayores y tienen miedo a salir, por lo que en algunos casos me he encargado de hacerles la compra y llevársela a sus domicilios. Incluso algún vecino me ha dado el pin de su tarjeta para que le sacara dinero, pues no quería salir a la calle, atemorizado por el coronavirus», asegura.

Durante el confinamiento, Elena ha llevado a algunas personas a urgencias y a otras familias les ha realizado la compra. No obstante, las circunstancias le obligaron a realizar un cese del negocio temporal, pues cumplía perfectamente los requisitos al bajar un 75% su actividad. Se supone que en los próximos días le devolverán la cuota de autónomo.

José Ángel Escudero 'Koke', en su bar de Cevico Navero.

José Ángel Escudero 'Koke' | Dueño del bar Alfoz de Cevico Navero

«El bar es fundamental en el pueblo porque es el punto de encuentro»

José Ángel Escudero 'Koke', abrió las puertas del bar 'Alfoz' ocho días antes del confinamiento, con una importante inversión realizada para los puentes y la Semana Santa. La situación le pilló totalmente fuera de juego, pues en estos meses ha tenido que hacer frente a los gastos fijos y al alquiler, además de pagar todo el género adquirido, a pesar de que sus ingresos han sido nulos. Solicitó la ayuda que se concede a los autónomos, pero aún no la ha cobrado.

Koke contaba con un trabajo fijo, pero veía cómo su pueblo se iba muriendo poco a poco, con un solo bar y el mesón durante los fines de semana. Por este motivo decidió dar un paso al frente y alquiló el bar 'Alfoz', que llevaba varios meses cerrado, para dar vida al pueblo y prestar un buen servicio a sus vecinos. Conoce muy de cerca el mundo de la hostelería, pues ha regentado varios negocios en distintos puntos de la provincia.

La ilusión de Koke permitirá a los vecinos disfrutar de una cena o consumición bajo la sombra del parque del antiguo ambulatorio, que él mismo ha acondicionado para tal fin, siempre con el visto bueno y apoyo del Ayuntamiento de Cevico Navero. De hecho, durante el confinamiento ha colaborado de manera desinteresada en la mejora de distintos espacios comunitarios del pueblo.

Reconoce que las medidas sanitarias incrementan notablemente el trabajo, aunque mantiene los mismos precios. «Por ejemplo, servir una cerveza te supone tres paseos a la terraza, pero nos hemos adaptado a la nueva situación porque queríamos abrir y dar servicio. El bar es fundamental en los pueblos, pues es un punto de encuentro para todos los vecinos, muchos de ellos mayores y que viven solos», comenta Koke.

Koke tiene muchas ideas y proyectos para el verano, que mantendrá en otros momentos del año, con el fin de motivar a los cerrateños a salir de sus casas y disfrutar de una buena hamburguesa en un ambiente especial. Ya el pasado fin de semana sirvió sus primeras cenas y la gente quedó encantada. Este hombre es consciente de que los bares rurales viven de los jubilados a diario, que son los que mantienen estos negocios durante todo el año, pero reconoce que en los pueblos siempre son bien recibidos los que residen fuera. «Creo que el verano va a ser un buen empujón para el mundo rural. Ojalá sean muchos los vecinos que, después de todo esto, vuelvan al pueblo, como he hecho yo con la reapertura de este negocio. El mundo rural ofrece muchas oportunidades», destaca optimista Koke.

Carmen Pérez y José María Aguilera, de Hornillos de Cerrato.

José María Aguilera y Carmen Pérez | Hostelero y tendera de Hornillos de Cerrato

«Hacemos la compra a los vecinos y se la subimos a sus casas»

Carmen Pérez regenta la tienda de ultramarinos de Hornillos de Cerrato, que durante estos meses está prestando un servicio muy importante a los hornilleros. «Con el fin de que la gente no saliera de casa, nos hemos encargado de hacerles las compra y llevársela a sus domicilios, algo que aún seguimos haciendo con muchas familias. La tienda está prestando un buen servicio y los vecinos están muy contentos con todas las gestiones que realizamos, pues nos preparan su lista de la compra y nos encargamos de hacérsela, atendiendo a sus gustos y necesidades», comenta Carmen Pérez, responsable del establecimiento, que también es el punto de venta del pan.

En el caso del bar de la localidad, abrió sus puertas el 11 de mayo, pues pertenece a la zona de salud de Torquemada, por lo que fue uno de los primeros bares de la provincia en abrir sus puertas desde la declaración del estado de alarma. La primera semana registró pocos clientes, pues únicamente se podía utilizar la terraza y el tiempo no acompañó, ya que llovió e hizo frío. Además, se une el factor del miedo, pues a los vecinos les está costando recuperar la normalidad. «Es verdad que en estos días se va notando una mayor afluencia de vecinos, que respetan todas las medidas de seguridad para entrar en la tienda o acudir al bar. Lo que más les está costando es no jugar a las cartas, pues aquí vienen todos los días del año y el bar es su punto de encuentro. Poco a poco, vamos regresando a la normalidad, aunque el miedo sigue presente entre los vecinos», señala Pepe Aguilera, encargado del bar.

Esta familia agradece de un modo especial el apoyo prestado por el Ayuntamiento de Hornillos de Cerrato durante este tiempo. Con motivo de la fiesta de San Miguel Arcángel, el ocho de mayo, el Ayuntamiento encargó la comida para todos los vecinos, que fue repartida por sus casas para que pudieran celebrar la fiesta en familia. Desde el Ayuntamiento están muy pendientes de las medidas sanitarias para que los establecimientos sean espacios seguros para todos los hornilleros.

Durante este tiempo, además, Carmen y Pepe han preparado comidas por encargo, como paellas y pollos, para que así los vecinos tuvieran un aliciente para disfrutar de un menú diferente.

Poco a poco, Hornillos de Cerrato va recuperando la normalidad y cada vez son más los que se animan a almorzar en el bar, varios de pueblos vecinos. También se van incorporando al trabajo los empleados de los parques eólicos, que suelen pasarse por el bar a comer o tomar algo.

El bar y la tienda son servicios imprescindibles en la vida de Hornillos de Cerrato, por lo que los vecinos van normalizando la situación, compartiendo conversaciones en la distancia y con el deseo de poner sus cartas sobre el tapete.

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